El pasado miércoles el Gobierno argentino cerró la XVI Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas, que reunió en Mendoza a los representantes de 34 países convocados bajo la órbita de la Organización de los Estados Americanos (OEA). Después de arduas negociaciones, los países acordaron una declaración conjunta con varias excepciones relativas a temas que dividen, como la condena del accionar de los gobiernos involucrados en las guerras que hoy sacuden al mundo.
Como presidente pro témpore, el ministro Petri cerró la conferencia hemisférica con un discurso coincidente con el designio del presidente Javier Milei de alinearse a los «valores occidentales». Esto incluyó no solamente áreas de interés de la agenda de Estados Unidos, como el narcotráfico, la inmigración irregular, la democracia o la pesca ilegal, sino también temas de coyuntura internacional, como el respaldo absoluto a la «legítima defensa» de Israel, en medio de la creciente presión internacional por las violaciones al derecho internacional; o el «coraje» de Ucrania tras la invasión de Rusia.
En su declaración, Petri hizo alusión al argumento de derecho internacional público más fuerte que tiene la Argentina para recuperar el archipiélago por vías diplomáticas. «Argentina ha sido y seguirá siendo firme defensora de la integridad territorial, un principio fundamental que siempre guiará nuestras acciones», expresó. Sin embargo, hubo un detalle que no pasó inadvertido: la omisión de la Cuestión Malvinas, que también implica el reclamo por la soberanía de las islas Georgias y Sándwich del Sur.
Fuentes del Ministerio de Defensa explicaron a PERFIL que el ministro no mencionó el reclamo que marcó la tradición diplomática argentina dado que se limitó a dar conclusiones sobre lo que compartió durante las 11 reuniones que sostuvo con representantes de otros países.
«Se omitió porque no estaba en agenda. La agenda definida fueron los desafíos climáticos y la Inteligencia Artificial (IA). Sin embargo hizo hincapié en la integridad territorial y la defensa de la soberanía», aclararon desde el Ministerio de Defensa..
«Desde la Cumbre de 2014 realizada en Arequipa (Perú) hasta actualidad, no se ha incluido la problemática Malvinas en las Declaraciones finales de este foro. Esta no inclusión se ha mantenido a pesar de los cambios de administración ocurridos en la Argentina», agregaron.
Pero la Cuestión Malvinas, enmarcada en la constitución nacional, es un tema que excede a la Cancillería y suele ser abordado por varias áreas de Gobierno. Su reivindicación, en tanto, se convirtió en una política de estado que Argentina despliega en foros internacionales cada vez que tiene la chance, lo que incluyó la cumbre de ministros de Defensa en ediciones anteriores.
A pesar que no se la suele incluir en la declaración conjunta -por presiones norteñas-, suele ser un tema mencionado en los discursos de los representantes argentinos. El último fue Francisco Cafiero en representación del exministro de Defensa, Jorge Taiana.
«Ninguno de los treinta y cuatro países que componen a esta Conferencia es ajeno a la situación vigente en el Atlántico sur, ni tampoco a nuestros esfuerzos en pos de la reivindicación de nuestra soberanía, específicamente sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes», había dicho en 2022 el entonces secretario de Asuntos Internacionales para la Defensa en su discurso de cierre.
Desde que asumió el gobierno libertario, la Cuestión Malvinas emergió en el debate público nacional en varias ocasiones, incluso enfrentando a miembros del gabinete con la vicepresidenta Victoria Villarruel.
Sin embargo, el reciente pedido de juicio político contra la canciller Diana Mondino, debido a la declaración conjunta con su homólogo británico David Lammy y los vuelos a Malvinas desde San Pablo con escala en Córdoba, habilitó un escenario político delicado frente el histórico reclamo que Argentina sostiene desde la usurpación de las islas en 1833.
CP
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