Aldo Canton. Evolución demográfica del pueblo de Los Cisnes.

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Me imagino que a muchos, sobre todo a los habitantes de ciudades, les llevará a pensar como se puede vivir en un lugar donde sólo hay 591 personas.
Y sí, se puede. Tenemos muchas carencias pero suficiente gente como para que entre nosotros florezcan como entre los miles de habitantes de las ciudades, los sentimientos más nobles y los más detestables de los seres humanos. Quizás más atemperados por el hecho de que están tan visibles ante los pocos vecinos.
Tenemos viejos (Fita, 92) y jóvenes; ocupados y vagos; conservadores e innovadores; gordos y flacos, etc. Cómo señalaba Guillermo en el 75, de todo, igual que en París desde donde escribía comparándolo.

I – ANTECEDENTES

El pueblo de Los Cisnes es uno más de los miles que se crearon en los siglos XIX y XX a partir de la instalación de las estaciones de ferrocarril en la región pampeana.
Los Cisnes tiene una particularidad, comenzó a ser en 1901, antes que estuviera la estación (el ferrocarril sí se construía) y no se levantó en el campo de algún estanciero, favorecido por exenciones impositivas, sino en la propiedad de uno de los colonos que poblaban la Colonia Nacional Maipú.
Don Santiago Senn, que era ese colono, supo que se iba a establecer una estación, y sin dudar, ni pedir permiso a nadie, hizo trazar un plano de 10 manzanas con 8 lotes cada una, justo enfrente de donde iba a ubicarse la parada del ferrocarril. Comenzó a ofertarlos y fue vendiendo. El primero lo escrituró el 7 de diciembre de 1901. Cuando el 2 de abril de 1902 corrió el primer tren, ya había una media docena de casas construidas.
El ramal del ferrocarril era el de Villa Constitución a Río Cuarto, cuyo tendido estaba demorado en Carlota desde 1892. Hoy, esa vía funciona para cargas, pero la estación fue clausurada. ¡Oh, Martínez de Hoz!
Actualmente, la referencia para ubicar el pueblo es la ruta 8, kilómetro 517, 6 mil metros hacia el sur. Y para quienes disponen de GPS, 33º 24’ de latitud sur y 63º 28 de longitud oeste.

Próximo a celebrarse el centenario de nuestro pueblo, en el 2001, tomé ante mis convecinos el compromiso de terminar de escribir su historia, para lo que ya me venía preparando. La Municipalidad local y la Cooperativa Eléctrica a su vez convinieron en prestar el apoyo económico para que el libro fuera ilustrado, algo digno de los cisneros.

El libro, del que acompaño un ejemplar de su segunda edición, está dividido en dos secciones. Una primera, cronológica, y otra que trata diversos temas singulares. En el medio de ambas, el porqué de mi convencimiento de que la historia de Los Cisnes es Una Historia Diferente.
Al escribir la segunda parte uno de los temas que quería tratar era la evolución demográfica. Ahí me encontré por primera vez con algo que ya intuía, sea por mi propia participación como censista o por la atención que presté a los diversos censos realizados durante mi vida, sea por la provincia o la nación. Encontré que estaban hechos con total desprecio por la norma legal que lo exige cada diez años (ley 14.064) y sin el menor sentido común para la delimitación de lo rural y lo urbano. Amén de variar los límites en cada ocasión, haciendo no comparables las cifras.

Ante esta realidad, ¿qué podí­a hacer el historiador novel? Tomé los registros existentes aunque no fueran confiables, hice estimaciones y finalmente con la colaboración de Carlos Calvo (hoy nuestro intendente municipal) y su esposa Andrea Ortiz hicimos para el pueblo un censo propio. Contamos 505 habitantes.
El descubrir el conocimiento que Andrea tiene de quien habita casa por casa, me impulsó a repetirlo cuatro años después con la compañía de otra amiga y nuevamente ahora, sólo con ella, para hacer un aporte a este II Encuentro Departamental. Soñando además que esta reiteración pueda originar en otros más jóvenes la voluntad de seguirlos cuando yo ya no esté.
Quieras que no, creo que es una herramienta más para decisiones sensatas de la autoridad municipal cuanto menos.

Más adelante incluyo tablas comparativas de las cifras de los tres censos, y en lugar aparte de este capítulo reflexiones sobre las posibles razones de las variaciones habidas. Del mismo modo incluiré a continuación lo que pude investigar y deducir del medio rural vinculado.

II – EL ÁMBITO RURAL

Las variaciones de criterio en los censos oficiales para establecer los ámbitos rurales que corresponden a cada localidad, me impulsó también a determinar por mi mismo (cuando escribí el libro, en el 2001), un área lógica, lo que no me fue complicado dado el conocimiento que de antiguo tengo de la zona, y la falta de compromiso polí­tico o de otro orden.
Dibujé sobre los planos existentes, un rectángulo de 40 kilómetros de norte a sur y de 20 kilómetros de este a oeste.
Incluyo como anexo 1 un mapa que muestra a Los Cisnes en el centro del rumbo norte-sur, a 8 kilómetros del límite este y a 12 del oeste. (Mitad de camino hacia La Carlota y Alejandro Roca respectivamente) .Se puede observar que estos límites concuerdan en gran medida con divisiones inmobiliarias y a más, calles públicas.
Conocida como el Callejón, la que corre de norte a sur por el centro del plano, a menos de 1 kilómetro al oeste del pueblo, deja hacia la derecha, al este, parte de las tierras que originalmente el rey Carlos IV dejó para uso de los ganados de los vecinos de La Carlota. En este punto los que con el correr del tiempo fueron: la Colonia Maipú, hacia el sur del río y la estancia La Magdalena al norte de éste.
Hacia el oeste del Callejón, también divididas por el río, están por el sur, los campos que fueron del general Julio Roca desde 1874, y por el norte los que compraron Pedro Funes y Manuel Méndez en 1878..
Delimitada el área, la cuestión era verificar cuantas personas la habitaban. .

III – LA COLONIA MAIPÚ

Para la Colonia Maipú contaba con la colaboración de Carlos Armando quien por su condición de inseminador de la Cooperativa Tambera, la recorría a diario. A más en 1985, ya en ese oficio, y por otras razones habíamos contado los habitantes de la Colonia.
Eran entonces 188. En el 2001 quedaban 74. Hoy hay 63.
Cómo ya está expresado antes, el pueblo de Los Cisnes se trazó en 1901 sobre lotes de la Colonia Maipú, los números 56 y 57, propiedad de don Santiago Senn desde 1898.
La Colonia, creada por la ley provincial número 825 de agosto de 1881 junto con la Chacabuco, vecina por el este, tenía 4 leguas cuadradas (2.699 hectáreas cada una) y estaba dividida en cerca de 100 lotes, todos de 135 hectáreas excepto los linderos al río, de superficie menor.
Estas colonias, que Julio Roca en una carta a su hermano Alejandro llama “mis colonias” fueron de las pocas creadas en territorio cordobés dando la propiedad a los colonos. Y fue consecuencia de tener que encontrar una salida polí­tica a la venta que anteriormente, y sin suficiente sustento legal, el municipio de Río Cuarto había hecho a Jarbas Muniz Barreto. Se pobló con colonos franceses e italianos, o descendientes de, venidos en su gran mayoría desde Santa Fe. Algún hijo de españoles y unos pocos criollos de La Carlota. Era condición para la concesión de los lotes que el colono se estableciera en el campo comprado y así­ se hizo. De modo que en 1898 el informe estadístico de la provincia dice que hay establecidas 94 familias, con un total estimado de 470 personas. En 1991 el censo nacional le adjudica 166 habitantes, en el 2001 había 74 y hoy nos quedan 63.

IV – LAS ESTANCIAS
Con el mismo colaborador de entonces y las informaciones de los encargados de las estancias, que también me ayudaron en el 2001, determinamos los habitantes actuales según se muestra en el cuadro adjunto.
Los campos insertos en el cuadro de la izquierda, son fracciones de cuatro propiedades que la provincia enajenó entre 1874 y 1878, y que iniciadas en su explotación como estancias ganaderas, con baja población, evolucionaron luego a mixtas, cuando la combinación del descubrimiento de del Carril y el aluvión inmigratorio europeo hicieron que se desarrollara el sistema de arrendamiento a porcentaje, el “chacarero” transhumante. En el caso de estos campos llegaron a reunir en la década del veinte unas 1000 personas, distribuidas entre el propio personal de las estancias y sus familias (en Los Toros llegó a habitar un centenar) y en unas 120 chacras, en general con proles numerosas

VI – RESUMIENDO

Desde 1888 en que comienza a poblarse la colonia, desde 1901 en que se inicia el pueblo, el crecimiento siguió hasta quizás 1930, con un máximo probable de 1000 habitantes en el campo y 700 en el pueblo. Para decaer hoy a 592 en el pueblo y 198 en el campo.

V I – LA DESPOBLACION DEL CAMPO Y LA RECUPERACIÓN DEL PUEBLO

La despoblación del campo casi no necesitaría explicarse porque sus causas fueron aquí como en el resto de la región pampeana, las mismas. El fin del modelo de los chacareros arrendatarios, recibió de los polí­ticos un tratamiento de sólo atenuar los efectos y no atacar las causas. La prórroga de los contratos de arrendamientos que inauguró el presidente Castillo (y no Perón como muchos creen) llevó al empobrecimiento de esos colonos que se suponían eran favorecidos por la ley, y salvo casos excepcionales como entre nosotros con los Barreto, los chacareros terminaron abandonando el campo y los estancieros recuperándolos.
Durante el peronismo algunos pocas tierras fueron expropiadas o negociadas para su parcelamiento, y por supuesto ahí la población agraria se consolidó.
Aquí cerca tuvimos una excepción, San Juan, de Méndez, que a su muerte había sido donado a una institución de beneficencia, el que con la intervención de Federación Agraria, se loteó, financiado.

Por otro lado, a posteriori de la guerra (la segunda, mundial) comenzó un proceso de innovación tecnológica que lentamente en un principio y aceleradamente 50 años después fue expulsando gente del campo que ya no resultaba necesaria y multiplicando los frutos del esfuerzo de los que quedaron. Las medidas polí­ticas que acompañaron este proceso fueron casi siempre en el sentido de apropiarse el Estado de los recursos posibles, para invertirlos con poco acierto.
En nuestro ámbito en particular, la Colonia Maipú, que por su base de propietarios pequeños podría haber resistido mejor el despoblamiento, cuando los tambos cayeron en la órbita de la no rentabilidad (la leche a 11 o 12 centavos de dólar cuando el Proceso) hicieron lugar a la introducción de la agricultura con contratistas, sin gente permanente establecida.
Quedaron las taperas de lo que eran las casas que en el pasado enorgullecían a sus propietarios.
Nuestro pequeño núcleo urbano también sufrió la atracción que fue general a todo lo que, para los porteños es “el interior”. Nos despoblamos cuando la ilusión del trabajo en la ciudad sedujo a tanta gente. Fines del 40 y principios del 50. La promesa de tantos derechos y beneficios ocultaba lo que luego fue vivir en el Gran Buenos Aires, pero los que no tenían motivo de arraigo se fueron yendo.

Las causas de la relativa recuperación del pueblo en parte son las mismas derivadas del auge de la agricultura en toda el área pampeana, cuya señal más evidente para nosotros fue la instalación de la planta de acopio de Del Monte en el cruce con la ruta 8. Otras son más difusas y de índole muy local. Hasta el amor ha influido.
Se dice que un pelo de mujer tira más que una yunta de bueyes. Pues bien, nosotros tenemos no menos de tres mujeres cuyos cabellos tiran más que un camión con acoplado y todo. Y han atraído a tres camioneros que por la presencia de Del Monte y la balanza de la cooperativa andaban con frecuencia por aquí. Armaron pareja, se radicaron en Los Cisnes y ya tenemos algún bebé adicional. Del Monte mismo ocupa a 6 muchachos del pueblo. Todo suma.
Entre el 2002 y 2004 tuvimos dirigiendo lo que seguimos llamando el Dispensario a pesar de ser el Centro de Salud Municipal, a un médico que por sus creencias religiosas se negaba a distribuir anticonceptivos gratuitos. Nadie puede saber cuántos de los chicos del estrato “5 a 18” tienen su origen en ese hecho. Pero es el que más ha crecido.
La Municipalidad ha conseguido que se habilitara el secundario, primero el ciclo básico y luego el ciclo de especialización. Los recursos no parecen haber mermado y se destinan en lo posible a crear trabajo. El taller textil superó la parálisis y ocupa cinco señoras.
La Cooperativa Eléctrica intenta desarrollar nuevos servicios, y hasta algo tan extravagante como la Unidad de Gestión para la educación a distancia se está afianzando luego de cuatro años, ocupando a dos personas a full.
Las dos viejas casa de ramos generales caducaron allá por el 60, pero se van abriendo nuevos pequeños negocios. Nunca tuvimos una ferretería con el amplio surtido de La Tuerca.
Los Vilche que sufrieron el temporal del 2002 (¡quién no!) siguen con su fábrica de chacinados; don Crespo, forastero, se ha instalado con un taller mecánico, igual que el hijo del Groncho, Mary instaló un cálido café y Laura abrió una rotisería tentadora …
Tenemos un equipo de fútbol participando en la liga de Juárez Celman en dos divisiones, y los bochófilos nuevamente activos.

¿Qué nos deparará el futuro? Soñar con una polí­tica nacional como la que se leva a cabo en Europa donde se privilegia la ocupación del espacio rural hasta como un valor estético, parece eso, un sueño. Si aun esa geopolí­tica se concretara, sus efectos se verían a largo plazo.
Será cuestión entonces de no bajar los brazos, tratar de aprovechar las pocas oportunidades que aparezcan. Mantener el énfasis en el aspecto educativo que formalmente está cubierto, pero que requeriría docentes más comprometidos. Dando lugar a las maestras locales.
Por otro lado, 40 viviendas con familias unipersonales nos están alertando sobre la necesidad de un hogar de ancianos. Para los que quisiéramos terminar nuestros días sin irnos del pueblo. De cuya evolución demográfica los hemos informado aquí
[email protected]

13 comentarios en “Aldo Canton. Evolución demográfica del pueblo de Los Cisnes.

  1. Mi abuela era Mercedes Trullet, hermana de Juan Trullet, (hija del matrimonio Trullet y de Clavero- de mina Clavero) mi madre es Nilda Dora Mercedes Roy (nacio en Los Cisnes y fue maestra en Los Cisnes. Hace unos años pude acceder a un libro que escribio el señor Aldo Canton y alli pude ver una fotografia completa de un casamiento donde estaba mi abuela a los 6 años. y tambien esta el hermano de mi abuela «El Chala» fumador cronico que murio de cancer pulmonar en la decada del 60). Poseo el libro de marcas ganaderas que era de mi abuelo comisario del pueblo, escrito en tinta y plumin por «el chala»)
    Luego mi abuela se caso con Gilberto Alcides Roy quien fue Comisario del pueblo, alrededor de 1929.
    Don Juan Trullet luego se fue a la zona de Charata en Chaco (hay descendientes de el en esa zona), se fue a buscar nuevos horizontes con sus hijos varones, sus hijas mujeres quedaron. paso por Villa Maria, saludo a su hermana (mi abuela) y nunca mas volvieron a verse.
    Vida dura la del inmigrante.
    DR. Ricardo Jose Riva Roy
    [email protected]

  2. Muy lindo todo, seria genial conseguir el libro. Mi bis abuela es Senn y vivió en el campo con Juan Trullet mi bis abuelo. Y como Senn es suizo-alemán, mi bis abuelo solía decir «ahí vienen los führer».

  3. Resista Los Cisnes!!! Desde BUenos Aires intentaré difundir lo tuyo para que más gente tome conciencia de lo importante que es mantener los espacios,el terruño y los sentimientos de lo propio.

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