Las preocupaciones, tensiones y problemas que esperan a la vuelta del descanso pueden producir insomnio, malhumor, irritabilidad e incluso depresión. A veces hay síntomas físicos como molestias gástricas. Los niños también pueden sufrir este síndrome postvacacional.
Reinsertarse en la rutina no es fácil para nadie. Y mucho menos cuando el regreso de las vacaciones implica reencontrarse con trabajo acumulado, obligaciones, presiones, problemas y cuentas a pagar. Según un estudio de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria, uno de cada tres trabajadores menores de 45 años sufre del llamado “síndrome postvacacional”, un trastorno que se define como la incapacidad de adaptarse eficientemente al trabajo o las actividades cotidianas después de las vacaciones.
Si bien cada persona tiene sus particularidades, en general ante estos estímulos el organismo reacciona «defendiéndose» y dando lugar a las más diversas manifestaciones, tanto físicas como psíquicas.
Mientras entre las primeras se destaca el insomnio, la falta de apetito, la acidez y demás molestias gástricas, entre las segundas se halla la depresión, la irritabilidad, el malhumor, el desgano y la dificultad para mantener la atención y concentración al realizar ciertas actividades o tareas.
Durante la época de vuelta de vacaciones suele incrementarse el número de consultas relacionadas con patologías cardiológicas (entre las que se destaca la hipertensión), así como también gástricas, con especial preponderancia de la acidez.
“Cualquier cambio en las condiciones de vida es una situación angustiante y puede causar estrés. También volver al trabajo después de un período de relajación y descanso, con la presión de tener que enfrentar el año laboral que viene”, sostuvo Daniel López Rosetti, presidente de la Sociedad Argentina de Medicina del Estrés.
Una de las principales causas de este trastorno es el desajuste del reloj biológico interno, que regula los ciclos de sueño y vigilia. “Si uno en vacaciones se acostaba y levantaba a cualquier hora, con libertad, escuchar de nuevo el despertador perturba y requiere unos días de reacomodación. Se puede sentir cansancio, lentitud y hasta angustia por sentir una presión a la que cuesta reacostumbrarse”, explicó Graciela Filippi, titular de la cátedra de Psicología del Trabajo de la Facultad de Psicología (UBA).
Después de las vacaciones, es necesario un tiempo de acomodación y readaptación a la empresa o el trabajo, que puede durar hasta semanas. “Subirse nuevamente al ritmo de trabajo tiene lo suyo. Hay que ponerse al tanto de lo que sucedió, lo que está sucediendo y lo que demanda cada cargo en especial”, manifestó la psicóloga. Los expertos coinciden en que estos síntomas suelen ser pasajeros, pero si persisten se debe consultar al médico. “Si se extienden en el tiempo es probable que haya otras causas, como malestar con el trabajo que se está haciendo, o con el lugar, o con los compañeros”, aseguró Filippi.
Para evitar este síndrome, los expertos aconsejan regresar de las vacaciones unos días antes de reincorporarse al trabajo. “Desarmar la valija, poner todo en su lugar y organizarse ayuda a tener control sobre el entorno, lo que es inversamente proporcional al nivel de estrés”, dijo López Rosetti.
Además, no está mal planear una escapada de fin de semana, por ejemplo. Comenzar las actividades de forma gradual y tener una actitud positiva frente al trabajo pueden ser claves para que volver de las vacaciones no se transforme en una enfermedad.
La acidez merece atención
«La acidez -sensación de ardor en la zona posterior del esternón- se asocia con la presencia de ácido clorhídrico, una sustancia producida por el estómago que interviene en la digestión de los alimentos. Cuando ésta es excesiva o en los casos en los cuales la mucosa del estómago está irritada como consecuencia de estados emocionales, se produce el síntoma», explicó el doctor Ángel Nadales, jefe del servicio de Gastroenterología del Hospital Universitario Austral (HUA). Estos cuadros -en apariencia pasajeros y fáciles de llevar adelante- deben ser tratados en forma correspondiente porque pueden comenzar siendo funcionales para luego transformarse en orgánicos. De acuerdo con los especialistas, la respuesta está en hacer una vida sana, con hábitos saludables y, sobre todo, con una alimentación equilibrada. No obstante y más allá de eso, en algunas ocasiones suele ser útil el abordaje multidisciplinario que incluya apoyo psicológico. |
Los niños también se estresan por el comienzo de clases
Los chicos también pueden sufrir del “síndrome posvacacional”. Una vuelta abrupta a la escuela sin adaptación a los horarios escolares puede generar desmotivación, bajo rendimiento y desconcentración. También síntomas físicos como dolores de cabeza, alteraciones digestivas o insomnio.
Según el citado estudio español, el síndrome afecta a un 8 por ciento de los niños en edad escolar y es mayor en hijos de padres que lo sufren. Por eso los especialistas recomiendan ajustar de a poco los horarios de las vacaciones para que no contrasten demasiado con los de la época del clases. No llegar de viaje el domingo previo al comienzo de la escuela, por ejemplo, es fundamental para respetar esta necesidad.
Otra recomendación es ocuparse con tiempo de comprar los útiles, guardapolvos, uniformes o mochila para evitar la ansiedad y preocupación de los chicos. Por último, también alentar el encuentro del niño con sus compañeros antes de comenzar la escuela para romper el hielo y hacer la vuelta al aula más placentera.
Fuentes: Agencia Prosalud y Diario Perfil.