«¿Cómo me pudiste traicionar así? Dejar que estos desconocidos entrasen a nuestra habitación», dijo Pelicot, quien señaló que, cuatro años después de enterarse de los abusos a los que era sometida, aún no es capaz de procesar y entender los motivos.
Pelicot, de 71 años, dijo al tribunal el miércoles que estaba decidida a «cambiar la sociedad» para las víctimas de agresión sexual. Pero evitó mirar directamente a su exmarido, a quien llamó por su nombre de pila, Dominique, por la «carga emocional».
Medio centenar de personas se sientan en el banquillo durante un juicio que se desarrolla en la cuidad francesa Aviñón, en el sur del país, con público y en el que llegaron a verse vídeos que acreditan las violaciones denunciadas.
Gisèle Pelicot, pese a sentirse «herida» y «cuestionada» durante las ocho semanas que dura ya el proceso, defendió su decisión de que las audiencias del juicio no se desarrollen a puerta cerrada.
«No sé cómo voy a reconstruirme», dijo. «Pronto cumpliré 72 años y no estoy segura de que mi vida sea lo suficientemente larga para recuperarme de esto».
«Estoy tratando de entender cómo mi marido, que era el hombre perfecto, llegó a ser así. Cómo cambió mi vida. Cómo pudieron permitir que estas personas entraran a nuestra casa sabiendo que a mí no me gustaba el intercambio de parejas.
«Para mí, esta traición es inconmensurable. Después de 50 años juntos… solía pensar que iba a estar con este hombre hasta el final». Y mirando fijamente a su marido, que miraba hacia otro lado, agregó: «Siempre intenté llevarte más alto. Has sondeado las profundidades del alma humana, pero desgraciadamente has tomado tus propias decisiones».
«Eras un padre atento», con quien compartir «momentos difíciles, vacaciones, cumpleaños, Navidades», dijo Gisele, en el relato del que sería un matrimonio normal antes de que la Policía citase a la mujer para alertarle de las prácticas de su pareja y hombres para ella desconocidos.
Gisèle Pelicot siempre defendió que quería exponer el juicio y a los acusados con el objetivo de ayudar a otras víctimas de sumisión química y abusos y utilizó su propio caso para recalcar de nuevo que la amenaza puede estar dentro de casa.
«Al violador no siempre te lo encuentras en un estacionamiento, a altas horas de la noche. También puede estar dentro de tu familia, de tus amigos», advirtió.
Pero insiste en que no es diferente de las docenas de otros hombres que reclutó en línea para participar en el abuso sexual, alegando que todos sabían en qué se estaban metiendo.
Muchos de sus coacusados -50 hombres de entre 26 y 74 años- lo niegan y lo acusan de manipularlos para que violaran a su esposa. Otros cuarenta y nueve hombres están acusados de violar o intentar violar a Gisèle, y casi ninguno de ellos admite su culpabilidad.
Pelicot se convirtió en un ícono feminista en Francia desde que se inició el juicio. El caso provocó horror, protestas y un debate sobre la violencia machista en la sociedad francesa, y el país sigue con atención los desgarradores testimonios ante los tribunales.
Europa Press / AFP / ds
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