Sector Transporte genera dos veces más conflictos que empleos

En la sociedad moderna, los sindicatos tienen roles estratégicos en la promoción de la producción y la distribución más igualitaria del ingreso. Por eso, amenazar con disponer un paro nacional frente a la indagación judicial de un dirigente sindical implica una degradación institucional extrema, con enormes daños económicos, políticos, éticos y sociales. La responsabilidad no es sólo de los dirigentes que cometen los abusos sino de la actitud condescendiente de gran parte de la sociedad respecto a las malas prácticas que se han arraigado en el sindicalismo argentino.
Los sindicatos son el principal mecanismo catalizador de los intereses de los trabajadores.  Por ser un actor clave en el proceso productivo, tienen la capacidad para contribuir, junto con las empresas y el Estado, a una mejor organización de la economía. En paralelo, juegan un rol insustituible en favor de una distribución del ingreso más equilibrada en un marco de paz social. Sin sindicatos, las sociedades serían menos productivas, más desiguales y mucho más conflictivas.
En la experiencia comparada se observan diversas formas de organización de los sindicatos. Entre las particularidades del sindicalismo argentino se destacan los principios de centralización (prevalecen grandes sindicatos únicos organizados por sectores y/o rama de actividad), alta autonomía en la gestión (poca incidencia de los órganos estatales en su operación), financiamiento compulsivo y una vinculación legal entre el sindicato y las obras sociales en el manejo de los recursos sanitarios de la seguridad social.
De esta conformación, también surgen diferencias de orientación, intensidad y método en el ejercicio de la acción sindical. Un testimonio paradigmático es el de los sindicatos de transporte de camiones, colectivos y aéreos. Según datos del Ministerio de Economía y de la Confederación de Trabajadores Argentinos (CTA) correspondientes a todo el año 2009 más el primer trimestre del 2010 se puede observar que:
·         El sector de transporte y comunicaciones contribuye con el 7% del empleo asalariado formal.
·         A su vez, ha generado el 15% de los conflictos en el período de referencia.
·         Esto significa que el sector de transporte y comunicaciones genera el doble de conflictos laborales con respecto a su contribución al empleo formal.   
Aunque se trata de información estimativa y de cobertura y calidad acotada, alcanza para testimoniar las fuertes diferencias de comportamientos entre sindicatos. A modo de ejemplo, mientras los sindicatos del transporte generan el doble de conflictividad respecto a su contribución al empleo, el sector comercio contribuye con el 16% del empleo asalariado formal y sólo el 6% de los conflictos. Las diferencias son más llamativas aún cuando se considera que muchos de los conflictos en el sector comercio no se originan en la lógica puja entre trabajadores y empleadores, sino en controversias entre sindicatos sobre el encuadramiento de los trabajadores. Concretamente, se deben al avance del sindicato de camioneros sobre trabajadores encuadrados en el ámbito del sindicato de comercio.
Además de los desvíos y abusos en el uso de las medidas de fuerza, más preocupante son otras acciones que bajo la fachada de una actividad sindical incursionan en prácticas delictivas. Entre otras, la toma violenta de espacios públicos, las amenazas contra la libertad de prensa, el enriquecimiento ilícito de los dirigentes, los actos de corrupción con subsidios para las obra sociales, la adulteración de medicamentos e, incluso, asesinatos.
Ciertamente que el Poder Ejecutivo ha sido condescendiente con las corrientes del sindicalismo más alejadas de la legalidad y las prácticas éticas. Pero no es menos cierto que los otros poderes del Estado también han contribuido a generar el contexto propicio para las desviaciones. El Poder Legislativo es responsable de mantener vigentes leyes que permiten la perpetuación en el poder de dirigentes apelando a métodos no democráticos y el manejo poco transparente de fondos de los sindicatos y las obras sociales. En igual sentido, el Poder Judicial que ha sido permeable a presiones y manipulaciones, llegando al extremo de rever decisiones judiciales sobre dirigentes sindicales por el mero hecho de evitar conflictos.
Estos comportamientos delatan una condescendencia más estructural de gran parte de la sociedad. El principal error es tolerar las desviaciones sindicales bajo el falaz argumento de que penalizarlas es ir en contra de los intereses de los trabajadores. La realidad va en el sentido contrario. La mejor manera de potenciar el rol social de los sindicatos es democratizando su dirigencia, transparentando el manejo de los fondos y exigiendo el estricto cumplimento de las leyes y las decisiones judiciales.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *