Aunque se siguieron aumentando los impuestos, la recaudación apenas creció al ritmo de la inflación. Como el incremento de impuestos no alcanzó para financiar el aumento del gasto público, con decretos de necesidad y urgencia se apeló a los fondos de la ANSES y el Banco Central. Esto refleja un serio desequilibrio de las cuentas públicas, pero también un grave deterioro institucional ya que parte importante de estos recursos se dilapidan en clientelismo con planes sociales y empleo público, subsidios a empresas públicas y privadas, propaganda oficial y discrecionalidad en las transferencias para someter a gobernadores e intendentes.
La recaudación impositiva nacional ascendió en el año 2012 a $680 mil millones. El incremento representa un 25% con respecto a la recaudación impositiva del año anterior, una evolución similar a la inflación que miden las estadísticas provinciales. Es llamativo que la recaudación sólo aumente al ritmo de los precios, cuando la presión sobre los contribuyentes sigue creciendo como lo demuestra la no actualización del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias. Evidentemente, que al haberse alcanzado un nivel récord de presión impositiva se presentan crecientes dificultades para seguir incrementando la recaudación de impuestos.