Tras los casos de cocaína envenenada, la Iglesia se pronunció en contra de la legalización de las drogas: “Matan siempre”.
Desde la Conferencia Episcopal Argentina plantearon que la despenalización de las sustancias “solo traerá más consumo y marginalidad”. Reclamaron una Ley de Emergencia en Adicciones.
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La Conferencia Episcopal Argentina se pronunció en contra de la legalización de las drogas tras el caso de la cocaína envenenada que se cobró 23 vidas en el oeste y el norte del conurbano bonaerense.
A través de un comunicado oficial, las máximas autoridades de la Iglesia Católica se mostraron “profundamente conmovidas” por la tragedia ocurrida esta semana y se solidarizaron con los familiares y amigos de las víctimas.
Sin embargo, lamentaron que ahora “muchos alcen sus opiniones” en favor de la legalización de las drogas. “Escuchando a tantos pibes y pibas de nuestros barrios, lo que comenzó como un pasatiempo, una probada, termina siendo un espiral de violencia, abandono escolar, situación de calle, muerte”, señalaron.
Y advirtieron: “La despenalización del consumo, la legalización de las sustancias, sólo traerá más consumo y marginalidad. Seguramente se instalará en la sociedad que las drogas legales no hacen daño: las drogas matan siempre”.
En esa línea, le reclamaron al gobierno tratar cuanto antes una “Ley de Emergencia en Adicciones”. A su vez, llamaron a toda la sociedad a trabajar en la prevención de las adicciones.
“Necesitamos ser una comunidad que asuma el dolor y sane las heridas de los otros. ¿Cómo? Con nuestro “método de las 3 C”: abriendo más espacios de Capillas, Clubes y Colegios, dándole lugar al que no lo tiene, apoyando la Obra de los Hogares de Cristo: centros donde se recibe la vida como viene, generando un espacio comunitario para la contención, sanación y reinserción social”, propusieron desde la Conferencia Espiscopal.
A su vez, instaron a las autoridades del Estado Nacional a avanzar contra los “mecanismos de corrupción en todos sus niveles, que alimentan este circuito del narcotráfico, que destruyen tantos barrios, comunidades, familias, hermanos”. Y agregaron: “Alentamos también la creación de mayores espacios de contención e internación, para que las familias más pobres puedan llevar a sus familiares adictos”.
Desde la Iglesia, también lamentaron la indiferencia de la sociedad antes este o otro tipo de injusticias, como los muertos por la pandemia, las personas que viven sin agua potable, no tienen lo suficiente para comer o una vivienda digna.
“Seguramente este hecho de la “droga adulterada” será noticia por un tiempo, y después a otra cosa. De esta forma, nos desconectamos y naturalizamos todo tipo de violencia, nada ya nos llama la atención”, dijeron.
El documento lleva las firmas de Monseñor Oscar Ojea, Obispo de San Isidro; el Cardenal Mario Poli en Buenos Aires; el Obispo de la zona de la tragedia que es Martín Fassi, Obispo de San Martín; Pedro Laxague, Obispo de Zarate Campana y Delegado de la Región Buenos Aires; y Monseñor Jorge Lugones, Presidente de la Pastoral Social