Roberto Urquía: «El que alienta la grieta busca destruir al país, tener más pobres»

Recién se reincorpora a su oficina y va transitando su segundo día después de haber pasado los últimos 21 en aislamiento por tener coronavirus. Dice que todavía está “algo grogui”, pero ya está con la agenda y en ningún momento se desconectó de la realidad nacional que, admite, le preocupa.

Roberto Urquía es uno de los empresarios más importantes del país y su voz siempre es una referencia y un pulso a la hora de entender cómo decodifican los hombres de negocios de la Argentina, especialmente los ligados a la agroindustria.

El titular de la Aceitera General Deheza asegura que “quienes toman decisiones o legislan en el país deben dejar de hacerlo bajo la lógica financiera y empezar a trabajar orientados hacia la producción porque es la única que nos puede sacar hacia adelante”.

Dice que es optimista sobre el futuro del país, más allá de la coyuntura. Admite que no habla con el presidente Alberto Fernández pero sí con algunos allegados. Y anota un par de políticas necesarias para el sector agropecuario y agroindustrial: la primera es corregir el mercado cambiario y eliminar la enorme brecha que hay entre lo que cobra alguien que exporta y el valor del dólar en el mercado paralelo o el Contado con Liquidación. “No es posible que un productor o alguien que exporte cobre al dólar oficial menos retenciones que en el caso de la soja es 33%”, disparó Urquía. Pero más allá del sector y la economía habló de política -si piensa volver- y sobre la polémica en torno a las megagranjas chinas.

¿El campo y la agroindustria están para traccionar a la Argentina en este momento?

No tengo ninguna duda del potencial que tiene el sector agropecuario y de la agroindustria en el país que es muy competitivo. Pero también es cierto que necesita un respaldo, una ayuda. Por ejemplo hay que terminar con esta diferencia enorme en el tipo de cambio y dar señales a la producción para que invierta y se expanda más. Tenemos una diferencia del 100% si se toma las puntas entre lo que recibe un productor por exportar y el dolar blue o el contado con liquidación. Hay que reducir ese spread porque así es muy difícil. Pero además, desalentamos la producción y desalentamos que se quieran liquidar los granos. Hoy en Argentina hay mucho grano de maíz y mucho grano de soja y con este escenario el que lo tiene difícilmente elija desprenderse de ese capital. Y si no fomentamos la producción y la venta de granos no vamos a conseguir los dólares que el país tanto necesita.

Hay cierta coincidencia en la necesidad de apostar por la producción, por lo menos en los discursos…

Es que genera hartazgo que siempre el que toma decisiones o tiene que legislar lo haga con una visión más volcada a lo financiero que a lo productivo. Y la verdad es que el único camino que nos va a sacar de acá es si producimos más y si generamos más empleo. No hay otro camino. No podemos seguir discutiendo cómo repartir con una torta que se achica cada vez más.

Ya estamos discutiendo por las migas…

Bueno, exactamente. Pero podríamos estar discutiendo por las tortas. Y eso es necesario que se entienda porque Argentina tiene las condiciones para salir adelante. Por eso tenemos que trabajar en darle valor a lo que producimos. Yo no comparto la idea de exportar maíz, tenemos que exportar un cuarto de cerdo. Hay que transformar esos granos en carne.

Hablando de cerdos, ¿qué mirada tiene sobre las megagranjas chinas que buscan radicarse en el país?

Me parece una buena oportunidad. Va a crecer enormemente la demanda de maíz y de harina de soja para alimentar a esos animales. Pero además pensemos en el empleo que se puede generar entre personal de granja y profesionales que trabajen allí. Me parece que en noviembre puede haber novedades en ese sentido. Creo que es una gran oportunidad que podemos aprovechar porque China, a raíz de los problemas sanitarios con la fiebre porcina sacrificó buena parte de su rodeo y allí tomó la decisión de producir en distintos lugares del mundo y por eso miraron a la Argentina. Es una forma de reducir el riesgo.

Pero hay cuestionamientos y dudas desde lo ambiental y también sobre el futuro de los productores nacionales si esa producción se vuelca al mercado interno…

Sí, es cierto. Pero lo que siempre se dijo desde un primer momento es que toda la producción es para exportar a China, es una forma de sustituir lo que antes hacían exclusivamente allá. Pero además pensemos en lo que pueden generar estas granjas en Tucumán, Salta, San Luis, el oeste de Córdoba si se deciden radicar allí y comenzar a producir. Van a generar una revolución porque por cada tres kilos de comida se produce uno de carne; imaginemos el ahorro de flete que va a significar eso. Eso sí, de nada serviría que se vayan cerca de las grandes ciudades a favorecer la concentración que ya tenemos. Eso es un modelo que hay que cambiar y para eso la producción del interior del país es fundamental.

¿Ve que hay interés en avanzar en esa dirección, la de la producción en este momento?

Creo que la cuestión de la pandemia hoy se lleva todas las miradas y en ese sentido creo que es importante que esto nos sirva para valorar a los trabajadores de la salud por el gran esfuerzo y por arriesgar sus vidas muchas horas todos los días. Me tocó verlo de cerca cuando estuve atravesando la enfermedad. Pero pienso que a la salida vamos a avanzar en ese sentido. Tiene que haber un consenso ahí porque es la única salida. No sirve esto de la grieta y de estar enfrentandonos todo el tiempo. Está claro que por ahí vamos a más pobreza y más dificultades.

Pero por momentos la grieta aflora y fomentada desde las dos orillas…

Sí, pero insisto que por ahí no vamos a ningún lado. El que alienta la grieta no está pensando en el desarrollo del país y facilita el crecimiento de la pobreza.

¿Habla con el Presidente?

No, no. Sí con algunos integrantes de su equipo y veo buena predisposición.

¿Piensa en volver a la política?

No, la verdad que no. Ahora estoy retomando en la empresa después de haber estado 21 días aislado. Estoy tranquilo así.