A tres años del 11 de marzo de 2008
Se cumplen tres años de un hecho que ya es histórico: la decisión del sector agropecuario de no dejarse avasallar ante el arrebato autoritario y arbitrario de un Gobierno que le quitó la posibilidad de progreso a miles de argentinos, especialmente a los pequeños y medianos productores.
La democracia supone la soberanía del pueblo, de las leyes y el control de los poderes republicanos. La iniciativa privada, y la posibilidad de su desarrollo es otro componente insoslayable de la República Argentina.
Nuestro país viene transitando por caminos que niegan un componente esencial de toda democracia: la realización de la justicia social y el fortalecimiento del ciudadano.
No hay democracia si no se aseguran los derechos sociales y económicos de todo habitante. En la Argentina de la fractura social, de la indigencia, de la pobreza estructural, hablar de democracia constituye una mera ilusión o tal vez una formalidad, alejada de la sustancia. Debemos hacer respetar nuestros derechos, pero también todos debemos cumplir con nuestras obligaciones.
La Comisión de Enlace de Entidades Agropecuarias es la expresión por excelencia de una conciencia sectorial convertida en manifestación de un reclamo republicano, federal y democrático; de un reclamo que, por la amplitud de sus contenidos y la trascendencia de sus valores, así como por la amplitud de la participación popular, corresponde caracterizar como cabalmente nacional.
La Mesa de Enlace demuestra en los hechos la necesidad de dar vida al diálogo que pueda más que el monólogo, a la convergencia que derrote la intolerancia, a la inclusión que termine con la exclusión, a la vigencia, en suma, de las instituciones. Es, sin dudas, la expresión más pura de la capacidad de convivencia en la diversidad, y de que aún en las diferencias es posible emprender acciones conjuntas.
Hace ya tres años el sector agropecuario hizo saber, a través de su protesta, que ningún sector productivo tiene porvenir si al unísono no lo tiene el ideal republicano. En otros términos pensamos que la síntesis entre república e inclusión social debe ser nuestro desafío. No podemos sacrificar este ideal por la desidia, la corrupción y la falta de diálogo.
El campo contribuye a la integración de los diferentes actores que en él intervienen. Estas diferencias, que son parte de la complejidad de sus actividades, han llevado a dar vida a una nueva iniciativa emprendedora, a valorar la tecnología y la capacitación, pero también a valorar las ideas del desarrollo integral y de las políticas públicas que deben tener como centro el fortalecimiento de las poblaciones rurales creando las condiciones para facilitar allí el arraigo y el trabajo de los hombres y mujeres de nuestro campo.
Hace tres años, una palabra nueva se hizo oír en el escenario político y social de la Argentina. No fue la de un reclamo meramente sectorial, sino la voz de un posicionamiento cívico que supo convertirse en la expresión de un hartazgo colectivo y de una expectativa nacional de cambio a favor de una democracia de más calidad convivencial y participativa, de mayor legalidad y de menor arbitrariedad.
Desde ese lugar decimos que es imperioso terminar con los insultos y las descalificaciones, atajo facilista para eludir la construcción de un consenso institucional.
Debemos actuar convencidos que en nuestro país, todos podemos tener un lugar, si somos capaces de acordar, ceder, reconocer, planificar y especialmente de hacernos cargo de un bien superior a todo nosotros que es el bien común.
Nuestra historia nos enseña que los conflictos políticos exacerbados y los enfrentamientos y polarizaciones sociales siempre perjudican a los más pobres y excluidos. Es inmoral permitir semejantes consecuencias sociales. Todos debemos actuar en consecuencia, con responsabilidad patriótica atendiendo prioritariamente los requisitos de los más necesitados.
Los problemas estructurales del agro no se han solucionado: no se resolvió el problema de la comercialización del trigo, ni el del maíz, la política ganadera continúa cercenando las posibilidades de expansión del sector, los productores lecheros están hoy amenazados por el aumento de los costos, no se han resuelto las urgencias de las economías regionales y se continúan adoptando medidas que desalientan la producción e impulsan la concentración y exclusión de productores.
Mientras el Gobierno sigue empecinado en desconocer ese inmenso potencial de oportunidades y entorpece los caminos que favorecen su aprovechamiento, el sector agropecuario no renuncia al ideal y a la necesidad de desplegarlo y convertirlo en hechos concretos; en hechos que redunden en una comunidad más justa y dispuesta a ofertar mejor calidad de vida para todos.
Somos uno de los motores que impulsan la búsqueda de una Argentina más justa y moderna. Convocamos hoy a nuestros conciudadanos a sostenerse en la convicción de que el campo es un sector protagónico y capaz de generar soluciones que permitan un desarrollo equilibrado para toda la sociedad.
A tres años de aquellas jornadas memorables y ante las próximas elecciones nacionales de octubre, los que hoy tenemos el honor y la responsabilidad de conducir las entidades representativas del campo invitamos a la ciudadanía a participar y enriquecer la vida política nacional mediante una democracia que fortalezca el apego a la Constitución y promueva el desarrollo, la equidad social y el bien común.
Mario Llambías, Presidente de Confederaciones Rurales Argentinas
Carlos Alberto Garetto, Presidente de ConInAgro
Eduardo Buzzi, Presidente de Federación Agraria Argentina
Hugo Luis Biolcati, Presidente de Sociedad Rural Argentina