La Decisión de La Carlota.

La trascendental decisión de continuar el plan de liberación de Perú, la tomo el libertador  en el fuerte de la Punta del Sauce, en aquel paraje que Carlos IV denominara villa Real de La Carlota.

El  9 de octubre de 1819 el prócer, que en esos momentos tenía 41 años de edad, cruzó el río en el Paso de Ferreyra, al norte de la actual iglesia dedicada a María de la Merced y llegó hasta la puerta del Fuerte (en avenida Vélez Sarsfield frente a la plaza Belgrano, en la manzana de Bomberos Voluntarios). San Martín fue recibido por el comandante. Más tarde escribió la histórica carta dirigida al Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, José Rondeau, comunicándole que había dispuesto seguir el plan de liberación, evitando quedar involucrado en las luchas internas. Al día siguiente, al amanecer, regresó a Mendoza.

Luego de su campaña en Chile, el Libertador se encontraba organizando el Ejército de los Andes para ir al Perú. En esas circunstancias el Directorio de las Provincias Unidas le pidió que se presente en Buenos Aires con 1000 hombres, para defender a ese Directorio ante los embates de los caudillos.

Debido a la insistencia de Rondeau, el General emprendió marcha desde Mendoza con una escolta de 3 o 4 personas, hizo escala en San Juan y en la mañana del 9 de octubre llegó a La Carlota. Aquí el comandante Lucas Adaro le informó que los caminos a Buenos Aires estaban ocupados y que si llegaba, no podría evitar tomar partido por uno u otro bando. Por lo tanto, desobedeciendo las órdenes del Directorio resolvió volver a Mendoza a los fines de retomar la preparación del ejército y llegar al Perú. Eso se llama La decisión de La Carlota, la cual tuvo como consecuencia la ruptura de relaciones entre San Martín y el gobierno de Buenos Aires.

La profesora e historiadora local, Norma Peiretti, en el acto de recordación de tan importante acontecimiento para nuestro país y América toda dijo que:

“La Decisión” fue tomada por el General San Martín en un momento de convulsión y desconcierto político de nuestro país pero que, a lo largo del tiempo, él mismo reconoció la importancia que tuvo esta determinación para lograr la liberación de los pueblos americanos.

Así lo expresó en una carta dirigida a Bernardo O´Higgins: “Se va a descargar sobre mí una responsabilidad terrible; pero si no se emprende la expedición al Perú todo se lo lleva el diablo”

La Carlota hoy tiene el alto honor de celebrar con gran júbilo un nuevo aniversario de la llegada del General José de San Martín a estas tierras.

Pero no es un aniversario más, son doscientos años desde aquel 9 de octubre de 1819 en que el Gran Capitán arribara al Fuerte Punta del Sauce una memorable mañana de incipiente primavera.

Cada etapa de la vida del General José Francisco de San Martín se inscribe en las páginas de nuestra historia.

Militar y político. Sus campañas revolucionarias fueron decisivas en la independencia de Argentina, Chile y Perú.

Se lo considera el Padre de la Patria y el Libertador de América.

Influyó poderosamente en la decisión de declarar nuestra independencia que se proclamó en San Miguel de Tucumán el 9 de julio de 1816.

Siendo gobernador de Cuyo, con sede en la ciudad de Mendoza, decidió organizar el ejército de Los Andes y cruzar la cordillera, rumbo a Chile en 1817.

Con las victorias, en Chacabuco y Maipú, consolidó la libertad de este país hermano en 1818.

Desde entonces dedicó todos sus esfuerzos a preparar el ataque a

Lima y así libertar a Perú.

¿Pero qué estaba sucediendo en el interior de nuestro país?

Las Provincias del Río de la Plata pasaban por momentos muy críticos en lo que se refiere a unidad y organización.

Varios frentes de luchas internas desencadenaban confrontaciones armadas entre hermanos.

La invasión portuguesa a la Banda Oriental, la influencia de José Gervasio Artigas que no había reconocido al Congreso de Tucumán, las provincias que no aceptaban el predominio de Buenos Aires, el caudillismo que respondía a intereses populares oponiéndose a un sistema monárquico que se intentó implementar desde la Constitución sancionada en 1819 y de marcado carácter unitario.

Eran muchos los factores que confluían y debilitaban día a día la gestión del Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón a quien luego le sucedió José Rondeau.

Las luchas civiles se extendían cada vez cada más y Pueyrredón le dio la orden de abandonar sus planes de libertad y bajar a Buenos Aires. Esta difícil situación lo obligaría a tomar partido por uno de los dos bandos, es decir luchar por el ideal de los caudillos o por el predominio de Bs.As.

Y así lo hizo. Partió de Mendoza, pasó por San Luis y llegó a la entonces Villa Real La Carlota el 9 de octubre de 1819 aproximadamente a las 10 horas. Se dirigió al Fuerte Punta del Sauce habiendo ingresado por un vado del río denominado Paso de Ferreyra.

Fue recibido en el Fuerte por el Comandante General de la Frontera Lucas Adaro, quien lo informa de nuevas hostilidades en Santa Fe. Esta noticia había llegado a través del correo Chiclana, de un paisano y del oficial Don Manuel Segovia.

Pero él ya estaba en conocimiento que las acciones militares contra el Directorio se habían recrudecido. En consecuencia decidió no intervenir en las luchas internas que significaban reprimir con sus armas a los caudillos y lógicamente, manchar su sable con sangre patriota.

Por lo tanto no siguió viaje a Buenos Aires para poder continuar su plan libertador.

LA DECISIÓN DE LA CARLOTA estaba tomada.

Inmediatamente le escribió una carta al Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, Don José Rondeau, en la que le expresó que se negaba terminantemente a mezclarse en las guerras civiles.

Este documento es un testimonio real de su paso por esta ciudad.

Dicha actitud quedó plasmada en una frase que hizo historia:

«Mi sable nunca saldrá de la vaina por opiniones políticas».

Su estado de su salud no era bueno. Descansó en el Fuerte y al día

siguiente emprendió su retorno a Mendoza llegando a destino el 17 de octubre de 1819 para retomar su plan por la causa emancipadora de América.

En agosto de 1820 zarpó la expedición libertadora desde el puerto de Valparaíso con rumbo al Perú y en julio de 1821 se proclamó su independencia. No cabe duda.

San Martín condujo una de las epopeyas más extraordinarias que registra la historia de la humanidad.

Por todo lo expresado anteriormente incorporar esta celebración al calendario de efemérides históricas nos debe llenar de orgullo, y desde lo más profundo de nuestros sentimientos patrióticos, poder decir que La Carlota es una Ciudad Sanmartiniana.

Por haber dejado una huella de gran trascendencia en esta querida ciudad hoy honramos y recordamos a un visionario de nuestra historia cuyo prestigio traspuso las fronteras de nuestro país.

Hoy 9 de octubre no podemos dejar de recordar a quien fuera el impulsor de este ambicioso proyecto.

Me refiero al profesor Alberto “Tito” Abecasis.

Él iba detrás de un gran sueño pero el Altísimo tenía otros planes para él.

A Tito nuestro recuerdo y nuestra admiración por su legado cultural, social, histórico y político.

Personalmente su investigación me sirvió de base para reescribir el Paso de San Martin por La Carlota.