Sheila Ayala, la chica de 10 años que estaba desaparecida desde el domingo, fue encontrada sin vida a metros de donde se la vio por última vez en el complejo donde vivía junto a su padre en el barrio Trujuy de San Miguel. El cuerpo habría sido encontrado por la Policía Bonaerense, entre dos paredes lindantes, entre residuos y envuelto en bolsas en un basurero junto al predio del complejo.
Luego de una recompensa de medio millón de pesos por información para dar con su paradero y un fuerte operativo que incluyó drones, buzos tácticos en arroyos de agua contaminada y más de 150 policías, un grupo de canes y otro de bomberos munidos con pico y pala ingresaron al complejo tras el mediodía de hoy.
El tío de Sheila fue llevado en patrullero minutos antes de que trascendiera la aparición del cadáver, contenido por policías y visiblemente agitado. La causa está en manos de la Fiscalía Nº 20 de Malvinas Argentinas: un cambio de carátula en la causa parece inminente.
Las hipótesis de los investigadores apuntaban a una supuesta rivalidad entre los padres separados de la menor o un ajuste de cuentas por presuntos negocios narco en la familia. Hasta poco antes de las 19 horas no había detenidos.
Jorge Finici, comisario mayor de la Policía Bonaerense presente en el lugar, se negó a ratificar si el cadáver es el de Sheila: «La verdad es que fue un final triste. Tenemos un cuerpo pequeño. No tenemos la identidad. No tenemos certificado de que sea la niña que estamos buscando. De ahora en más seguiremos investigando hasta encontrar a los culpables».
Luego de que se conociera la noticia del hallazgo del cuerpo de Sheila, un grupo de 30 vecinos comenzó a arrojar piedras, maderas y botellas sobre el portón que está en la entrada predio donde vivía la chiquita.
La Policía respondió con balas de goma y hubo varios detenidos. Justamente, en el lugar había un importante operativo de las fuerzas de seguridad desde temprano.