En abril de 2024, la inflación en Argentina alcanzó el 8.8%, una reducción significativa desde diciembre de 2023, cuando se reportó en 25.5%. Este cambio es visto con optimismo por el gobierno, que espera que la tasa disminuya aún más en mayo, con una proyección entre 4% y 5%. Los factores detrás de esta disminución incluyen la postergación de aumentos tarifarios y una baja general en el consumo.
El 2023 cerró con una inflación elevada, pero desde enero de 2024, la inflación comenzó a decrecer, marcando 20.6% ese mes y descendiendo progresivamente en los meses siguientes. La inflación núcleo, que excluye ciertos elementos volátiles, registró un 6.3% en abril, el más bajo desde enero de 2023. Este índice es particularmente relevante para el gobierno, que planea mantener esta tendencia descendente.
El gobierno atribuye la desaceleración de la inflación al programa económico implementado a finales de 2023, que incluye medidas de desregulación y reducción de costos para el sector privado. Estas políticas están diseñadas para estabilizar la economía y reducir la inflación sin afectar negativamente el poder adquisitivo de la población.
Los rubros que más contribuyeron al aumento de la inflación en abril fueron vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles. No obstante, la caída general del consumo y la postergación de ajustes tarifarios en transporte y otros servicios ayudaron a contener los precios. El sector de alimentos y bebidas mostró una variación moderada, gracias a la estabilidad en los precios de productos básicos.
La canasta básica aumentó un 7.1% en abril, situando el umbral de la pobreza en $828,158 para una familia tipo, mientras que la canasta alimentaria subió un 4.2%. Estos cambios reflejan un esfuerzo por mantener la accesibilidad a bienes esenciales a pesar de las fluctuaciones económicas.
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