El marco de la actual situación generada por la pandemia de Coronavirus, obliga a redefinir metas y estrategias para conseguirlas. Es por ello que, en este contexto, se realizó en Córdoba el primer matrimonio oficiado por el Registro Civil de la Provincia, de manera virtual, bajo la forma del nuevo protocolo elaborado por dicha institución.
“El Estado tiene la obligación de dar respuesta a las necesidades de los ciudadanos y en estos tiempos extraordinarios de distancia social en los que se ve afectada la realización de actos tan cotidianos como una boda, la administración pública debe disponer de los mecanismos necesarios para que la afectación no se convierta en impedimento”, explicó Osvaldo Giordano, titular del Ministerio de Fianzas que tiene bajo su órbita el Registro Civil.
De esta manera, no hubo beso entre Florencia y Rodrigo. Tampoco abrazos ni apretones de mano con amigos o familiares. Ni siquiera hubo puñados de arroz lloviendo sobre los novios. Pero sí hubo boda, y una que marcó un hito. Fue el primer matrimonio online celebrado por el Registro Civil de la Provincia en el que Florencia Odonetto y Rodrigo Mancini, cada uno desde su casa, pudo superar las restricciones y el distanciamiento impuestos a fuerza de pandemia para dar el “sí”, dejar atrás el noviazgo y convertirse en marido y mujer.
“Estaba todo preparado para casarnos el domingo, pero unos días antes comenzó la cuarentena”, recuerda Florencia. “¿Y ahora qué hacemos?” se preguntaron. La respuesta llegó bajo la forma de este nuevo protocolo, que podría graficarse como una carambola a tres bandas: viernes 11:25 am, un funcionario policial lleva el acta a la casa de la novia para que la firmen ella y sus testigos; 11:46 am, el acta llega a la casa del novio y 12:15 pm, el documento arriba a la sede del Ministerio de Finanzas donde se encuentra el oficial público que certifica la legalidad de este innovador mecanismo.
Fueron 50 minutos para declararlos “unidos en matrimonio”, teleconferencia mediante, en el que amigos y familiares pudieron acompañar a los novios, saludarlos y hasta aplaudir y bromear desde sus pantallas.
Fue una boda diferente, pero no en lo sustancial. En un momento que no se parece a ningún otro y lo “diferente” se torna normal, las formas pierden relevancia ante el fondo. Y en el fondo, Florencia y Rodrigo quisieron casarse y pudieron.