Desarrollo: Rafael Bielsa fue embajador argentino en Chile, presidente ejecutivo de Aeropuertos Argentina 2000 y secretario del SEDRONAR. Además, fue diputado nacional, ministro de Relaciones Exteriores de la Argentina, síndico general de la Nación y, fundamentalmente, miembro del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Lo recibimos porque el discurso de Javier Milei en las Naciones Unidas sigue generando controversia.
Milei calificó como un grupo de burócratas a la mesa chica de las Naciones Unidas. A vos, con ese privilegio que pocos argentinos tuvieron de llegar tan alto allí, ¿qué te quedó del discurso del presidente?
Me podría haber quedado un cierto enojo si hubiera sido una sorpresa, pero era absolutamente previsible que se expresara como se expresó.
Entonces, ese discurso parte de una serie de aceptaciones sobre la pobreza general, el éxito individual y golpes a instituciones que son muy queridas para nosotros como país. Yo no comparto para nada eso y no creo que nadie que tenga un sentimiento lo pueda compartir, pero sentimiento por sus compatriotas.
Las críticas que se le hacen a las Naciones Unidas es por la falta de capacidad de llevar adelante su misión y de poder ejecutar sus ideas, es decir, falta de poder, para decirlo de alguna manera. Y la de Milei pareciera ser inversa, de achacarle un exceso de intervención, un exceso de poder, como si fuera un Estado supranacional.
En ese sentido, me parece que también es aplicable esa contradicción de muchas otras partes del discurso de Milei, que critica cuestiones que en sí mismas son excluyentes.
Claro, pero ¿qué es lo grave en el caso de Naciones Unidas? Nosotros tenemos dos alternativas, una alternativa multilateral y una alternativa bilateral o unilateral. ¿Cuáles son las espaldas de Argentina, que tiene el 53% de pobreza, de enfrentar una agenda unilateral? ¿A quién le puede interesar? ¿Quién puede ser nuestro socio? ¿Pensamos hacerlo solos o con el sistema de distribución del ingreso que tiene la República Argentina? ¿O pensamos hacerlo dinamitando los activos más queridos por nuestra patria, como son los tecnológicos, los activos de naturaleza educacional? No se entiende a dónde va esto.
Entre otras cosas, por si fuera cierto lo que postuló la expresión de Milei como principio, que todo en Naciones Unidas estaba mal. Entonces, ¿la disolvemos o ponemos a alguien a cargo de Naciones Unidas que pudiera exportar esas ideas? No está pensado que Naciones Unidas sea mejor.
MVB VFT
Lo recibimos porque el discurso de Javier Milei en las Naciones Unidas sigue generando controversia.
Milei calificó como un grupo de burócratas a la mesa chica de las Naciones Unidas. A vos, con ese privilegio que pocos argentinos tuvieron de llegar tan alto allí, ¿qué te quedó del discurso del presidente?
Me podría haber quedado un cierto enojo si hubiera sido una sorpresa, pero era absolutamente previsible que se expresara como se expresó.
Entonces, ese discurso parte de una serie de aceptaciones sobre la pobreza general, el éxito individual y golpes a instituciones que son muy queridas para nosotros como país. Yo no comparto para nada eso y no creo que nadie que tenga un sentimiento lo pueda compartir, pero sentimiento por sus compatriotas.
Las críticas que se le hacen a las Naciones Unidas es por la falta de capacidad de llevar adelante su misión y de poder ejecutar sus ideas, es decir, falta de poder, para decirlo de alguna manera. Y la de Milei pareciera ser inversa, de achacarle un exceso de intervención, un exceso de poder, como si fuera un Estado supranacional.
En ese sentido, me parece que también es aplicable esa contradicción de muchas otras partes del discurso de Milei, que critica cuestiones que en sí mismas son excluyentes.
Claro, pero ¿qué es lo grave en el caso de Naciones Unidas? Nosotros tenemos dos alternativas, una alternativa multilateral y una alternativa bilateral o unilateral. ¿Cuáles son las espaldas de Argentina, que tiene el 53% de pobreza, de enfrentar una agenda unilateral? ¿A quién le puede interesar? ¿Quién puede ser nuestro socio? ¿Pensamos hacerlo solos o con el sistema de distribución del ingreso que tiene la República Argentina? ¿O pensamos hacerlo dinamitando los activos más queridos por nuestra patria, como son los tecnológicos, los activos de naturaleza educacional? No se entiende a dónde va esto.
Entre otras cosas, por si fuera cierto lo que postuló la expresión de Milei como principio, que todo en Naciones Unidas estaba mal. Entonces, ¿la disolvemos o ponemos a alguien a cargo de Naciones Unidas que pudiera exportar esas ideas? No está pensado que Naciones Unidas sea mejor.
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