En su inconmensurable amor, Dios nos regala joyas para enriquecer nuestras vidas. A través de ellas podemos conocer la belleza en sus formas, aprender el valor de su tallado y sentir el influjo de su poder. Con ellas la recomendación de su cuidado y la misión de compartirlas.
El tiempo pasa y otorga sabiduría. Cuando uno se para al costado de la historia de su vida y torna su mirada hacia el tesoro divino, puede ahora vislumbrar cuan rico es.
María Emilia de la familia, fue forjada por el Orfebre divino en la «Tola de todos». En diferentes edades y estados la recibimos en nuestras vidas, algunos descubrieron su brillo y le brindaron respeto, otros reconocieron su valor y la guardaron para siempre en su corazón. Se que como muchos estoy en este grupo.
Dios me la regaló en la difícil etapa de la adolescencia y con ella caminé a la juventud, fue cuando en su tarea educadora asumió la dirección del querido Nacional. Cuantas lágrimas secó antes de llamarme para la reprimenda, nunca me lo dijo, fue su ofrenda de amor. La autoridad de sus palabras abrevaba en la ternura de su mirada y con la firmeza de sus principios me condujo a la meta. Allí recibó su mandato y el impulso de lanzarme a la vida… En ese momento soltó mi mano y corrió a esconderse en mi corazón.
María Emilia Pombo de Teruggi, eres sin dudas una de esas joyas con la que el Altísimo quiso enriquecer mi vida. Hoy que retornas a la Fuente de la Vida comprometo el cuidado de tu recuerdo, deseando compartir con el lector el brillo incandescente de tu ejemplo.
Sus comentarios ayudan a construir una verdadera comunidad online en La Carlota.
Esta nota es muy emotiva y llena de valor paa aquellos que nos fuimos de La Carlota querida.
Efectivamente llevo en mi corazon a Tola, como asi tambien aquel grupo de profesoras de primer nivel que nos formo paa encarar la vida.
Hace muy bien recordar estas cosas que suman.