En la escuela 1-002 Manuel Blanco Encalada, de Junín, que es la más antigua de la provincia, se generó una polémica impensada. La vicedirectora, Carolina Gutiérrez, saluda al alumnado refiriéndose a ellos como “todos, todas y todes” y esto generó que un grupo de padres elevaran una nota a la Supervisión.
En el escrito se puede leer la motivación: «Informando sobre esto y manifestando la preocupación por la transmisión en institución educativa, cuyo significado no está descrito por la Real Academia Española, generando en las diversas etapas educativas una confusión en la interpretación del lenguaje”.
La docente sostuvo que “yo tenía muy claro que esto tenía un costo, pero me animo a ponerle el pecho, porque sé que no estoy haciendo las cosas mal. Solo soy la primera vicedirectora en Junín que usa el lenguaje inclusivo”.
“Es bueno que se instale este tema en la sociedad, porque estamos en una época en donde ya es tiempo de hablar de otra manera, porque la misma sociedad lo requiere”
Carolina Gutiérrez, vicedirectora de la escuela Blanco Encalada
Para la abogada Carolina Jacky, la docente no solo no está vulnerando ningún derecho sino que “está cumpliendo con lo que la ley indica”.
Carolina Gutiérrez asumió la vicedirección de la escuela, ubicada en la avenida Mitre al 90 de Junín, a principios de año. Desde el comienzo del ciclo lectivo saludó al alumnado refiriéndose a ellos como “todos, todas y todes” y como “chicos, chicas y chiques”.
El saludo no generó nada en particular entre los niños, salvo algunas risas nacidas de la novedad. Sin embargo el pasado 8 de junio una nota firmada por 11 padres ingresó a la Supervisión de la Zona Este, advirtiendo sobre esto y pidiendo “una respuesta”.
En la mañana de este miércoles la docente concurrió a la Supervisión y allí se le pidió que haga una nota de descargo, respondiendo a la que dan los padres.
El tema había generado hasta aquí algunas charlas entre padres, pero tomó trascendencia después de que un portal local, Mega Noticias, difundiera la nota presentada por los padres y contara el caso.
La difusión de esa noticia en las redes generó decenas de comentarios de todo tipo, tanto a favor y en contra de la docente.
En diciembre pasado se aprobó en la Cámara de Diputados de la Nación, la Ley 27.499, conocida como la Ley Micaela. Con 171 votos a favor y uno en contra (el del polémico diputado salteño Alfredo Olmedo) la ley ordena la “formación y capacitación en perspectiva de género para todos los funcionarios de la gestión pública, sin importar jerarquía ni forma de contratación ni el ámbito en el que desempeñe sus funciones”, entre otras cosas.
Esta ley además se suma a la aprobada en 2012, la 26.743, que reconoce el derecho a tener la identidad sexual autopercibida en el documento nacional, así como el acceso a la atención sanitaria integral de personas trans.
La abogada Carolina Jacky, especialista en estos temas, dijo sobre la situación generada en la escuela Blanco Encalada, que “el lenguaje inclusivo es para provocar y generar conciencia de protección a la mujer y a la diversidad y los padres que se han quejado no llegarán a buen puerto”.
La letrada afirmó que Gutiérrez “está amparada por leyes nacionales y por convenciones internacionales que hablan de la no discriminación”.
“El lenguaje utilizado por la docente hace referencia a las leyes de Identidad de género, de Violencia de Género y de Educación Sexual Integral en las escuelas, que son leyes nacionales que se deben cumplir y la docente que pregona en su discurso estos derechos de inclusión no está violando ninguna norma, todo lo contrario”