Darío Pérez nos contó cómo vive su proceso hacia la ordenación sacerdotal.

Un hijo predilecto de nuestra ciudad el joven Rubén Darío Pérez, cursando el séptimo año para la ordenación como sacerdote, fue entrevistado aprovechando la ocasión de su visita por la ciudad. Nos contó muchas de sus experiencias y su proceso de consolidación hacia la ordenación.

Viniste unos días a visitar la familia…

Estoy descansando unos días en la casa de mis padres, viviendo unas experiencias muy lindas en mi parroquia. Tomando fuerzas, descansando un poco de lo que ha sido todo el año, ha sido un año hermoso, tenemos un tiempo de descanso y un tiempo de pastoral ya que el seminario para nosotros nunca se interrumpe son que es un tiempo de otras actividades.

Aquí en La Carlota estoy realizando las celebraciones diarias en la Iglesia, después tengo una pequeña misión en un barrio de nuestra ciudad. Una vez terminado mi descanso en mi casa, tenemos un tiempo de trabajo en el seminario que lo llamamos experiencia de verano que es de oración y mantenimiento en el seminario. Luego nos vamos al seminario de verano que tenemos en Las Peñas.

¿En qué lugar específico de la diócesis te ha tocado trabajar?

En el año 2013 he estado en lo que llamamos equipo vocacional, no tuve una parroquia específica este año sino que con otros dos compañeros y dos sacerdotes, lo que hacíamos era visitar parroquias como promoviendo las vocaciones sacerdotales y también acompañábamos a los jóvenes que estaban realizando el proceso de discernimiento.

¿Tu ordenación sería aquí en La Carlota?

Todavía me falta unos años. Estoy recién en el cuarto año de teología que sería el 7mo año y estoy en la etapa de ministerio, recibo ya el ministerio de la palabra, después viene el ministerio de la eucaristía y luego vendría la ordenación pero para eso faltarían tres años como mínimo porque ahora el proceso se ha extendido, es un proceso personalizado; mínimo son nueve años y por lo general la ordenación de presbítero se hace en el pueblo de uno. Es más lindo para compartir con la propia gente con la que has vivido y además por una cuestión simbólica.

Lo importante de nuestro proceso es vivir etapa por etapa porque es un proceso muy intenso. Hoy acabo de entrar en el 7mo año, miro para atrás y el tiempo pasa rápido, pero se vive con intensidad y con gusto.

En estos años has entregando todo de vos, pero otras cosas se han ido acomodando y prácticamente estás definiendo que esta es tu vocación, la de salir a pastorear…

Es un proceso lindo, pero es un proceso que tiene crisis, dificultades, pero que sirve para crecer. En este tiempo con las dificultades y obstáculos se abren nuevos ojos y se encuentran nuevos desafíos que hacen crecer como persona, muy importante, y abriendo más el corazón a la gracia de Dios. Es un tiempo donde la confirmación de la vocación se va viendo más claramente y ya hace unos años el aire se va renovando día a día donde el entusiasmo del primer día va cobrando un tinte de un compromiso y una respuesta más madura de lo que Jesús quiere.

La vocación se realiza día a día y Dios con su gracia está invitando un poco más, entonces mi responsabilidad está cada vez un poco más frente a él.

¿Recordás algún hecho que te ha golpeado mucho en estos 7 años?

La experiencia pastoral es una experiencia que me ha marcado año tras año. Una de las experiencias de esas fue cuando estuve haciendo pastoral en una parroquia de Río Cuarto donde iba a un barrio que se llama Las Delicias con gente muy humilde, compartiendo, ellos me han hablado de Jesús como nadie lo ha hecho. Igual otras experiencias de misión con los pobres nos hablan de Jesús como un cara a cara, esas experiencias me han marcado.

Después otra experiencia muy linda, fue una peregrinación que realizamos a Cura Brochero, caminamos 9 días 160 km y porsupuesto la experiencia de la JMJ en Río de Janeiro fue una experiencia de Dios, de cruz y de Gloria.

Pusiste en primer lugar esta transmisión de experiencia de vivir a Jesús por parte de una comunidad muy humilde y sencilla, eso grafica tu actitud frente a este vocación…

Mi vocación surge escuchando la palabra, escuchando a los niños en el hogar de niños, yendo al hospital y el encuentro con el Jesús pobre, él vivió treinta años una vida oculta no de un rey ni un príncipe sino de un pobre y hoy en día sigue manifestando así por lo bajo, lo más sencillo, lo más humilde. Ese Jesús de Nazaret es el que me ha atrapado y es el que día a día trato de buscar siempre.

Háblanos de la esperanza que hoy nos parece lejana…

El mundo de hoy tiene un ritmo alocado por momentos, pero otros momentos que nos da luces, pero las Esperanza está fundada en Dios, Dios es la causa de la Esperanza, es un Don, Don que curiosamente tenemos todos y de un modo especial el pueblo sencillo tiene una esperanza particular.

Para que todo pueda mejorar y encontrar nuevos caminos debemos poner la mirada en Jesús, él es la causa de la esperanza. Si bien todo cambia, hay alguien que no cambia, entonces la esperanza está fundada en Dios, sino está fundada en él todo pasa rápido porque el mundo pide cambio rápido pero eso no significa que vayamos a un puerto seguro. El mundo nos pide cambio pero no nos muestra caminos, pero Jesús fuente de nuestra esperanza nos pide una conversión al bien, él nos muestra hacia dónde.

Si pudiera definirlo más sencillo diría que la esperanza sería depositar nuestra confianza en Dios y creer que en él nos está guiando con sus manos cuando quiere.

Pido que recen por mí, como dice Francisco, eso debemos hacer nosotros orar unos por otros, es lo que necesitamos…

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