Desarrollo: Rusia implementó este sábado una «operación antiterrorista» en tres regiones fronterizas con Ucrania, para contener avances de tropas de ese país, mientras que advirtió que los combates ponían en peligro una central nuclear.
El martes último, tropas ucranianas concretaron un exitoso avance sobre la región occidental de Kursk, en donde se encuentra emplazada una central nuclear.
Se trata de la mayor ofensiva sobre territorio ruso de las fuerzas ucranianas, en más de dos años y medio de conflicto.
El Comité Nacional Antiterrorista de Rusia declaró a última hora del viernes que estaba iniciando “operaciones antiterroristas en las regiones de Belgorod, Briansk y Kursk… con el fin de garantizar la seguridad de los ciudadanos y suprimir la amenaza de actos terroristas llevados a cabo por los grupos de sabotaje del enemigo”, según reflejó el sitio Actualidad DW.
La medida implica que las fuerzas de seguridad y el ejército disponen de amplios poderes de emergencia durante las operaciones «antiterroristas».
Se restringe la circulación, se confiscan vehículos, se controlan las llamadas telefónicas, se declaran zonas prohibidas, se introducen puestos de control y se refuerza la seguridad en infraestructuras clave.
El comité antiterrorista declaró que Ucrania había montado un «intento sin precedentes de desestabilizar la situación en varias regiones de nuestro país».
Las tropas de Kiev avanzaron varios kilómetros, por lo que el ejército ruso rápidamente envió reservas y equipos adicionales, incluidos convoyes de tanques, lanzacohetes y unidades de aviación, aunque ninguna de las partes ha dado detalles precisos sobre el alcance de las fuerzas que han comprometido.
La agencia nuclear rusa advirtió el sábado de que el ataque ucraniano suponía una «amenaza directa» para la cercana central atómica de Kursk y la advertencia fue replicada por el titular de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), el argentino Rafael Grossi, quien pidió «contención» a ambos países en torno a la planta nuclear.
En tanto, al menos 16.000 civiles han abandonado sus hogares en las zonas fronterizas rusas, donde se ha transportado ayuda de emergencia y suministros médicos, y se han puesto trenes adicionales a la capital, Moscú, para las personas que huyen.
«La guerra ha llegado hasta nosotros», dijo una mujer de la zona fronteriza a la AFP en una estación de tren de Moscú el viernes, declinando dar su nombre.
El ejército ruso, que confirmó el sábado que seguía luchando contra la incursión ucraniana, sostuvo que Kiev había enviado inicialmente unos 1.000 soldados y más de dos docenas de vehículos blindados de combate y tanques. Sin embargo, el sábado afirmó haber destruido cinco veces más material militar.
El martes último, tropas ucranianas concretaron un exitoso avance sobre la región occidental de Kursk, en donde se encuentra emplazada una central nuclear.
Se trata de la mayor ofensiva sobre territorio ruso de las fuerzas ucranianas, en más de dos años y medio de conflicto.
El Comité Nacional Antiterrorista de Rusia declaró a última hora del viernes que estaba iniciando “operaciones antiterroristas en las regiones de Belgorod, Briansk y Kursk… con el fin de garantizar la seguridad de los ciudadanos y suprimir la amenaza de actos terroristas llevados a cabo por los grupos de sabotaje del enemigo”, según reflejó el sitio Actualidad DW.
La medida implica que las fuerzas de seguridad y el ejército disponen de amplios poderes de emergencia durante las operaciones «antiterroristas».
Se restringe la circulación, se confiscan vehículos, se controlan las llamadas telefónicas, se declaran zonas prohibidas, se introducen puestos de control y se refuerza la seguridad en infraestructuras clave.
El comité antiterrorista declaró que Ucrania había montado un «intento sin precedentes de desestabilizar la situación en varias regiones de nuestro país».
Las tropas de Kiev avanzaron varios kilómetros, por lo que el ejército ruso rápidamente envió reservas y equipos adicionales, incluidos convoyes de tanques, lanzacohetes y unidades de aviación, aunque ninguna de las partes ha dado detalles precisos sobre el alcance de las fuerzas que han comprometido.
La agencia nuclear rusa advirtió el sábado de que el ataque ucraniano suponía una «amenaza directa» para la cercana central atómica de Kursk y la advertencia fue replicada por el titular de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), el argentino Rafael Grossi, quien pidió «contención» a ambos países en torno a la planta nuclear.
En tanto, al menos 16.000 civiles han abandonado sus hogares en las zonas fronterizas rusas, donde se ha transportado ayuda de emergencia y suministros médicos, y se han puesto trenes adicionales a la capital, Moscú, para las personas que huyen.
«La guerra ha llegado hasta nosotros», dijo una mujer de la zona fronteriza a la AFP en una estación de tren de Moscú el viernes, declinando dar su nombre.
El ejército ruso, que confirmó el sábado que seguía luchando contra la incursión ucraniana, sostuvo que Kiev había enviado inicialmente unos 1.000 soldados y más de dos docenas de vehículos blindados de combate y tanques. Sin embargo, el sábado afirmó haber destruido cinco veces más material militar.
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