El cura cordobés que une Ushuaia con Humahuaca en mula, por Brochero

Jorge Rearte es sacerdote en Villa Allende. Devoto del flamante santo, ha hecho diversas travesías para divulgar su obra. Ahora está uniendo los dos extremos del país: de Tierra del Fuego a Jujuy, en cuatro meses.

En el nombre del cura Brochero se emprenden las más diversas misiones. Cabalgatas y travesías en mula intentan transitar bajo la sombra del cordobés hecho santo. Por estos días, una de esas trayectorias, tal vez la más larga emprendida hasta ahora, va camino de Tierra del Fuego a Jujuy y tiene a un cordobés como protagonista.

Seis jinetes a lomo de mula son parte de la patriada que comenzó a fines de diciembre pasado desde “el fin del mundo” y quiere llegar en abril al norte argentino, recorriendo 11 provincias, de Ushuaia a Humahuaca. Una figura tallada en madera del Brochero en mula acompaña la misión. Cuando llegue a destino, esa pequeña esfinge quedará depositada en la catedral de Humahuaca.

El sacerdote que encabeza el proyecto es Jorge Rearte, cordobés nacido en Villa Dolores y radicado en Villa Allende. Es conocido por sus misiones: lleva otras seis travesías en sus alforjas. La más larga hasta ahora había sido de Río Negro a Traslasierra. En esta séptima misión serán 4.500 los kilómetros de recorrido llevando la imagen del religioso transerrano.

Las mulas son su transporte, aunque los tramos de mayor extensión son cubiertos en vehículos. Si no, el viaje tomaría mucho más que los cuatro meses previstos.

“Comencé a conocer la obra de Brochero a través de mis padres y mis tíos, que me llevaban a su santuario. Me sorprendían sus historias, su museo, sus fotos. Después me enteré de que la misa de las bodas de oro de mis bisabuelos la ofició el cura. Había una relación”, dice Rearte a La Voz, desde el extremo sur, en un alto en el camino.

En la parada de Río Gallegos fueron recibidos por el obispo y por otro cura cordobés, el villamariense Fabián Gilli, quien está destinado a un templo de esa ciudad patagónica.

Descubrirlo

Cuando volvió de su primer destino en Buenos Aires a la provincia de Córdoba, Rearte empezó a recorrer las Sierras, en plan de descansar de la vorágine del conurbano. Fue en esos viajes cuando conoció la huella que José Gabriel Brochero había dejado hace un siglo en la gente.

Como algunas tradiciones habían perdido peso, empezó a proponer retiros, a los que cada vez asistía más gente. Después de unos años, entendió que había llegado la hora de hacer un pequeño sacrificio más.

“Me habían regalado un mulo para recorrer las Sierras. Y un día propuse una misión para sacar la devoción por Brochero hacia otras provincias”, recuerda.

En 2004, la primera incursión fue desde Traslasierra hasta Catamarca. Luego le siguieron otras a Luján, Río Negro, Salta, La Rioja y Misiones. Cada nuevo objetivo sonaba en principio imposible, pero se fueron cumpliendo.

Los peregrinos no son siempre los mismos, salvo el padre Rearte, que está en todas.

“Hay que estar preparado. Esto es una cuestión de fe. Andar se vuelve aburrido, es cansador, y en este caso son cuatro meses. Esto no es para cualquiera. Hay que estar preparados”, remarca el sacerdote, que algo sabe de esto.

En todo viaje grupal largo suele haber crisis. Pero con el diálogo buscan superar los problemas. “La ofrenda que hacemos a Brochero es peregrinar bien. Si vamos con disgusto, no sirve para nada”, aclara Rearte.

 La travesía

El recorrido previsto, partiendo de la isla de Tierra del Fuego, es subir en Santa Cruz por ruta 3 hasta Fitz Roy, y luego desviar hacia la ruta 40, para atravesar las provincias de Chubut, de Neuquén, de Mendoza y de San Juan, donde los espera un capítulo especial. En esa provincia se confirmó el segundo milagro que llevó al cura gaucho a los altares. Y habrá una parada especial con ese motivo.

 Y habrá más

Ir de una punta a la otra del país no es el último objetivo de estas travesías. Llevar la imagen de Brochero fuera del país es parte de la misión que se ha propuesto Rearte para el futuro cercano.

Tanto es así que ya está pensando en la octava travesía, que será con una escala en Entre Ríos, la única provincia que le falta pisar, para llegar luego hasta Uruguay.

La resistencia y la firmeza de los mulos los volvieron los animales elegidos por Brochero para llevar su misión hasta los lugares más inaccesibles de las Altas Cumbres cordobesas. Convertido en santo, su figura se pasea ahora por todo el país, y muchos otros destinos lo esperan. Y la mula sigue ahí.

Fuente: La Voz

 

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