Desarrollo:
La Federación Agraria Argentina se fundó oficialmente en una asamblea realizada en el salón de Unione y Benevolenza, de Rosario, el 1º de agosto de 1912. En un nuevo congreso el 15 del mismo mes, se discutió el estatuto y se designaron las autoridades definitivas de la nueva entidad.
En aquella época, los agricultores arrendatarios, aparceros y medieros no podían ya soportar la carga de los elevados precios de locación, agravando la tensa situación que se había generado, por las imposiciones establecidas en los convenios por parte de los terratenientes, quienes habían sometidos a los chacareros que trabajaban de sol a sol en condiciones cuasi de esclavitud.
Trabajaban rudo con tracción a sangre, solamente para alimentarse, cuando la comida alcanzaba para mantener tantas bocas, viviendo en condiciones deplorables y endeudados. Eran, en su gran mayoría, inmigrantes que venían de la vieja Europa asolada por la guerra y la hambruna. Constituyeron familias numerosas, trabajando los más chicos, desde corta edad, a la par de sus padres.
El comercio de campaña y ramos generales, lógicamente sufre las consecuencias de aquel malestar, viendo peligrar su capital y sus créditos. En este escenario, la situación del colono se vuelve aún más acuciante, ya que también se incrementaban los precios de todo aquello que necesitaban y se limitaba el acceso a créditos para hacerse de esos productos.
Se producen reuniones informales en las chacras y en las casas parroquiales de Alcorta y Máximo Paz, donde se discute la situación imperante y se buscan soluciones. La consecuencia será la convocatoria a una asamblea pública para el 25 de junio.
Antes de la celebración de la asamblea se designó una comisión que la presidiría el agricultor Francisco Bulzani, oriundo de Alcorta en la provincia de Santa Fe. El cura párroco, presbítero José Netri, también participaba de aquellas reuniones previas y prácticamente era el jefe espiritual de aquel movimiento conjuntamente con su hermano, presbítero Pascual Netri, de la localidad de Máximo Paz. Ellos fueron quienes propusieron a esa comisión el asesoramiento del Doctor, Francisco Netri, reconocido por su honestidad y capacidad profesional.
Es así que, unos 600 chacareros reunidos en la Sociedad Italiana de Socorro Mutuo e Instrucción de Alcorta en la provincia de Santa Fe abrieron las tranqueras para el más importante movimiento de protesta campesina que, sin dudas, marcó un antes y un después en la historia argentina.
El resultado fue un paro rural que abarcó a 150.000 productores, muchos de ellos inmigrantes, hijos de inmigrantes y criollos que trabajaban la tierra en condiciones serviles. El paro se hizo sentir en Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires y en La Pampa. La medida de fuerza duró tres meses. Fue el punto límite al que llegaron productores que sufrieron las durísimas sequías de los años 1910 y 1911, además de un brutal ataque de langostas. Las protestas se fueron sucediendo y si bien se consiguieron algunos logros, los mismos no fueron suficientes.
Mientras se desarrollaba la protesta, un grupo de colonos, impulsados por el abogado Netri, hace 112 años, en la Sociedad Giuseppe Garibaldi de Rosario constituyeron la Federación Agraria Argentina, presidida por Antonio Nogueira, de Pergamino. Las luchas de los campesinos sin tierras prosiguieron y con ellas sucesivas conquistas que incluyeron el acceso a la propiedad. Una historia que también tuvo como víctimas a algunos de los principales referentes del Grito de Alcorta, como el colono Francisco Menna, asesinado durante un acto en Firmat, y el propio Francisco Netri, también muerto a balazos en Rosario en 1916, en tanto sufrieron cárcel otros como el párroco José Netri y el colono Ángel Grotti, de Carmen de Arteaga.
Más de un siglo después, si bien se han obtenido muchos logros con un rol importante de las cooperativas que fundaron los propios colonos, entidades que han logrado aggiornarse y avanzar con el tiempo, los problemas de raíz subsisten como la concentración en pocas manos de la tierra, una tendencia que lamentablemente va en aumento, como también el desarraigo de pequeños y medianos productores, 100 a 200 hectáreas, que debieron vender por cuestiones de sucesión, créditos, para trabajar la tierra, políticas gubernamentales equívocas, devaluaciones, hechos que constituyeron la tormenta perfecta para expulsar a miles de familias del campo. Las taperas abundan en los campos, en parte por lo mencionado, también por la falta de caminos adecuados y serias falencias de conectividad.
Cabe destacar, que la Federación Agraria, cumple un rol clave en todo lo relacionado al pequeño y mediano productor en las diferentes economías. No solo en las tradicionales como las relacionadas a la ganadería y agricultura. También en economías regionales como citricultura, tabaco, nuez pecan, manzana, pera, vid, lechería, entre otras.
La FAA tiene una organización interna en la que divide el país en 16 distritos. Está dirigida por un cuerpo de directores, el Consejo Directivo Central, que se elige en el Congreso Anual Ordinario. Su presidente es el entrerriano Elvio Guía, quien asumió tras el fallecimiento de Carlos Achettoni. En el Distrito III, recientemente fue electo como director, Matías Martiarena.
La muerte el 24 de mayo del entonces presidente de la Federación Agraria Argentina, Carlos Achettoni, en un accidente vial conmovió a todo el mundo del campo. Una noticia que enlutó a la ruralidad. A todas las entidades que conforman la Mesa de Enlace y a los federados que representó.
Achettoni visitó en reiteradas ocasiones Entre Ríos para participar de asambleas, encuentros como el realizado en Urdinarrain, conmemorando los 110 años de la fundación de la entidad en el 2022. Dialogaba y escuchaba la problemática que le planteaba cada productor.
Fue un dirigente humilde tranquilo, con un tono de voz baja, que subía cuando la ocasión lo requería como en las protestas y encuentros realizados a la vera de la ruta en distintos puntos del país, entre ellos nuestra provincia con epicentro en Gualeguaychú. Tuvo un vínculo fluido con el periodismo. Su don de buena persona lo distinguía. Un pequeño productor que trabajaba en una finca de 8 hectáreas en su Mendoza natal, a quien la muerte lo sorprendió cuando regresaba de la ciudad de Rosario en un Fiat Palio.
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