Paolo contra la inflación.

El joven Paolo Pitavino, oriundo de la Provincia de San Luís, conocido en el entorno de La Carlota y con fuertes lazos de amistad con familias de nuestra ciudad, decidió jugar al deporte que lo apasiona, el rugby, como profesional en Italia, hoy lo hace en el Rugby Torino

Paolo, sostenido por el conocimiento de un legal y el apoyo de los argentinos en Italia que no quieren perder la oportunidad de jugar, está listo para pelear contra la Federación Italiana: “no nos vamos a quedar con los brazos cruzados, van a tener que replantear las cosas”, dijo.

Lindo revuelo causó entre los argentinos en Italia un comentario publicado hace algunos días en La Gazzetta dello Sport por una persona que sostiene que finalmente, y gracias a que cada vez serán menos los hombres no de formación italiana que podrán salir a la cancha, se va a cortar la inflación de los argentinos en tierra azzurra ahora que la Federación está por comunicar cuántos extranjeros podrán jugar en el nuevo Super 12 y en las otras categorías a partir de la temporada que viene, cuando Benetton Treviso e Aironi Rugby se sumen a la Magners League.

Obviamente, además de bronca y seguramente un sentimiento de impotencia, los argentinos se sintieron usados, no respetados, ofendidos, heridos y cada vez más preocupados por el futuro. El cordobés Paolo Pitavino, de Rugby Torino, hacía tiempo había empezado a informarse para defender la posibilidad de jugar para los argentinos no de formación y ahora, esperando la novedad que podría perjudicar a muchos nacionales y con el apoyo de todos los que se quieran sumar, está listo para hacer respetar sus derechos, en nombre propio y en nombre de todos los argentinos que pasaron o están en un torneo italiano.

Tus ganas de ayudar a cambiar las cosas empezaron hace tiempo…

Sí, empecé a moverme ya en 2005. Comencé con Francesco Del Todesco, un representante de Treviso que falleció el ano pasado. Él era abogado y empezamos a movernos para ver cómo podí­amos hacer para defender nuestros derechos a jugar.

¿Y cómo les fue?

Yo después me fui a jugar a Escocia y me colgué con el tema, lamentablemente. Cuando volví a Italia para jugar en Prato ya habían bajado el cupo de los extranjeros y no de formación que podí­an jugar, cosa que me llamo la atención y me empezó a preocupar. De todas maneras, en la Serie A el cupo era bastante amplio y seguíamos en el mercado, así­ que la verdad -mal por mí- es que me relajé. Volví a la Argentina y después de un año me llamaron de mi club, Rugby Torino. Volví  y para mi sorpresa podí­an jugar sólo dos jugadores de formación extranjera en Serie B y C, pasando el año sucesivo sólo a uno, lo cual me invadió de una rabia y una bronca que no podí­a controlar.

Con cada vez menos posibilidades de jugar, ¿cómo te sentiste? 

Me sentí usado como persona y como jugador, no por los clubes, sino por el mismo rugby italiano en general. Es por eso que comencé a moverme otra vez, a buscar un abogado experto en derecho del deporte y empecé a juntar argentinos con el mismo problema.

¿Qué te contestaron?

Tantos me dijeron que tenían miedo, otros me dieron  un ok demasiado suave, sin comprometerse, hasta que di con Santiago Monteagudo y Nicolás Galatro, que se portaron y comenzaron esta cadena que en un dí­a juntó como 300 jugadores que estuvieron o están en Italia, chicos que quieren defender el derecho a jugar.

Seguramente, ahora lo que desencadenó la rabia fue el artículo que salió en la Gazzetta, donde el periodista Simone Battaggia sostiene que finalmente se va a terminar la inflación de argentinos en Italia…

El artículo de la Gazzetta no es otra cosa que la bronca reprimida de un jugador mediocre, que es quien lo escribe. Creo que no refleja lo que piensan todos los italianos, pero sí gran parte. Me parece que si esto sigue así­ y no nos escuchan tenemos que organizar una manifestación en Roma, de modo que la gente sepa que en Italia se juega al rugby y discriminan a los que se formaron rugbísticamente afuera, aunque seamos de nacionalidad italiana.  Alguno de los chicos también tiró la posibilidad de hacer un sindicato. La idea no me parece descabellada, yo quiero que la FIR sepa que no estamos parados en esto, quiero que sepa que nos estamos moviendo y que van a tener que replantear las cosas.

¿Llegó el apoyo de alguno de los argentinos de la selección italiana, por ejemplo, o todavía no?

Probé hablar con alguno, pero no se interesó mucho. Otros tienen miedo… Es obvio que cada uno defiende lo suyo. A mí no me  importa si la FIR me suspende, pero no todos podemos pensarla de la misma manera.

¿Por qué van a pelearla, en definitiva?

Porque nuestros derechos se respeten y basta. Yo quiero jugar al rugby con mis amigos, como uno más de ellos, porque, al final de cuentas, eso es lo que soy.

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