Desarrollo: El canciller venezolano, Yván Gil, anunció la ruptura de relaciones diplomáticas con Perú, citando el Artículo 45 de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961. La medida responde a declaraciones del canciller peruano, Javier González-Olaechea, que rechazó los resultados de las elecciones presidenciales venezolanas del 28 de julio. Gil calificó las declaraciones como temerarias y contrarias a la voluntad del pueblo venezolano y su Constitución.
En un contexto de creciente tensión, Venezuela también exigió a Argentina, Chile, Costa Rica, Perú, Panamá, República Dominicana y Uruguay retirar a su personal diplomático, acusándolos de acciones y declaraciones injerencistas. Las elecciones venezolanas han sido cuestionadas por estos países, exacerbando las tensiones diplomáticas y demandando respeto a la soberanía venezolana.
Además, Gil dirigió fuertes críticas al gobierno de Estados Unidos, pidiendo que «saque sus narices» de Venezuela. Acusó a Washington de orquestar una operación terrorista y rechazó las declaraciones del subsecretario de Estado, Brian A. Nichols, quien defendió el derecho de los venezolanos a expresar sus opiniones libremente y sin represalias.
La ruptura con Perú y la exigencia de retirar personal diplomático marcan un nuevo nivel de confrontación internacional para Venezuela. La situación refleja la compleja dinámica de poder y la creciente polarización en la región, mientras el país se enfrenta a desafíos internos y presiones externas significativas.
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