Desarrollo: La relación entre los líderes y sus partidos es tan compleja como la que existe entre padres e hijos, no solo en Argentina sino en el mundo: Charles de Gaulle y el gaullismo en Francia, Margaret Thatcher y el Conservadorismo británico, Fidel Castro y la Revolución Cubana, Nelson Mandela y el Congreso Nacional Africano (CNA), Hugo Chávez y el chavismo en Venezuela, solo para recordar algunos casos.
Los jóvenes enfrentan la ardua tarea de abrirse paso mientras los antiguos referentes se resisten a ceder. Cristina Kirchner y Mauricio Macri proyectan una sombra que obstaculiza la consolidación de nuevos liderazgos en sus espacios.
El desafío más grande para ambos no es solo mantener relevancia, sino superar lo que parece ser una adicción al poder. En política, retirarse a tiempo no es debilidad, sino una oportunidad para alcanzar trascendencia. Sin embargo, ni Cristina ni Macri parecen dispuestos a dar ese paso.
El supuesto ofrecimiento de la vicepresidencia a Quintela no es más que una maniobra para que La Cámpora mantenga el control de los cargos clave.
El macrismo atraviesa un proceso similar. La falta de claridad sobre el rol de Macri ha generado frustración dentro del PRO. Macri parece oscilar entre un regreso estratégico y la intención de influir desde las sombras.
Cristina y Macri todavía tienen la oportunidad de ceder con dignidad y permitir que sus espacios políticos evolucionen. Pero su negativa a soltar el poder pone en riesgo esa posibilidad. La renovación es una necesidad, no una opción. Y como en el fútbol del «siga siga», mientras los dirigentes dudan, el cambio vendrá desde el pueblo, con o sin ellos.
Los jóvenes enfrentan la ardua tarea de abrirse paso mientras los antiguos referentes se resisten a ceder. Cristina Kirchner y Mauricio Macri proyectan una sombra que obstaculiza la consolidación de nuevos liderazgos en sus espacios.
El desafío más grande para ambos no es solo mantener relevancia, sino superar lo que parece ser una adicción al poder. En política, retirarse a tiempo no es debilidad, sino una oportunidad para alcanzar trascendencia. Sin embargo, ni Cristina ni Macri parecen dispuestos a dar ese paso.
El supuesto ofrecimiento de la vicepresidencia a Quintela no es más que una maniobra para que La Cámpora mantenga el control de los cargos clave.
El macrismo atraviesa un proceso similar. La falta de claridad sobre el rol de Macri ha generado frustración dentro del PRO. Macri parece oscilar entre un regreso estratégico y la intención de influir desde las sombras.
Cristina y Macri todavía tienen la oportunidad de ceder con dignidad y permitir que sus espacios políticos evolucionen. Pero su negativa a soltar el poder pone en riesgo esa posibilidad. La renovación es una necesidad, no una opción. Y como en el fútbol del «siga siga», mientras los dirigentes dudan, el cambio vendrá desde el pueblo, con o sin ellos.
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