a ONU se declaró el viernes «muy preocupada» por la situación y llamó «a todas las partes a la desescalada inmediata» y a «mostrar la máxima moderación», en momentos en que la guerra en la Franja de Gaza se desplaza hacia Líbano.
Una fuente cercana al movimiento islamista indicó que el bombardeo iba dirigido contra su fuerza de élite, la unidad Radwan, que mantenía una reunión en un sótano. El ataque mató a 16 de sus miembros.
Este es el tercer bombardeo del suburbio sur de Beirut, desde el inicio de la guerra entre Israel y el Hamás palestino hace casi un año, pero los duelos de artillería entre los dos países son casi diarios desde entonces en la frontera.
En las operaciones anteriores en la zona de Beirut, atribuidas a Israel, murieron un mando militar de Hezbolá, Fuad Shukr, y un líder de Hamás, Saleh al Aruri.
Estados Unidos ofrecía una recompensa de siete millones de dólares por información sobre Ibrahim Aqil, considerado como un «miembro principal» de la organización que reivindicó el atentado contra la embajada estadounidense en Beirut en 1983, que dejó 63 muertos.
Un fotógrafo de AFP vio el viernes en el lugar del ataque un edificio totalmente destrozado y los socorristas que evacuaban a las víctimas en medio del caos.
El primer ministro libanés, Najib Mikati, denunció el ataque a una zona residencial, lo que «prueba una vez más que el enemigo israelí no tiene ninguna consideración humanitaria.
Irán condenó «una flagrante violación del derecho internacional, así como una violación de la soberanía, la integridad territorial y la seguridad nacional de Líbano».
La operación del viernes se produjo tras dos oleadas de explosiones de bíperes y walkie-talkies utilizados por miembros de Hezbolá, que entre el martes y el miércoles dejaron 37 muertos y unos 3.000 heridos en bastiones de la milicia en Líbano.
El jefe del grupo islamista, Hasan Nasralá, acusó a Israel de esas explosiones y prometió un «justo castigo».
Israel no comentó estos ataques, ocurridos sobre todo en la periferia sur de Beirut, así como en el sur y el este de Líbano, tres feudos de Hezbolá.
El alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, advirtió que el derecho internacional «prohíbe» el uso de artefactos «explosivos» que parezcan objetos «inofensivos» y consideró «un crimen de guerra cometer actos de violencia destinados a sembrar el terror entre la población civil».
El ejército israelí aseguró que no tenía como objetivo aumentar las tensiones regionales. «No estamos buscando una escalada amplia en la región», declaró el portavoz militar Daniel Hagari.
Hasta ahora, los principales objetivos de Israel eran la destrucción de Hamás, en el poder en Gaza desde 2007, y el regreso de los rehenes que siguen retenidos en el territorio palestino.
La guerra en Gaza estalló tras un ataque de comandos islamistas de Hamás en el sur de Israel el 7 de octubre de 2023.
AFP/HB
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