Después de 7 meses de intenso trabajo, un equipo de investigación del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria y del Conicet obtuvo los nanoanticuerpos VHH provenientes de las llamas y los anticuerpos IgY, derivados de la yema de los huevos de gallina, con capacidad de neutralizar la infección por COVID-19.
Estos resultados posicionan a la Argentina como el primer país de Sudamérica con la potencialidad de convertir estas moléculas en productos terapéuticos. Los ensayos de neutralización llevados a cabo tanto con pseudovirus como con el virus salvaje confirmaron que estas moléculas inhiben la infección viral provocada por el SARS-CoV-2, resultando tratamientos innovadores contra la enfermedad de COVID-19 complementarios a las vacunas y otros métodos disponibles.
Lo cierto es que la inmunización de una llama en la unidad experimental del INTA y la posterior construcción de una biblioteca de nanoanticuerpos de llamas contra la COVID-19 fue la puerta de entrada para obtener nanoanticuerpos con la capacidad de inhibir la infección viral provocada por el coronavirus SARS-CoV-2
Los nanoanticuerpos monoclonales recombinantes VHH y los anticuerpos policlonales IgY representan dos estrategias para el tratamiento preventivo y terapéutico de pacientes afectados de COVID-19. Tanto la vacuna como estas terapias de inmunidad son como obtener el anticuerpo listo para usar, son todas herramientas complementarias. Sería maravilloso poder salir a la calle sabiendo que está la posibilidad de evitar el contagio″, explicó a Infobae Viviana Parreño, investigadora del CONICET en el grupo vinculado INCUINTA al Instituto de Virología e Innovaciones Tecnológicas y responsable del proyecto junto con Itatí Ibañez, investigadora del CONICET en el Instituto de Química Física de los Materiales, Medio Ambiente y Energía (INQUIMAE).
“Este fue un trabajo de más de 30 personas compuesto por investigadores y también por un consorcio anti covid, la verdad fue un esfuerzo enorme de muchos que nos llena de orgullo”, comentó a Infobae Itatí Ibañez investigadora del CONICET en el Instituto de Química Física de los Materiales, Medio Ambiente y Energía (INQUIMAE)
En este recorrido de producir los nanoanticuerpos, los investigadores inmunizaron a Spike –nombre de la llama– con la proteína que forma la corona del SARS-CoV-2. Luego extrajeron una muestra de sangre y, de allí, los linfocitos circulantes. A partir de esas células se purificó el ARN –ácido ribonucleico– mensajero, que contiene información de los anticuerpos que elabora el camélido.
Con la información codificada en los genes VHH se obtuvieron anticuerpos monoclonales que demostraron su capacidad para inhibir una infección viral utilizando tres ensayos de neutralización diferentes.
Los ensayos que demostraron la actividad neutralizante de las moléculas fueron inicialmente realizados en el laboratorio por Itatí Ibañez con pseudo partículas virales y, paralelamente, confirmados con el virus salvaje en el Servicio de Virosis Respiratorias del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas (INEI) de la ANLIS-Malbrán, por la investigadora Elsa Baumeister, y, en el Instituto Politécnico de Virginia -Estados Unidos-, por el científico Jonathan Auguste.
“Actualmente estamos produciendo en el laboratorio grandes cantidades neutralizantes de anticuerpos, que por suerte obtuvimos varios. Luego los enviaremos a Estados Unidos donde tienen un virus ratón y ahí demostraremos que los anticuerpos protegen a los ratones en la infección del pulmón. Posterior a ello queda hablar con empresas del sector privado que lo quieran producir a escala y realizar ensayos clínicos en humanos como sucedió con el suero equino o con el plasma convaleciente que actualmente están siendo probados en humanos”, explicó Parreño
Las moléculas de llamas representan una tecnología que permite administrar un producto farmacológicamente definido, un anticuerpo monoclonal recombinante, que podrá administrarse en forma de nebulización para prevenir o tratar la infección respiratoria, mientras que los anticuerpos IgY representan una terapia policlonal de aplicación tópica u oral.
Los resultados obtenidos ubican a la Argentina “entre el selecto grupo de países que han desarrollado nanoanticuerpos: Estados Unidos, China, junto con Suecia y Bélgica, entre otras naciones de la Unión Europea. Este desarrollo científico posiciona al país como el primero en el hemisferio sur en dar cuenta de este logro”, apuntó Parreño.
“Logramos detectar estos anticuerpos únicos que pueden inhibir la infección viral, se unen al virus y bloquean la infección. El momento que vimos la inhibición del virus por el microscopio fue muy lindo y emocionante porque logramos neutralizarlo. La alegría es aún mayor porque son varios los anticuerpos que pudimos identificar y, por ende, nos permite seleccionar a los mejores”, enfatizó Ibañez
Este proyecto, elegido entre más de 900 propuestas en la convocatoria de la Agencia I+D+i en el marco de las acciones de la “Unidad Coronavirus” que integra junto con el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y el CONICET, “demostró poder cumplir en tiempo record los objetivos que se propuso”, reconoció Itatí Ibañez, viróloga molecular, quien junto con Marina Bok y Florencia Pavan construyeron la biblioteca de genes VHH en tan sólo 10 días.
Una vez finalizadas las pruebas preclínicas y de seguridad en animales, se podrá comenzar con la fase de escalado y producción bajo buenas prácticas de manufactura, para su posterior prueba en ensayos clínicos con la aprobación de la autoridad regulatoria. De este modo, las dos estrategias se podrán sumar a las terapias de plasma e Igs humanas y de anticuerpos policlonales equinos que ya se encuentran en fase clínica.
“Esto evidencia que la capacidad técnica de los científicos argentinos es equivalente a los científicos de cualquier parte del mundo y eso nos llena de orgullo”, concluyó Ibañez.