«El estudio histopatológico definitivo constató la presencia de nódulos en ambos lóbulos de la glándula tiroides, pero descartó la presencia de células cancerígenas, modificando el diagnóstico inicial», indicó el parte médico leído por el secretario de Comunicación Pública, Alfredo Scoccimarro.
La Presidenta abandonó el hospital a las 11.05, cuando el helicóptero partió de Pilar a la residencia de Olivos, donde continuará con su recuperación hasta el próximo martes 24, cuando prevé retomar sus funciones.
Recuperación total
El vocero presidencial agregó que la «histología fue informada como adenomas foriculares, por lo que de acuerdo a este favorable diagnóstico el
equipo médico consideró que el tratamiento aplicado es suficiente, no siendo necesario la administración de yodo radiactivo».
En el comunicado se detalló que la mandataria «descansó normalmente» y se encontraba «en óptimo estado general», luego de haber sido sometida el último miércoles a una tireidoctomía total y haber permanecido 72 horas bajo observación.
Dos semanas antes se le había detectado un nódulo en la glándula tiroides que había sido diagnosticado como carcinoma papilar, según se informó el 27 de diciembre, en la Cassa Rosada.
Sin embargo, el último parte brindado en la puerta del hospital y firmado por el equipo médico presidencial que integran los doctores Luis Bonomo y Marcelo Ballesteros cambió el diagnóstico a «adenoma folicular».
En tanto, tras el anuncio de Scoccimarro, la dirección del hospital Austral agradeció a la Presidenta la «confianza» depositada para hacerse cargo de la internación y la operación, realizada por Pedro Saco y su equipo.
Una fina diferencia
El cambio de diagnóstico en la patología de la presidenta Cristina Fernández informado antes de que se le diera el alta planteó la modificación de carcinoma a adenoma, una afección aún de menor gravedad, pero que tiene una fina diferencia y sugiere la extirpación de la glándula tiroides. Distintos estudios médicos coinciden en afirmar que es difícil distinguir entre un adenoma folicular y un carcinoma de tiroides, como había informado el 27 de diciembre Scoccimarro.
En ese sentido, la sugerencia es extirpar el lóbulo tiroideo afectado -en este caso se le extrajo la glándula entera- y, una vez fuera, establecer el diagnóstico adecuado con el tejido removido del cuello, tal como se hizo en el caso de la Presidenta.
El ex ministro de Salud bonaerense, Claudio Zin, explicó que la falla radicó en el diagnóstico inicial de la jefa de Estado. «El médico endocrinólogo (clínico) examina al paciente y hace el diagnóstico clínico presuntivo, que es confirmado por una biopsia que él indica e interpreta de acuerdo a la clínica del paciente. El patólogo confirma o no la sospecha clínica, con el diagnóstico anatomopatológico», escribió en su cuenta de la red social Twitter.
Y la ex titular de la Sociedad Argentina de Endocrinología y Metabolismo (Saem), Alicia Gauna, explicó que «al confirmarse que se trató de adenomas foliculares, la enfermedad quedó resuelta con la cirugía», aunque adelantó que «igualmente se debe inciar un habitual control”, y estimó que atravesará un «posoperatorio normal para un caso de tiroidectomía total (la intervención a la que fue sometida Cristina)».