El yoga ofrece beneficios para cuerpo y mente

Es un antiguo sistema de ejercicios acompañados por técnicas de respiración. Ayuda a cuidar la salud física, aquietar los pensamientos y reducir el estrés.

 ¿Qué es?

El yoga -cuyo nombre significa «unión»- es un medio de autoayuda para obtener bienestar físico, mental y espiritual. Se trata de un antiguo sistema de ejercicios o posturas, llamados asanas, que se practican lentamente, acompañados de una técnica muy minuciosa de respiración.

¿Quién lo creó?

Es originario de la India, donde hace más de 3000 años que se practica. Aunque existen casi diez tipos diferentes de yoga, el más difundido en Occidente es el hata yoga, que le confiere mucha importancia al cuerpo físico, en tanto los otros se relacionan con creencias religiosas.

¿Para qué sirve?

Puede ser usado como forma de relajación, como gimnasia, para mantenerse con buena salud, y como una técnica de meditación. Proporciona tranquilidad mental, concentración, claridad, flexibilidad de la columna, músculos y articulaciones. Con el yoga no sólo se estiran todas las partes del cuerpo, sino que a la vez se realiza un masaje a los órganos y las glándulas internos. Su sistema de respiración estimula la circulación, aumenta el suministro de oxígeno a los tejidos, ayuda a regular la presión arterial y a reducir el estrés. Los estiramientos promueven un mejor drenaje de los vasos linfáticos, sistema por el cual se eliminan tóxicos del cuerpo. Las posturas mejoran el tono muscular y protegen las articulaciones.

¿Cómo se practica?

Un instructor de yoga está preparado para proponer una secuencia ordenada de asanas, que llevan nombres como el arado, la cobra, el saludo al sol, el arco. Las asanas son posiciones que el cuerpo mantiene durante un cierto período de tiempo, con el propósito de beneficiar órganos, glándulas y columna. Las posturas deben resultar cómodas.

Las clases deben tomarse con regularidad, dos o tres veces por semana. El yoga puede practicarse a cualquier edad y sus posturas son adaptables para personas con lesiones o debilidad físicas.

Ciertas condiciones, como elevada presión sanguínea, mareos o problemas oculares, hacen desaconsejable practicar determinadas posturas. Es preciso estar autorizado por el médico para hacer yoga.

 El origen de las asanas

Muchas de las asanas llevan nombres de animales, como el pez o la cobra. Esto se debe a que los yogis las diseñaron, en parte, observando el funcionamiento de los instintos animales, y los estiramientos y contracciones musculares que ellos hacían. Los gatos, en particular, son expertos en relajación. Al despertarse del sueño, se estiran instintivamente, arquean la columna en ambas direcciones y luego se relajan.

Los yogis también se basaron en un conocimiento serio de la anatomía y fisiología humanas. Sabían que poner el cuerpo en ciertas posiciones estimulaba nervios, órganos y glándulas específicos. Por ejemplo, la postura de apoyo sobre los hombros lleva sangre a la glándula tiroides y le ejerce una presión suave con el mentón.

Las posturas basan sus potentes efectos en la aplicacion de cinco mecanismos fisiológicos naturales:
* el uso de la gravedad para aumentar el flujo de sangre a la parte deseada del cuerpo,
* los masajes de órganos y glándulas, por presión suave,
* el estiramiento de músculos y ligamentos, que se relajan y descomprimen, lo que genera también una relajación mental,
* la respiración profunda y lenta,
* la concentración.

La respiración abdominal

El más común de los diversos tipos de respiración que utiliza el yoga es la denominada respiración abdominal.

Conviene practicarla en principio aisladamente, para luego incorporarla a las posturas. Una forma de hacerlo es acostarse boca arriba y relajarse. Luego colocar las manos sobre el vientre y exhalar completamente por la nariz, mientras el abdomen se achata. Inhalar por la nariz haciendo que se eleve el abdomen; contraerlo al exhalar.

 

El saludo al sol

Esta es una secuencia básica de ejercicios de yoga que ayudan a entrar en calor, elongarse y prepararse para otras posturas más complejas.

1. Pararse con los pies juntos y las palmas de las manos unidas a la altura del estomago. Exhalar por la nariz.
2. Llevar los brazos por detrás de la cabeza arqueando la espalda desde la cintura, con el abdomen firme, mientras se inhala, siempre por la nariz.
3. Exhalar mientras se llevan los brazos hacia adelante hasta tocar las rodillas con la cabeza y el piso con las manos. Flexionar las piernas si es necesario.
4. Inspirar llevando una pierna hacia atrás hasta tocar el suelo con la rodilla, mientras se levanta el mentón y se mira hacia adelante.
5. Contener la respiración y extender la otra pierna hacia atrás, sosteniendo el peso del cuerpo con las manos. La espalda debe quedar derecha y la mirada hacia el piso.
6. Exhalar mientras se apoyan las rodillas y se baja el pecho y la cara cerca del piso; los glúteos están todavía levantados.
7. Tomar aire, bajar la cadera, estirar los pies, relajar los hombros, llevar la cabeza hacia atrás.
8. Exhalando, levantar la cadera sin separar los talones del suelo hasta quedar formando una letra V invertida.
9. Inspirar mientras se lleva hacia adelante el pie contrario a la postura número 4, quedando en la misma posición.
10. Soltar el aire a la vez que se lleva la otra pierna hacia adelante y se repite la postura número 3.
11. Repetir la postura número 2 mientras se inspira.
12. Exhalar mientras se coloca el cuerpo erguido y relajado. Repetir toda la secuencia haciendo la número 4 con la otra pierna.

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