Mitos y realidades de la diabetes

Reconozca algunas creencias erróneas en torno a la enfermedad que pueden impedir o demorar su prevención y el tratamiento adecuado.

MITO: La causa de la diabetes es comer mucha azúcar o tener sobrepeso.

REALIDAD: La diabetes no es el resultado de comer mucha azúcar ni tener kilos extra. Sin embargo, comer más de lo que el cuerpo requiere y no hacer actividad física aumentan el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.

MITO: La diabetes y la obesidad se heredan y no tiene sentido cuidar la alimentación ni hacer actividad física.

REALIDAD: Tanto en la diabetes tipo 2 como en la obesidad hay un componente genético (por esa razón, muchas familias tienen más de un miembro con estas enfermedades). Sin embargo, los factores ambientales, como la alimentación y el ejercicio, son importantes en el desarrollo de ambas. Una alimentación saludable y el ejercicio físico pueden prevenir o retrasar la aparición de diabetes tipo 2 u obesidad.

La diabetes es una enfermedad que dificulta la utilización correcta de la energía contenida en los alimentos, en especial de los azúcares.

 

MITO: Los niños pueden recuperarse de la diabetes con el tiempo.

REALIDAD: Por lo general, la diabetes tipo 1 es diagnosticada en la infancia y es el resultado de la destrucción de las células productoras de insulina en el páncreas. Como estas células no vuelven a crecer, esta forma de diabetes es de por vida. La diabetes tipo 2 es poco común en niños (pero su número está en aumento). Este tipo de diabetes también es de por vida y a menudo se desarrolla en personas mayores de 35 años.

MITO: La diabetes es contagiosa.

REALIDAD: Tanto la diabetes tipo 1 como la tipo 2 son enfermedades del metabolismo y no son contagiosas. No se puede contraer diabetes por contacto con otras personas.

MITO: La diabetes tipo 2 es menos grave que la diabetes tipo 1.

REALIDAD: Ambos tipos de diabetes pueden causar graves daños a la salud si no son tratadas adecuadamente. Las personas con cualquier tipo de diabetes están en riesgo de dañar sus ojos, riñones y pies a medida que pasa el tiempo. Sin embargo, el riesgo de desarrollar estas complicaciones puede ser altamente reducido con un buen control de la glucosa.

Las personas con diabetes tipo 2 pueden tener más riesgos que aquellos con diabetes tipo 1, ya que son mayores al momento del diagnóstico y, sin medidas preventivas, tienen más probablidades de desarrollar ataques cardí­acos. Debido al desarrollo natural de la enfermedad, varias personas con diabetes tipo 2 pueden eventualmente necesitar un tratamiento con insulina. Si la insulina se inicia a tiempo, varias de las complicaciones graves pueden evitarse.

Todas las personas con diabetes deben hacerse chequeos regulares en sus ojos, pies, riñones y corazón para detectar los problemas y tratarlos.

 

MITO: La diabetes se cura reduciendo la glucosa de la sangre a niveles normales.

REALIDAD
: La diabetes es una condición progresiva de largo plazo que no es curada sino controlada. Una meta del tratamiento de la diabetes es reducir los niveles de glucosa en sangre a niveles determinados que previenen el desarrollo de complicaciones. A veces, las personas con sobrepeso controlan su consumo de alimentos y aumentan su actividad física hasta un punto en que la diabetes desaparece, pero volverá si regresan al estilo de vida previo.

MITO: Un nivel alto de glucosa en sangre es normal en algunas personas

REALIDAD: Es falso. Las personas con diabetes deben mantener su nivel de glucosa tan cerca del rango normal como sea posible y conveniente. Niveles alto de glucosa llevan a un mayor riesgo de problemas de ojos, pie, corazón y riñones.

MITO: Todas las personas con diabetes necesitan inyecciones de insulina.

REALIDAD
: Si una persona necesitará o no inyecciones de insulina depende de varios factores, incluyendo el tipo de diabetes que padece. Todas las personas con diabetes tipo 1 necesitan insulina, y más tarde en el curso de la condición, muchas personas con diabetes tipo 2 también la necesitarán para alcanzar los niveles deseados de glucosa.

MITO: Aumentar el dosaje de insulina significa que la diabetes está empeorando.

REALIDAD
: No existe una dosis estándar de insulina para las personas con diabetes, de manera que la dosis debe ser ajustada para alcanzar los mejores niveles de glucosa posibles. Algunas personas son mucho más sensibles a la insulina que otras.

MITO: La insulina o los remedios tradicionales como los homeopáticos pueden curar la diabetes.

REALIDAD: La diabetes es una condición de larga duración que no puede ser curada por ningún remedio, ya sea homeopático, farmacológico u otros. Los remedios homeopáticos o ayurvédicos y tomar orina no son tratamientos recomendados para personas con diabetes.

MITO: Las personas con diabetes no pueden participar en deportes.

REALIDAD: La actividad física es importante en el tratamiento y prevención de la diabetes tipo 2, y tiene efectos benéficos que ayudan a controlar los niveles de glucosa, hipertensión y colesterol. Las personas con diabetes tipo 1, también pueden obtener beneficios de la actividad.

Antes de comenzar un programa de actividad física es importante consultar con un médico para no agravar ciertas complicaciones.


MITO: Una persona con diabetes debe restringirse a una alimentación muy limitada.

REALIDAD: Es importante que las personas con diabetes tengan una dieta balanceada, ya que esto los ayudará a controlar sus niveles de glucosa y evitar que aumenten de peso. Una dieta saludable incluye alimentos de todos los principales grupos de alimentos; grasas, hidratos de carbono (pan, cereales, verduras, frutas, arroz, pastas, papa) y proteínas (pescado, aves, carne, porotos, huevos); comer sólo uno o dos grupos es perjudicial para todas las personas con o sin diabetes.

Las personas con diabetes pueden comer una dieta completa y variada, pero, si usan insulina, necesitarán controlar la cantidad de hidratos de carbono que comen para que la dosis de insulina a la hora de la comida coincida con la cantidad de hidratos de carbono que comieron. Una dieta saludable es rica en frutas y verduras, pero las personas con diabetes necesitan ser conscientes de los altos niveles de azúcar «escondida» en algunos de estos alimentos.

MITO: Las personas con diabetes no pueden comer azúcar, pero la miel pura no es dañina.

REALIDAD: Tanto la miel como el azúcar pueden ser consumidos con moderación en la dieta de una persona con diabetes, pero las personas que usan insulina deben recordar contarlas como parte de los hidratos de carbono permitidos. La miel no es «mejor» que el azúcar puro para las personas con diabetes; tiene también un alto contenido de azúcar y debe ser consumida esporádicamente.

Las personas con diabetes pueden tener una alimentación completa y variada, tomando algunas precauciones.

 

MITO: Las personas con diabetes no pueden tomar alcohol.

REALIDAD: Tomar una moderada cantidad de alcohol con las comidas no tiene efectos adversos sobre los niveles de glucosa o insulina en personas con diabetes tipo 1 y 2. Sin embargo, el alcohol puede provocar que los bajos niveles de glucosa si se toma con el estómago vacío o en exceso. Además puede afectar la motivación y la capacidad de controlar la glucosa.

MITO: Las mujeres con diabetes no deberían tener hijos.

REALIDAD: Esto era cierto hace cerca de treinta años, pero hoy es posible que todas las mujeres con diabetes tengan bebés sin poner en peligro su salud. La clave es hacer un muy buen control de glucosa antes de quedar embarazada y mantener ese control a lo largo del embarazo.

MITO: Si la diabetes no tiene cura, no tiene sentido su tratamiento.

REALIDAD: La diabetes es una enfermedad crónica para la cual no existe cura, pero existe evidencia de que las complicaciones tardías que pueden causar la muerte (particularmente ataque cardí­aco, accidente cerebro vascular o insuficiencia renal) son todas prevenibles o pueden demorarse por años. La clave es un buen control de glucosa, presión arterial y colesterol, dejar de fumar y hacer mucho ejercicio. Los tratamientos disponibles para la diabetes son efectivos y, cuando se usan adecuadamente, no deberían tener impactos negativos sobre la calidad de vida.

Aún con diabetes se puede una llevar vida activa, plena y normal.

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