Tiene 14 años, y un implante coclear le permitirá volver a oÃr
Lisandro Filiberti nació con un problema auditivo y sólo podrá superarlo con esta operación. La prótesis tiene un costo de U$S 25 mil, que fueron gestionados por el municipio de Alejandro en la Nación. Ahora organizan una convocatoria solidaria para obtener recursos para la intervención y la posterior rehabilitación.
“Mi sueño es poder escuchar que mi hijo me dice mamá; que pueda escuchar mi voz, que pueda hablar y hacerse un camino en la vidaâ€. La frase, cargada de emoción, pertenece a Sandra Funes (38), una madre de cinco hijos que ha centrado ahora su expectativa en que su hijo Lisandro Adrián Filiberti (14) reciba el implante coclear y pueda escuchar y aprenda a hablar.
Las gestiones están en marcha y el municipio de la localidad viene realizando gestiones para obtener los recursos y adquirir la prótesis, cuyo costo actual es de 25 mil dólares.
Ante semejante monto comenzaron a golpear puertas en el gobierno, partiendo por la Provincia, la cual señaló que no podía afrontar el gasto, llegándose entonces hasta el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. AllÃ, luego de varios trámites se obtuvo la aprobación y se autorizó la compra del mismo. No obstante, también el gobierno cordobés deberá aportar otros 40 mil pesos, según se estipula por ley.
“Ya tenemos el contacto con la empresa que traería la prótesis, sólo falta confirmar que disponemos de todos los recursos. Después pediremos el apoyo a toda la comunidad para juntar el dinero y hacer la intervención quirúrgica que esperamos poder hacer aquÃ, en Alejandro, con nuestros profesionalesâ€, indicó el intendente.
Una vez superada esta instancia quedará también otro largo proceso, que es la adaptación del joven, el ajuste de la prótesis y la reeducación, teniendo en cuenta que deberá volver a aprender a hablar.
La mamá de Lisando está muy entusiasmada y no deja de agradecer el apoyo que le están brindando.
Noticia y peregrinaje
La familia de Lisando vive hacia las afueras del pueblo, en una casa precaria, sumamente humilde. En medio del frÃo esperaba poder juntar el dinero para colocarle los vidrios a las aberturas. Por entonces le ponÃa telas o trozos de frazadas. Con una bebé en brazos, en el pequeño comedor de su casa, cuenta la historia de su hijo, quien no oculta su emoción ante la proximidad de que se realice el implante que le devuelva la audición.
“El nació así. Nació sordo, y con otros problemas, un soplo al corazón, una hernia. Tiene catorce años, pero me di cuenta de que él tenÃa un problema recién a los dos años, porque no empezaba a hablar, se demorabaâ€.
“Y bueno, lo llevé al doctor Hernandorena y le pregunté qué podría ser lo que le pasaba. Y él me dijo que podía ser que no estuviera escuchando bien. Y ahà fue cuando lo llevé a Río Cuarto, al doctor Titónâ€, comenta su madre.
En Río Cuarto se comenzaron los estudios que ratificaron el diagnóstico; Lisandro no oÃa nada. Luego le dieron audÃfonos y empezó a ir a la escuela en Río Cuarto. Fue a la Menéndez Pidal. TenÃa cinco años. “Ãbamos y volvÃamos todos los días. “Luego se nos complicó para seguir viajando, por lo que optamos por ir a La Carlotaâ€.
Desde hace un tiempo, Lisandro, concurre a una escuela común de su pueblo y un día a la semana también va a la fonoaudióloga. “A las maestras les cuesta comunicarse con él. Hay una sola que algo le entiende. Es como que más que todo va para no andar tanto tiempo en la calle y no pierda contacto con los chicos, con el estudioâ€.
El desafÃo diario de aprender a escribir
El adolescente desde hace un tiempo está inserto en una escuela común de su localidad.
Un día de Lisandro es como el de muchos otros niños. Está en su casa, mira la televisión, está con sus hermanos y sale a jugar al fútbol. Su madre explica que no habla, pero que aprendió en estos años a decir algunas palabras: agua, pan, cuenta algunos números. “Está aprendiendo. No escribe, copia todo, pero no entiende lo que copiaâ€.
“Él me dice que no quiere ir más a la escuela porque escribe y escribe y no sabe qué escribe. Bueno, la fonoaudióloga le está enseñando un montón. Sabe decir ‘hola’, va aprendiendo algoâ€.
Una vez implantado, y con el apoyo de una psicopedagoga, deberá iniciar el proceso del reaprendizaje del lenguaje.
La fortaleza de Sandra hace que cada día su hijo avance, al menos, un poco más. “Maneja el lenguaje de señas, pero yo le hablo y me entiende. Por ahà estamos buscando algo y se da cuenta o parece que escuchara, ya que nos alcanza lo que buscamos. Lo que no desarrolló de oÃdo, lo tiene en otros sentidosâ€.
Para Sandra Funes, poder escuchar hablar a su hijo “es el sueño más grande que tengoâ€. “Yo siempre soñé que él pudiera ser como cualquier otro chico y pudiera decirme mamá. Eso soñé siempre. Por eso ahora sueño con que él va a poder volver a escuchar y comunicarse mejor con todos. Y tener una vida que se le va a cambiar completamente. Pienso que para cualquier madre lo más importante es que un hijo esté bien. Más ahora que él está entrando en una edad en que quiere empezar a salir, conocer nuevas amistades, conocer chicasâ€.
Todo lo realizado hasta ahora para que Lisandro pueda volver a escuchar es una primera etapa. Luego vendrá la operación para colocarle el implante y de allí en más una tarea técnica de adaptar los aparatos, adaptarle el sonido, calibrarlo periódicamente y, luego, una amplia tarea de reeducación con personal especializado para que poder escuchar y hablar deje de ser un sueño y se convierta en una realidad.
(Información Diario PUNTAL, Río Cuarto, Córdoba, Argentina)