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Desarrollo: ** El mercado inmobiliario rural de Mendoza ha mostrado un notable incremento en la demanda de tierras productivas, reflejando un panorama dinámico y diverso para inversores y agricultores. Eduardo Rosta, presidente del Colegio de Corredores Inmobiliarios de Mendoza, señala que los precios varían considerablemente según la ubicación, la salinidad del suelo y la calidad del agua. Por ejemplo, una hectárea en producción puede costar desde $15,500, mientras que una finca de 20 hectáreas en Perdriel puede superar los $600,000.
La ubicación es clave en la valoración de tierras. En la ruta 40, los precios cambian drásticamente de un lado a otro. Además, las normativas como la «Zona de Seguridad de Frontera» y los derechos de riego son aspectos cruciales a considerar. Los terrenos afectados por la falta de autorización para el uso de pozos pueden ver una significativa disminución en su valor.
La demanda de propiedades rurales ha aumentado no solo en el mercado extranjero, sino también entre inversores locales que buscan estabilidad en tierras productivas. Las consultas para la compra de terrenos se incrementaron un 114% en junio de 2024 respecto al mismo mes del año anterior. Este interés refleja una alternativa a la especulación financiera, con la tierra considerada una inversión más segura y tangible.
Modelos de inversión como ADBlick Agro permiten a los inversores participar en la producción agrícola sin tener que gestionarla directamente. Estos proyectos ofrecen rentabilidad y seguridad, destacándose en la producción de olivares en Mendoza. La empresa administra las fincas, asegurando la eficiencia y reducción de riesgos mediante la escala y la profesionalización del manejo agrícola.
Mendoza, con su diversidad de precios y oportunidades en tierras productivas, se posiciona como un destino atractivo para inversiones agrícolas. La región ofrece no solo tierras fértiles, sino también un mercado inmobiliario en expansión con proyecciones de crecimiento y seguridad en el largo plazo.
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