Desarrollo: La función del playero de una estación de servicio es despachar combustible, pero también, de manera secundaria, puede asistir a los clientes en lo que le pida o él mismo sugiera como lavar los vidrios.
El playero es más que un empleado para los clientes. La relación no es la misma en ciudad de Buenos Aires, Córdoba o Rosario, Mendoza, Mar del Plata o La Plata donde la población es mayor a la del “Pago Chico” donde todos se conocen. Muchas veces en este último caso el playero es amigo del cliente y mientras le despacha el combustible planean un partido de pádel, la peña de los miércoles “para cortar” la semana o las vacaciones; todo sucede mientras se carga o completa el tanque de nafta, gasoil o GNC. En las grandes urbes muchas veces la charla queda en un saludo, pedido de carga de combustible y, generalmente es el playero que se ofrece para limpiar los vidrios, medir el agua y el aceite y presión de agua.
Pero no son las únicas tareas que realiza. También se le puede solicitar que el líquido de frenos, revisar el refrigerante o agua en el radiador; además de comprobar la presión de los neumáticos y ajustarla si es necesario. Otro de los pedidos podría ser limpiar los faros si están sucios.
Con buenos modales y una sonrisa siempre se consiguen más cosas. Y el empleado lo sabe bien. Siempre reciben al cliente de buen humor con frío, calor o lluvia, y lo menos que puede hacer el cliente es responder con respeto. Es lo que corresponde a un buen ciudadano.
En este sentido, si bien no es obligación del playero las buenas costumbres lo llevan asesorar al cliente en consultas adicionales como responder a:
En algunas estaciones también se pueden ofrecer servicios de cambio de aceite, lavado del vehículo o cargar productos de la tienda, como snacks o bebidas. Y lavado de las unidades.
En fin, se puede generar un vínculo cordial que los lleve a otro nivel de relación que por más que no sean allegados al vivir en la gran ciudad, ya que, el buen trato del playero podría ganar clientes y, el usuario elegir volver por el buen trato.
El playero es más que un empleado para los clientes. La relación no es la misma en ciudad de Buenos Aires, Córdoba o Rosario, Mendoza, Mar del Plata o La Plata donde la población es mayor a la del “Pago Chico” donde todos se conocen. Muchas veces en este último caso el playero es amigo del cliente y mientras le despacha el combustible planean un partido de pádel, la peña de los miércoles “para cortar” la semana o las vacaciones; todo sucede mientras se carga o completa el tanque de nafta, gasoil o GNC. En las grandes urbes muchas veces la charla queda en un saludo, pedido de carga de combustible y, generalmente es el playero que se ofrece para limpiar los vidrios, medir el agua y el aceite y presión de agua.
Pero no son las únicas tareas que realiza. También se le puede solicitar que el líquido de frenos, revisar el refrigerante o agua en el radiador; además de comprobar la presión de los neumáticos y ajustarla si es necesario. Otro de los pedidos podría ser limpiar los faros si están sucios.
Con buenos modales y una sonrisa siempre se consiguen más cosas. Y el empleado lo sabe bien. Siempre reciben al cliente de buen humor con frío, calor o lluvia, y lo menos que puede hacer el cliente es responder con respeto. Es lo que corresponde a un buen ciudadano.
En este sentido, si bien no es obligación del playero las buenas costumbres lo llevan asesorar al cliente en consultas adicionales como responder a:
En algunas estaciones también se pueden ofrecer servicios de cambio de aceite, lavado del vehículo o cargar productos de la tienda, como snacks o bebidas. Y lavado de las unidades.
En fin, se puede generar un vínculo cordial que los lleve a otro nivel de relación que por más que no sean allegados al vivir en la gran ciudad, ya que, el buen trato del playero podría ganar clientes y, el usuario elegir volver por el buen trato.
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