Cuidar la piel, prevenir arrugas

Alimentarse bien, dormir lo suficiente, hacer actividad física y disfrutar del tiempo libre ayuda a tener una piel saludable.

 La piel, estrechamente ligada a los procesos vitales del cuerpo, refleja nuestra salud. Cuando el equilibrio se rompe, la piel se resiente y acusa recibo. Sufre los efectos de agresiones internas -fatiga, estrés, tabaco, alcohol, mala alimentación, enfermedades- y externas -frío, sol, viento, cuidados insuficientes-, que a lo largo de los años influyen en el proceso de aparición de las arrugas.

Si bien las cremas y cosméticos resultan una gran ayuda para mejorar la apariencia, la piel exige sumar cuidados integrales, que van desde una alimentación balanceada, dormir bien, mantener el cuerpo en movimiento hasta disfrutar del tiempo libre.
Las arrugas: qué son y por qué aparecen

Con el paso del tiempo, sobrevienen procesos bioquímicos que modifican la estructura de algunos de los constituyentes de la piel, como el colágeno, una proteína responsable de la textura y la firmeza. Este cambio gradual en los tejidos vuelve a la piel más fina y menos elástica, con la consecuente formación de pequeños surcos o arrugas.

A veces este proceso se acelera debido a la acción de los radicales libres (elementos tóxicos) y a las radiaciones ultravioleta: la piel disminuye la capacidad de retener agua y otras sustancias humectantes naturales, lo que promueve la formación de las arrugas.
Factores que contribuyen a la aparición de las arrugas

El sol. La radiacion solar es responsable del 80 al 90% de los signos visibles del envejecimiento. Si la genética está de nuestro lado puede ser que las arrugas aparezcan tardíamente, pero exponerse demasiado o sin cuidados al sol indefectiblemente se revela en las arrugas. 
La precaución implica evitar el sol en la horas de mayor intensidad, usar sombrero, anteojos de sol con protección lateral y aplicarse filtro solar no graso de factor alto, cada vez que se expone al sol. Lo mejor es consultar con un dermatólogo que le indique el número de filtro correspondiente al tipo de piel. Cuando la exposición al sol se prolonga, o después de salir del agua, es preciso renovar el protector con frecuencia durante el día.

El cigarrillo. Fumar puede acelerar el envejecimiento de la piel hasta en 10 años. Dado que también disminuye el flujo sanguíneo, el oxígeno y los nutrientes no pueden llegar fácilmente a la superficie de la piel para que ésta se regenere. Dejar de fumar es fundamental para la piel en particular y para la salud en general.

El estrés. El estrés en exceso también puede agregar años a la cara. La tensión de los músculos faciales acentúa las líneas del ceño fruncido y las marcas de preocupación. Los tejidos que rodean los ojos se inflaman y se forman ojeras. Asimismo, puede dar origen a afecciones como psoriasis, que en un 40% de los casos de psoriasis aparece en personas que están bajo estrés excesivo.La clave para resolver el problema reside en cómo manejar el estrés, en practicar técnicas de relajación o yoga, por ejemplo, que ayudan mucho a contrarrestar la tensión.

Cómo cuidarse

Variados cuidados son necesarios para prevenir el envejecimiento prematuro y preservar la piel joven durante más tiempo:

Una alimentación balanceada

Una incorporación adecuada de nutrientes y líquidos es básica para la salud de la piel. La clave está en elegir bien: abundante cantidad de frutas, hortalizas, cereales integrales, legumbres y lácteos descremados, moderada cantidad de carnes, baja proporción de aceites, aderezos grasos, crema, manteca y margarina.

Los nutrientes

La vitamina A, llamada la «vitamina de la piel», es esencial para su crecimiento, reparación y mantenimiento. Se incorpora a través de alimentos de origen animal, como la leche y sus derivados, el hígado y la yema de huevo. 

Los betacarotenos, que el cuerpo transforma en vitamina A, se hallan en frutas y verduras de color amarillo, anaranjado y verde intenso, como zanahorias, calabaza, zapallo, acelga, espinaca, bróccoli, coliflor, repollitos de Bruselas, damascos, durazno, melón. 

Algunas de las vitaminas del complejo B están estrechamente asociadas con la salud de la piel, especialmente las B1, B2, B3, B6, B12 y el ácido fólico. Se hallan principalmente en carnes blancas y rojas, lácteos, cereales integrales, legumbres, levadura de cerveza, hortalizas de color verde oscuro, germen de trigo y semillas. 

La vitamina C se encuentra principalmente en las frutas cítricas, frutilla, kiwi, repollo, ají, espinaca y tomate crudos. Esta vitamina también participa en la formación del colágeno. 

La vitamina E se conoce como la vitamina antienvejecimiento. Ayuda a combatir los radicales libres. Está presente en aceites vegetales, frutas secas, semillas y germen de trigo. 

El selenio, cuyas propiedades enlentecen la «oxidación» de las células, se incorpora a través de los productos de mar y otras carnes; también está, aunque en menor cantidad en los granos enteros.La vitamina D se produce naturalmente en la piel como resultado del estímulo de la luz solar. Ayuda a disminuir la sequedad y se puede obtener también con una alimentación que incluya lácteos y pescados.

El agua

Si no se incorporan suficientes líquidos el organismo recurre a los fluidos de los tejidos, lo que puede producir deshidratación. Esto le da la piel una apariencia seca y contribuye a la aparición de arrugas. El antídoto es simple, beba entre 8 a 10 vasos de agua diarios.

El ejercicio

La actividad física regular es un requisito importante para la salud y la belleza de la piel, ya que no sólo aumenta la circulación de la sangre sino que también contribuye a la eliminación de las sustancias tóxicas.

Existen además evidencias científicas de que el ejercicio ayuda a mantener la calidad del colágeno.

Dormir bien

Los científicos piensan que alrededor de un 70% de la renovación y regeneración de las células de la piel ocurre durante la noche. Si se duerme demasiado poco el rostro mostrará más rápido las marcas de la edad. Si se ha dormido bien durante la noche la piel muestra una apariencia más suave y mejor hidratada, los músculos faciales descansan, lo que ayuda a prevenir la profundización de las líneas de preocupación y las «patas de gallo».

SI NO
Beber mucho líquido

Buena alimentación

Usar anteojos de sol

Actividad física

Dormir las horas que su organismo necesita

Tomar sol sin protección

Exceso de alcohol

Fumar

Estrés excesivo