PRETTO en CHINA: «No importa que el gato sea blanco o sea negro, lo importante es que cace ratones” (I)

NOTA ENVIADA POR EL LEGISLADOR PROVINCIAL, DR. JAVIER PRETTO.

“Tuve el enorme privilegio de ser invitado por el Partido Comunista Chino junto a dirigentes del PRO (al que me he integrado en el armado de su estructura partidaria en Córdoba) a participar de un encuentro de partidos centristas de América Latina, paradójicamente organizado por el referido partido.

El evento se desarrolló en la República Popular China entre los días 23 de junio y 7 de julio y, en lo personal, fue una experiencia muy rica e interesante.

Visitamos Beijing, Chengdu y Shangai junto a los dirigentes argentinos Diego Guelar y Lucas Del Vecchio, y de los partidos Colorado y Blanco de Uruguay,la Democracia Cristianade Chile, Perú Posible, el Partido Popular Cristiano de Perú y el Partido Unidad Social Cristiano de Costa Rica.

El acercamiento que hemos podido tener con la sociedad, la organización política y la economía del gigante asiático nos permitió una comprensión más acabada de esa milenaria cultura y los motivos de su vertiginoso ascenso a la categoría de potencia mundial.

Un 23 de julio, hace noventa y un años, se creaba el Partido Comunista Chino en la ciudad de Shangai, donde se planteó combinar Marxismo con prácticas revolucionarias y se elaboró un nuevo plan revolucionario para acercar las ciudades.  Luego de casi tres décadas de lucha, en 1949 los comunistas derrocaron a los conservadores del Kuomintang, obligándolos a refugiarse enla Islade Formosa. De esta manera, Mao Tse Tung accedió al poder fundándola República Popular, la que dio inicio a una nueva etapa en la historia contemporánea de China. Fiel a aquellas concepciones originarias, su Gobierno intentó una constante revolución desde el campesinado hacia las ciudades, una política que hoy se conoce como la “contribución socialista” y que duró 29 años. En 1978 y tras su muerte, se inició una nueva etapa histórica de la mano del carismático Deng Xiaoping, quien había sido una de las víctimas de la “revolución cultural” impulsada por Mao. Esta nueva fase dela Chinacomunista significó la reforma y apertura económica más profunda que haya vivido ese país en sus cinco milenios de existencia, un hecho que le permitió crecer a tasas exorbitantes hasta ingresar, por legítimo derecho, al selecto grupo de las potencias mundiales.

Siguió a Deng una tercera camada de liderazgo comunista que, lejos de apartarse de su línea de reformas, intensificó la apertura económica y fomentó la inversión extranjera, hasta el punto de lograr el ingreso de China enla Organización Mundialdel Comercio, todo un símbolo para un régimen comunista. Estos líderes, más contemporáneos, participaron de la restitución de Hong Kong y Macao en los años 90 y continuaron la lucha por la reunificación con Taiwán, algo todavía pendiente.

Todos estos lineamientos, impulsados por Deng y continuados por sus sucesores, han transformado a China en una locomotora de un mundo en crisis. En la actualidad somos testigos de su crecimiento económico y sostenido desarrollo humano, algo que – 30 años atrás – hubiera parecido muy improbable desde la óptica de las grandes democracias occidentales.

Mi viaje a China me ha llevado a reflexionar que no son las ideologías ni los regímenes políticos los únicos que consiguen los resultados que la ciudadanía espera de las políticas instrumentadas por los dirigentes en sus países. La gran lección que he traído en mi equipaje es que hay ciertas cosas que, tanto a la derecha como a la izquierda del pensamiento político, deberían ser objeto del consenso más perfecto: cuadros políticos preparados, escuelas de gobierno neutrales y prestigiosas, políticas de estado respetadas a lo largo del tiempo y debidamente acordadas, la evaluación de sus resultados y la separación entre la política interna y los intereses internacionales dela Nación. Estassimples cosas garantizan, las más de las veces, que cada vez se incorporen más ciudadanos a la clase media y con los niveles de desarrollo humano al que todos los habitantes de la tierra tenemos derecho y nos merecemos. Así de práctico.

China no es la panacea (como, para ser justos, tampoco lo sean los países capitalistas desarrollados), pues aún hay mucho trabajo por hacer. A pesar de su continuo crecimiento, por lo menos 150 millones de chinos se encuentran bajo el nivel de pobreza, 10 millones no tienen energía, 24 millones se encuentran con problemas de empleo y 12 millones son desempleados. Se agregan a estos problemas el abismo que existe entre sus zonas urbanas – en general ricas y dinámicas – con sus áreas rurales, más próximas a la edad media que al capitalismo. Precisamente, son estas áreas atrasadas las que deben alimentar al 22% de la población mundial cultivando apenas el 7% de la extensión total del país, todo un desafío parala Chinadel futuro y que explica, en gran parte, el sostenido precio de las comodities mundiales. La falta de libertades básicas y una cuestionable política de derechos humanos completan el panorama de las cuestiones aún pendientes en aquella nación tan sorprendente.

Pero, en lo personal, no tengo dudas que, con las políticas diseñadas y el grado de eficacia en su aplicación (lo que, entre otras cosas, les permite ingresar cada año 50 millones de habitantes a la clase media) permitirá brindar trabajo y acceso a bienes y servicios de calidad a cada vez más chinos. Nadie debería sorprenderse que, en algo más de una década, China desplace a los Estados Unidos como primera potencia mundial, una meta que el país se ha propuesto hace ya muchos años y que se torna verosímil gracias a su solidez económica y al nivel de vida que alcanzará su población. Contribuirá al logro de este desafío las constantes radicaciones de empresa de tecnología, máquinas herramientas, automotrices y autopartistas que, por millares, eligen el país como destino de sus inversiones. Probablemente sobre finales de esta década podamos ver – y maravillarnos – por ver un chino en la luna. Hace pocos días han logrado que un submarino de propio diseño haya logrado el récord de profundidad.

Pienso que, después de ver ciudades de entre 12 y 18 millones de habitantes con un desarrollo urbano admirable, con rutas y autopistas nuevas, con miles de torres donde se construyen modernas viviendas, con galerías de servicios públicos bajo pavimento que no muestran un sólo cable colgado y de las que únicamente afloran las columnas de alumbrado público con diseño artístico, sus miles de kilómetros de bulevares verdes, sus espacios públicos adornados con jardines con millones de flores y envidiables organizaciones de servicios públicos urbanos, que la potencialidad de China aún no ha encontrado su techo.

En síntesis, los dirigentes políticos que tuvimos esta fantástica experiencia, hemos podido apreciar cómo se avanza vertiginosamente cuando la política pública se convierte en política de Estado y se aplica correctamente, tal vez con un nivel de corrupción sensiblemente inferior al que sufrimos en toda América Latina, el Desarrollo Humano se puede apreciar, se puede palpar, se puede disfrutar.

China es un país de múltiples nacionalidades, integradas social y constitucionalmente, su población representa un cuarto del conjunto global y su tamaño geográfico lo ubica entre las naciones más grandes. Estos obstáculos o complicaciones han sido sorteados con éxito por el Gobierno chino, y ello solo fue posible por el sostenimiento en el tiempo y la decisión de políticas públicas estratégicamente desarrolladas.

Ese desarrollo deseable también despierta una sana envidia, por el sólo hecho de saber que vivimos en un país bendito por los recursos naturales que dispone, sin problemas raciales, ni religiosos, ni sociales que no sean el desafío de la clase política de pensar con grandeza y sentarse con los opositores a enriquecer las ideas que nos puedan sacar del camino del estancamiento y trabajar juntos en políticas de estado que merecen nuestros hijos y nietos.

Por último, creo que los países en vías de desarrollo, como el nuestro, deben reflexionar sobre el mensaje que nos dejara la famosa frase de Deng Xiaoping: “no importa que el gato sea blanco o sea negro, lo importante es que cace ratones”.

Un comentario sobre “PRETTO en CHINA: «No importa que el gato sea blanco o sea negro, lo importante es que cace ratones” (I)

  1. En 12 doce años , ni blanco ni negro ni ningun color del arco iris ,no vimos que se haya enjaulado ninguna empresa,ninguna industria,nuestro raton se lleno o estaba lleno….verguenza da oir a este personaje.

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