Ante el grave colapso del servicio eléctrico evidenciada en las últimas semanas en la zona metropolitana de Buenos Aires y de otras grandes ciudades de nuestro país, las cooperativas de electricidad manifestaron:
Nuestras empresas cooperativas tienen tendidos eléctricos no solo en ámbitos urbanos que en general son de baja densidad poblacional, sino también en extensas zonas rurales donde hay varios kilómetros de distancia entre cada conexión. Nacimos y crecimos allí, para satisfacer las necesidades de los asociados, en respuesta a los abusos o al abandono.
Sostenernos requiere de desafíos permanentes, pero somos nosotros quienes dirigimos nuestras empresas cooperativas y el interés de ellas está alineado con nuestros intereses y los valores y principios solidarios, no sólo en épocas de crisis, sino desde siempre.
Porque no perseguimos el afán de lucro, nuestro modelo de autogestión prioriza el precio justo, la planificación de obras, la calidad del servicio y la atención al usuario, elementos ausentes en la reciente crisis.
A diferencia de las empresas privadas de capital de lucro, las que constituimos los propios asociados-usuarios, a pesar de que en muchos casos nuestros balances arrojan resultados negativos hemos invertido todo lo posible y más aún, para tratar de mantener un servicio de calidad tanto en ciudades como en centenares de pueblos, a lo largo y a lo ancho de todo nuestro país.
En estos días se apreciaron las diferencias, ya que a pesar de que los grandes medios de difusión masiva no resaltaron el hecho, la prestación del servicio eléctrico cooperativo respondió al desafío con alta eficacia y eficiencia.
Además, generamos en el interior del país más fuentes de trabajo que las empresas privadas con fines de lucro, con puestos de trabajos de alta calificación y de excelente retribución salarial. Somos los propios asociados quienes tenemos la dirección de nuestras empresas cooperativas y democráticamente en nuestras asambleas decidimos sobre el destino de los excedentes. Por eso, podemos planificar ordenadamente nuestras inversiones, tanto en líneas eléctricas como en puestos de transformación, con el objeto de evitar que el sistema colapse, como sucedió en Capital Federal.
La tecnología al servicio de la gente y en manos de las cooperativas en el interior del país está presente, da respuestas, a pesar de que no figure en las primeras planas.
En abril de 2012, desde distintos puntos de varias provincias aportamos decenas de cuadrillas para restablecer en pocos días el servicio eléctrico a 100 mil familias del GBA Oeste, azotado por un tornado, ayudamos a las empresas privadas distribuidoras en esa zona, fuimos solidarios con los usuarios, y demostramos que nuestra capacidad técnica, humana y operativa es de máximo nivel.
Con más de 80 años de trayectoria, desde que se constituyó en el año 1926 la primera cooperativa eléctrica de Latinoamérica en Punta Alta (provincia de Buenos Aires), y presencia en unas 600 localidades de todo el país, las cooperativas eléctricas demostramos, aun en momentos no exentos de dificultades financieras, que las poblaciones podemos abastecernos de servicios públicos esenciales a un precio justo, y retornando los excedentes del servicio en más inversiones al servicio de los propios asociados-usuarios.
El debate sobre concesiones, tarifas y subsidios abierto a partir de esta última y previsible crisis abre la oportunidad de bucear más a fondo en la problemática de los servicios públicos, donde se puso de manifiesto la necesidad de que el Estado juegue un rol central y que exista en la gestión una mayor participación de los usuarios. Las cooperativas tenemos mucho para decir, mucho para ofrecer y los hechos recientes avalan nuestra capacidad.
Fuente: COPERAR. Confederación Cooperativa de la República Argentina Ltda.