Los chicos no leen menos: leen otras cosas, en otros lugares y de otra manera.

Graciela Bialet, escritora de literatura infanto juvenil: En una visita de doble jornada, la autora cordobesa, Graciela Bialet, visitó Pasco y Ticino. Presentó sus experiencias a alumnos primarios y secundarios d ambas localidades y se refirió a sus obras más conocidas. Desmintió, además, una creencia muy común: que se lee poco.

“No es verdad que los chicos de ahora lean menos que los de antes, es un mito. Se lee más, se edita más. Lo que pasa es que se lee distinto que antes”, enfatiza Graciela Bialet al ser consultada sobre el tema, al final de una apretada agenda de charlas con alumnos lectores de su puño y letra como “Los sapos de la memoria”, “El jamón del sánguche” o “Si tu signo no es Cáncer”.

La reconocida escritora cordobesa de libros para niños y adolescentes, con ediciones también en países como México y España, fundamentó su opinión en una reciente estadística difundida por el Ministerio de Educación de la Nación, desde donde participa en el Plan Nacional de Lectura.

“El 80% del las escuelas del país tiene proyectos específicos de promoción de lectura y el 92% cuenta con bibliotecas. Se ha instalado en la agenda pública y educativa la preocupación por la lectura. Pero tenemos docentes formados en la escuela no lectora y debemos hacer un salto cualitativo. Realmente creo que se está leyendo más, aunque de diversas maneras: se lee más información y datos; pero la literatura contribuye a la reflexión y a la comprensión, al análisis y a las emociones, es lo que le pone contendido al dato”, explicó.

Bialet apunta que las nuevas tecnologías son un gran fomento para la lectura, pero que no alcanza sólo con acceder a ellas. “Cualquier chico en contacto con estas herramientas tiene que poner en marcha los mecanismos rudimentarios de la lectura. Pero, de ahí a ser lector hay un trecho largo que la escuela dsebe ayudar a desarrollar”.

El gran desafío: Y aquí aparece el gran desafío: cómo interesar a los alumnos, chicos y jóvenes, para que lean literatura. “La lectura en voz alta es el recurso más barato y eficaz para formar un lector. Es le mejor vínculo, porque aprende que eso es placentero y, luego, lo busca. Cuando un chico aprende por obligación, castigo, aburrido, es sólo un decodificador de datos, pero no un lector. Un lector se cocina en la pasión por la lectura. Eso lo despierta un profe que les lee a los chicos. La lectura es un acto cultural, no natural, necesita mediación humana, no va a llover del cielo”.

En este sentido, reconoció la dificultad de fomentar la práctica lectora en un escenario marcado por el sistema de consumo imperante. “Los chicos están expuestos a una violencia simbólica, que es la que perciben del modelo de consumismo. La lectura es todo lo contrario, requiere de tiempo, de ensimismamiento, a ser lector se aprende leyendo, ése es el desafío: cómo correr a los pibes de la violencia del consumo permanente, que los lleva a la compulsividad peligrosa por consumir cualquier cosa, al lugar de la reflexión, a poner en su lugar el tema de que mis ideas también valen, tienen un peso, una sonoridad y un ritmo”.

Así, insistió con la necesidad de acercar textos a lectores y viceversa. “La literatura infantil y juvenil en Argentina está muy desarrollada. Hay muchísima producción y edición, los estados nacional, provincial y municipal compran muchos libros para los chicos. La lectura está instalada como necesidad y como negocio, pero ahora tenemos que pensar en el otro paso, que cada texto tenga un lector, con voluntad y ganas, como un gran desafío”, concluye.

Ministerio de Educación de la Nación: Según una encuesta recientemente realizada por el Ministerio de Educación de la Nación, los jóvenes usan la computadora para chatear, hacer la tarea, visitar sitios web, buscar información y estudiar. Todos estos usos requieren de la lectura y la escritura.

La misma encuesta reveló que los chicos suelen buscar los libros que han visto previamente en la televisión (tal el caso de Harry Potter y Narnia) y demostró la coincidencia entre el tipo de cine y el tipo de libros preferidos por los jóvenes: el terror y la ciencia ficción. La convergencia no es sólo digital, sino también mediática.

Hasta fin de año, miles de espectadores de cine podrán ver —antes del nuevo filme del agente 007— tres cortometrajes cuyas historias escribieron adolescentes de escuelas públicas. Para narrar sus cuentos leyeron novelas y cuentos, descubrieron autores y géneros y vieron cortometrajes en televisión, que sirvieron de base a su propia narración.

Hace unas semanas, millones de lectores de diarios en todo el país leyeron notas y artículos escritos por estudiantes secundarios. Para escribir sus textos leyeron diarios (papel y digital), relevaron sitios web y miraron noticieros televisivos.

El cine, Internet, la televisión y los diarios fueron insumos y materiales de lectura y escritura para los jóvenes. Durante décadas, los medios de comunicación fueron considerados influencias negativas y amenazas a la cultura letrada. Para muchos, el lenguaje de la imagen coincidió con una degradación cultural.

El libro sigue siendo clave pues nos abre a la primera alfabetización, la que posibilita el acceso a la cultura escrita y a las múltiples escrituras que hoy conforman el mundo de la informática y lo audiovisual. Pero el joven de hoy está en contacto también con otras lecturas, escrituras y discursos, en los que se producen las decisiones que nos afectan.

Vivir en una sociedad multicultural no alude sólo a la convivencia de diferentes etnias y tradiciones, sino a la coexistencia de diferentes lenguajes: los de la cultura oral, la escrita, la audiovisual y la hipertextual.

Los medios no se desplazan entre sí: se complementan. No hay antinomias entre medios porque la utilización de un medio no excluye la utilización de otro. Lejos de oponer la lectura a los medios de comunicación, parece más interesante plantearse qué y cómo leen los jóvenes hoy. O de qué modo inciden la fragmentación televisiva y la instantaneidad del chateo en las lecturas juveniles. O cómo utilizar la cultura popular para promover la lectura y la escritura.

Los chicos de hoy no son como los de antes. Sus formas de leer, tampoco.

 María Teresa Andruetto: »Los chicos leen más porque hay más libros en la escuela»: Es una de las escritoras de literatura infantil más reconocidas del país. Además, es profesora y licenciada en letras modernas. Vive en medio de las sierras cordobesas. Es una de las escritoras de literatura infantil más reconocidas del país. Se pasa buena parte del tiempo recorriendo provincias, dando talleres y charlas a docentes y a chicos. No hace más que transmitir a los demás su pasión por los libros.

La escritora se para en la vereda opuesta de quienes creen que los chicos y los adolescentes no leen o lo hacen cada vez menos. Dice que hoy el libro está entrando a la escuela con fuerza. La consecuencia es que los chicos tienen más acceso a la literatura que hace 10 años. En contrapartida, opina que los docentes deben capacitarse cada vez más para hacer que los chicos se familiaricen con los libros.

La escritora considera que existen estrategias para estimular la lectura en los chicos. Al respecto dice: “Por supuesto que sí hay estrategias, programas específicos, capacitación. La clave está en preparar al docente. Cuanto más formado esté el docente, más podrá llegar a los chicos y lograr que éstos lean disfrutándolo. Ese es el objetivo final. Que sientan placer con lo que hacen. Que no sea una obligación”.

Respecto de la idea de quienes creen que los chicos leen menos que antes, señala: “Creo que no, si la comparación se hace con unos 15 años atrás. Hoy los chicos leen más porque hay más libros en la escuela. En los últimos años, están implementando distintos programas, tanto a nivel público como privado, destinados a dar protagonismo al libro en la escuela. Las maratones de lectura son un ejemplo. La escuela es un elemento democratizador, porque hace que los chicos de cualquier clase social puedan tener acceso a un libro”.

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