Sentido y Hora de la Vigilia:
- «Según una antiquísima tradición, ésta es una noche de vela en honor del Señor, y la Vigilia que tiene lugar en la misma, conmemorando la noche santa en la que el Señor resucitó , ha de considerarse como «la madre de todas las santas Vigilias». Durante la vigilia, la Iglesia espera la resurrección del Señor y la celebra con los sacramentos de la iniciación cristiana» .
- «Toda la celebración de la Vigilia pascual debe hacerse durante la noche. Por ello no debe escogerse ni una hora tan temprana que la Vigilia empiece antes del inicio de la noche, ni tan tardía que concluya después del alba del domingo. Esta regla ha de ser interpretada estrictamente. Cualquier abuso o costumbre contraria que se haya introducido y que suponga la celebración de la Vigilia Pascual a la hora en la cual habitualmente, se celebran las misas vespertinas antes del domingo han de ser reprobadas» .
- En la Didascalia de los Apóstoles leemos: «Durante toda la noche permaneced reunidos en comunidad, no durmáis, pasad toda la noche en vela, rezando y orando, leyendo los profetas, el evangelio y los salmos con temor y temblor, en un clima de súplica incesante, hasta la tercera vigilia de la noche, después del sábado…Ofreced después vuestro sacrificio. Alegraos entonces y comed, llenaos de gozo y de júbilo porque Cristo ha resucitado, como prenda de vuestra resurrección» . Tal vez no sea posible realizar una vigilia total en muchas de las parroquias y comunidades cristianas, pero al menos no tendría que reducirse demasiado la duración de esta Vigilia. En una sociedad en que las celebraciones festivas nocturnas son comunes, ¿tenemos miedo a dedicar una noche a velar con el Señor Jesús en su paso de la muerte a la Vida?
Celebración de la Vigilia:
- «La Vigilia Pascual tiene la siguiente estructura: después del Lucernario y del Pregón Pascual (que forman parte de la primera parte de la Vigilia), la Santa Iglesia contempla las maravillas que Dios ha hecho a favor de su pueblo desde los comienzos (segunda parte o liturgia de la Palabra), hasta que, junto con los nuevos miembros renacidos por el Bautismo (tercera parte), es invitada a la mesa, preparada por el Señor para su pueblo memorial de su muerte y resurrección, en espera de su nueva venida (cuarta parte). Nadie está autorizado a cambiar a su arbitrio esta estructura del rito» .
- Sobre la estructura de la Vigilia Pascual es bueno tener presente:
- Primera Parte: El Lucernario.
– El lugar adecuado para el Lucernario es fuera de la Iglesia. Se ha de preparar una buena hoguera (y no una pequeña fogata), destinada a la bendición del fuego nuevo, cuyo resplandor debe ser tal que disipe las tinieblas e ilumine la noche.
– Prepárese el Cirio Pascual, que para la veracidad del signo, ha de ser de cera (nunca ficticio), nuevo cada año (la Pascua es novedad y por ello no deben usarse los Cirios Pascuales de años anteriores), relativamente grande, para que pueda evocar que el Señor Jesús es la luz del mundo. La bendición del Cirio Pascual se hará con los signos y palabras propuestos por el Misal.
– De allí habrá de ordenarse la procesión hacia la Iglesia. El Cirio Pascual va por delante, el pueblo sigue al Cirio Pascual encendido, que durante la procesión ha de ser el único prendido. Del mismo modo que los hijos de Israel en el desierto, durante la noche, eran guiados por una columna de fuego, así los cristianos siguen a Cristo resucitado.
– En la puerta de la iglesia los fieles cristianos van encendiendo sus cirios particulares del Cirio Pascual. Es un símbolo muy expresivo de que la Pascua de Cristo tiene que ser también Pascua nuestra, y todos estamos llamados a participar de su Luz y de su Vida.
– La procesión entra al templo con las aclamaciones a Cristo: «Luz de Cristo. Demos gracias a Dios», y las luces del templo se van progresivamente encendiendo.
– Concluye la primera parte con el canto solemne del Pregón Pascual: El «Exultet». Es un hermoso anuncio lírico de lo que va a ser la fiesta de esta noche. Un invitatorio a la alegría de todo el cosmos y de la comunidad, porque es la noche de la Vida y de la Reconciliación definitivas.
- Segunda Parte: La Liturgia de la Palabra.
– Esta noche santa, las lecturas tienen una coherencia muy cuidada entre ellas. Se presentan como una clave para entender al Señor Jesús y su misterio y para entender toda la historia de la salvación desde Cristo. El proclamarlas muy cerca del Cirio Pascual, símbolo de Cristo, así lo resalta.
– «En la Vigilia Pascual de la noche santa, se proponen siete lecturas del Antiguo Testamento, que recuerdan las maravillas de Dios en la historia de la salvación, y dos lecturas del Nuevo, a saber, el anuncio de la resurrección según los tres evangelios sinópticos, y la lectura apostólica sobre el bautismo cristiano como sacramento de la resurrección de Cristo» Las lecturas van acompañadas de un salmo o cántico de meditación que prolonga su idea central en clima de oración. Cada bloque de lectura y canto concluye con una oración. Estas oraciones son muy antiguas, datan del S. VII y están tomadas del Sacramentario Gelasiano. Así la estructura de la Liturgia de la Palabra adquiere un carácter de diálogo: Dios que toma la iniciativa en la historia de la salvación, nos revela cuál es su Plan de Amor sobre nosotros y como lo ha ido desplegando a través de la historia. Y nosotros que acogemos su iniciativa salvadora, su Palabra de vida y la meditamos en el corazón siguiendo el ejemplo de Santa María, la gran cooperadora de los planes de Dios y la oyente por excelencia de la Palabra.
– Terminadas las lecturas del Antiguo Testamento, y para subrayar el paso del Antiguo al Nuevo Testamento, se canta el himno del «Gloria» mientras se hacen sonar las campanas, se encienden los cirios del altar (los cuales deben ser más numerosos que de costumbre) y se colocan flores en el altar. Terminado el canto del «Gloria», el sacerdote dice la oración colecta.
– De ahí todos toman asiento y se lee la Epístola. Al final de la misma todos se levantan y el sacerdote entona por tres veces el «aleluya», elevando gradualmente la voz y repitiéndolo la asamblea. Este canto del «aleluya» se puede repetir varias veces por parte de la asamblea mientras un salmista va cantando el Salmo 117. Sigue el anuncio de la Resurrección del Señor con la lectura del Evangelio, culmen de toda la liturgia de la Palabra. Después se tiene una homilía breve.
- Tercera Parte: Liturgia Bautismal.
– Después de escuchar la Palabra de Dios, pasamos a celebrar los sacramentos pascuales. El mismo misterio de la Pascua del Señor Jesús que nos han proclamado las lecturas y con el que ya hemos entrado en comunión por una escucha atenta y una acogida de fe, lo vamos a celebrar ahora con los signos sacramentales.
– Un sentido de conveniencia pastoral dirá a cada comunidad si es momento apropiado, éste de la noche vigilar, para celebrar algún bautismo, sobre todo de adultos. En el caso de niños párvulos, habría que tener en cuenta su situación y la de sus familiares, para, tal vez, reservar la celebración de este sacramento para la Misa de la mañana del domingo de Pascua.
– Actualmente, la estructura de la celebración bautismal es:
a. Las letanías de los santos (si va a haber bautismo), invocando su protección sobre los que se van a bautizar, y añadiendo a la lista algunos más propios de la Iglesia local, o también reflejando los nombres que se van a imponer a los bautizados. Las letanías se cantan de pie, no de rodillas.
b. La bendición del agua: la larga si hay fuente bautismal, y la corta si no la hay, ni va a haber bautizos. Más que bendecir agua, es bendecir a Dios Amor por lo que en la historia de la salvación ha hecho por medio del agua, desde la creación y el paso por el Mar Rojo hasta el bautismo de Jesús en el Jordán, pidiéndole que hoy también a través del agua actúe su Espíritu de vida sobre los bautizados y la Iglesia. Esta invocación del Espíritu la puede realizar el sacerdote, si lo cree oportuno introduciendo una o tres veces el Cirio Pascual en el agua.
c. Se tienen eventualmente los bautizos (y confirmaciones cuando es el caso de adultos que se bautizan).
d. Toda la comunidad, con las velas de nuevo encendidas en las manos hace la renovación de las promesas bautismales, recordando el propio bautismo.
e. A este renovación le sigue el gesto de la aspersión, con un canto bautismal. Es un gesto simbólico que luego, durante todos los domingos del año, pero sobre en los domingos de Pascua se puede ir repitiendo como rito inicial de la Eucaristía que sustituye al rito penitencial.
f. El rito bautismal concluye con la Oración universal, con la que el pueblo cristiano, empezando por adultos recién bautizados, ejercitan su «sacerdocio bautismal».
d. Cuarta Parte: La Eucaristía Pascual.
– La comunidad cristiana, iluminada por la Palabra, rejuvenecida por el agua bautismal o su recuerdo, se sienta ahora a la mesa festiva de la Pascua, en la que su Señor la invita a participar de su Cuerpo y de su Sangre. Con la Eucaristía se termina el ayuno cuaresmal: Jesús se da a sí mismo como alimento de vida eterna a su Iglesia.
– La Eucaristía es el punto culminante de toda la Vigilia. Todo hasta este momento debe haber señalado a esta dirección, creciendo en intensidad: «la celebración de la Eucaristía es el punto culminante de la Vigilia porque es el sacramento pascual por excelencia, memorial del sacrificio de la Cruz, presencia de Cristo resucitado, consumación de la iniciación cristiana y pregustación de la pascua eterna» .
– Por tanto «hay que poner mucho cuidado para que la liturgia eucarística no se haga con prisa. Es conveniente que todos los ritos y las palabras que los acompañan alcancen toda su fuerza expresiva: la oración de los fieles…la procesión de las ofrendas, en la que conviene participen los néofitos, si los hay; la plegaria eucarística primera, segunda o tercera, a ser posible cantada, con sus embolismo propios, la comunión eucarística, que es el momento de la plena participación en el misterio que se celebra»
-Al final antes del «podéis ir en paz, aleluya, aleluya», debe añadirse, aunque el Misal no lo proponga, el canto del «Regina caeli» u otro saludo a la Madre del Resucitado, dirigiéndose hacia su imagen. El canto puede introducirse con la siguientes palabras u otras parecidas:
En el día de Pascua la comunidad cristiana, dirigiéndose a la Madre del Señor, la invita a alegrarse: ¡ Reina del cielo, alégrate Aleluya! Así recuerda el gozo de María por la resurrección de Jesús, y prolonga en el tiempo el «¡Alégrate!» que le dirigió el ángel en la Anunciación, para que se convirtiera en «causa de alegría» para la humanidad entera. Saludemos a María nuestra Madre cantando el , Regina caeli.
Misa del Día de Pascua:
- «La Misa del día de Pascua se debe celebrar con la máxima solemnidad. En lugar del acto penitencial, es muy conveniente hacer la aspersión con el agua bendecida durante la celebración de la Vigilia…Con la misma agua bendecida conviene llenar los recipientes (pilas) que se hallan a la entrada de la iglesia» .
- El Cirio Pascual, que tiene su lugar propio junto al ambón o junto al altar, enciéndase al menos en todas las celebraciones litúrgicas de una cierta solemnidad en este tiempo, tanto en las Misas, como en Laudes y Vísperas, hasta el domingo de Pentecostés. Después ha de trasladarse al baptisterio y mantenerlo con todo honor, para encender en él el cirio de los nuevos bautizados. En las exequias, el Cirio Pascual se ha de colocar junto al féretro, para indicar que la muerte del cristiano es su propia Pascua. El Cirio Pascual, fuera del tiempo pascual, no ha de encenderse ni permanecer en el presbiterio» .