Dormir más el fin de semana no compensa la falta de sueño del resto de los días

La restricción crónica de sueño afecta a la cognición y los procesos cerebrales. Recuperarse requiere más de diez horas de descanso durante más de una noche.

Dormir más tiempo durante el fin de semana puede ser un palitivo para quienes suelen acostarse demasiado tarde o levantarse muy temprano durante de lunes a viernes. Sin embargo, las restricciones crónicas de sueño -dormir poco o mal- tienen efectos negativos que no se solucionan con una sola noche larga. Así lo sugiere un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Pennsylvania, Estados Unidos, publicado recientemente en Sleep Journal.

El trabajo muestra que las disfunciones como pérdida de atención y reacciones lentas se van acumulando durante los períodos de sueño restringido: se crea una «deuda de sueño». Si bien el sistema de alerta del organismo mejora después de una noche dedicada a recobrar sueño, la completa recuperación podría requerir más horas de descanso durante no una sino varias noches. La deuda del sueño interviene claramente en la cognición y en los procesos cerebrales.

La cantidad de horas de sueño requeridas va en relación a las actividades y el desgaste diario, pero por lo general los jóvenes y adultos deberían dormir entre siete y ocho horas diarias, mientras que para los adolescentes y niños la recomendación indica entre diez y once horas.

El estudio fue realizado sobre 159 adultos sanos de alrededor de 30 años, el mayor número de personas que participa en un experimento de laboratorio para observar los efectos de la restricción del sueño. Se dividió a los voluntarios en tres grupos: los primeros cinco días todos durmieron sólo cuatro horas, mientras que a partir de la sexta noche algunos descansaron 10 horas, otros un poco menos, y los integrantes del tercer grupo no durmieron.

«Como esperábamos, la recuperación de las capacidades estuvo en relación con el tiempo de descanso -dijo el investigador principal del trabajo, el doctor David Dinges, especialista en psiquiatría experimental. Los que mejores resultados obtuvieron en las pruebas fueron quienes más durmieron para recuperarse. No obstante, ni siquiera éstos lograron reparar sus habilidades por completo debido al cansancio acumulado en los días anteriores».

La falta de descanso genera daños neurocoductuales como disminución de la capacidad de atención o lentitud en las reacciones.

El sueño REM, aquel que debe su nombre a los movimientos oculares rápidos y que se desarrolla hacia el final de cada noche, puede ser recuperado de manera fragmentada. No sucede lo mismo con el sueño lento, que debe recuperarse totalmente para garantizar un correcto funcionamiento cerebral y fisiológico.

El doctor Daniel Cardinali, neurólogo especialista en fisiología y trastornos del sueño, explica que «si una persona duerme cuatro horas por noche, cuando las recomendaciones postulan que lo ideal es ocho, al cabo de los cinco días de la semana se encontrará con una deuda de 20 horas de sueño. A su vez si consideramos que el 75 por ciento de ésas horas corresponden al sueño lento, que debe ser recuperado en su totalidad, hallaremos que para aliviar el cansancio de la semana, una persona debería dormir entre 16 y 20 horas por fin de semana».

«El problema es que muchos creen que con esto sólo alcanza, y aun cuando lo cumplen -cosa que a veces no sucede- las preocupaciones o simplemente el hábito de dormir menos, hacen que la deuda de sueño siga sin poder saldarse. Lo ideal no es descansar mal durante la semana y dormir hasta cualquier hora el fin de semana; dada la relevancia que tiene el sueño desde el punto de vista fisiológico, deberíamos encontrar un equilibrio», concluyó el especialista.

Fuente: Agencia ProSalud

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