· Según el Informe Estadístico de Seguridad Social de la Caja de Jubilaciones, correspondiente al mes de enero de 2011, la Caja pagó 90.990 beneficios, de los cuales el 77% son jubilaciones y el 23% restante son pensiones.
· La distribución por sexo muestra que el 59% de las jubilaciones y el 85% de las pensiones son mujeres. Esta composición tiene altas implicancias previsionales ya que la mujeres tiene mayores expectativas de vida que los varones.
· El 82% de las actuales jubiladas accedió al beneficio jubilatorio siendo menor de 60 años; la edad de retiro que fija el régimen general. Entre las docentes esta proporción aumenta al 89%. Entre los jubilados varones, el 92% se retiró antes de los 65 años de edad; edad mínima de retiro en el régimen general.
· Esta situación es la consecuencia de las normativas que fueron aplicadas a lo largo del tiempo. Dentro de ellas, de alto impacto en el sistema previsional provincial, cabe considerar las que fijan reglas especiales para los docentes y personal de seguridad. A diferencia de lo que ocurre en el sistema nacional, donde sus participaciones son relativamente bajas, en la Caja los docentes representan el 32% del total de beneficiarios y seguridad el 17%.
· En materia docente, la norma vigente, que está armonizada con la nacional, establece como requisitos mínimos para el acceso a la jubilación tener 57 años de edad y 25 años de aportes. Según estimaciones demográficas, en la actualidad la esperanza de sobre vida para una mujer de 57 años es de aproximadamente 26,1 años.
· Es decir que, bajo la situación demográfica actual, el período mínimo de aportes de las docentes es menor, en poco más de un año, al período de pago de jubilaciones. La brecha se amplía si además se considera la probabilidad de que la jubilación puede dar motivo al otorgamiento de una pensión derivada en caso de fallecimiento de la jubilada.
· Dado que el proceso de mayor longevidad se mantendrá, la brecha tiende a aumentar. Según estudios demográficos se espera que para el año 2020 la expectativa de vida de una mujer de 57 años se incremente en 10 meses respecto a la edad estimada para la actualidad (pasa de 26,1 años a 26,9 años). En consecuencia, la diferencia entre el período con derecho a cobro de jubilación respecto a al periodo aportado se aproxima a los 2 años.