Desarrollo: Una vez más, la violencia cuando se juega un partido por copas continentales en Brasil, apañó la previa de la semifinal entre Botafogo y Peñarol por la Copa Libertadores. Aficionados del club uruguayo protagonizaron una batalla campal en las playas de Río de Janeiro, donde se supo a través del gobernador de la ciudad, que se detuvieron a más de 200 personas.
En imágenes y videos que rápidamente se hicieron virales en las redes sociales, se observó a seguidores de Peñarol arrojando piedras, sillas y otros objetos en la “Zona de Recreio”, generando caos en la vía pública.
Los disturbios incluyeron el incendio de motos y un micro que trasladaba a los aficionados del “Manya”, por parte de un grupo de fanáticos de Botafogo, Flamengo y Fluminenese. Además, vendedores ambulantes fueron atacados, y varios de sus artículos, como carpas y reposeras, fueron saqueados para ser utilizados como proyectiles.
La policía de Río de Janeiro reprimió solamente a los aficionados uruguayos, como suele suceder cada vez que se juega un partido en tierras brasileñas, utilizando balas de goma, gases lacrimógenos y bombas de estruendo para contener la situación, aunque la violencia dejó huella en las calles de la ciudad.
El gobernador de Río de Janeiro, Cláudio Castro, confirmó que más de 200 personas fueron detenidas tras los hechos. En un mensaje a través de la red social X, Castro fue contundente al señalar que los responsables de los disturbios serían escoltados fuera de la ciudad: “El fútbol debe ser una celebración, no permitiremos actos de vandalismo y violencia”.
Este tipo de incidentes no es nuevo en la ciudad, ya que, en otras ocasiones, como en la previa de la final de la Copa Libertadores entre Fluminense y Boca, también se registraron enfrentamientos entre aficionados y la policía.
Estos episodios de violencia continúan manchando la imagen del fútbol sudamericano y dejando un panorama de incertidumbre ante de los grandes partidos.
Por su parte, los periodistas uruguayos les informaron a las personas que llegaron para estar con su equipo, que no vayan al punto de encuentro fijado, ya que Peñarol va a intentar fijar otro. Además, que el que pueda llegue por su cuenta, y que si es posible lleguen tres horas antes a la cancha y sin ir cosas de Peñarol, sobre todo las familias.
En imágenes y videos que rápidamente se hicieron virales en las redes sociales, se observó a seguidores de Peñarol arrojando piedras, sillas y otros objetos en la “Zona de Recreio”, generando caos en la vía pública.
Los disturbios incluyeron el incendio de motos y un micro que trasladaba a los aficionados del “Manya”, por parte de un grupo de fanáticos de Botafogo, Flamengo y Fluminenese. Además, vendedores ambulantes fueron atacados, y varios de sus artículos, como carpas y reposeras, fueron saqueados para ser utilizados como proyectiles.
La policía de Río de Janeiro reprimió solamente a los aficionados uruguayos, como suele suceder cada vez que se juega un partido en tierras brasileñas, utilizando balas de goma, gases lacrimógenos y bombas de estruendo para contener la situación, aunque la violencia dejó huella en las calles de la ciudad.
El gobernador de Río de Janeiro, Cláudio Castro, confirmó que más de 200 personas fueron detenidas tras los hechos. En un mensaje a través de la red social X, Castro fue contundente al señalar que los responsables de los disturbios serían escoltados fuera de la ciudad: “El fútbol debe ser una celebración, no permitiremos actos de vandalismo y violencia”.
Este tipo de incidentes no es nuevo en la ciudad, ya que, en otras ocasiones, como en la previa de la final de la Copa Libertadores entre Fluminense y Boca, también se registraron enfrentamientos entre aficionados y la policía.
Estos episodios de violencia continúan manchando la imagen del fútbol sudamericano y dejando un panorama de incertidumbre ante de los grandes partidos.
Por su parte, los periodistas uruguayos les informaron a las personas que llegaron para estar con su equipo, que no vayan al punto de encuentro fijado, ya que Peñarol va a intentar fijar otro. Además, que el que pueda llegue por su cuenta, y que si es posible lleguen tres horas antes a la cancha y sin ir cosas de Peñarol, sobre todo las familias.
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