Un preso viviendo en condiciones de hacinamiento no puede estudiar

El fundador del Grupo de Estudios Sobre Educación en Cárceles (Gesec), Francisco Scarfó, visitó la Universidad Nacional de Villa María (UNVM) días atrás para participar de una jornada sobre derechos humanos.

Scarfó manifestó que las condiciones “de hacinamiento y sobrepoblación” que caracterizan a las penitenciarías de nuestro país dificultan la tarea educativa.

“Un pibe que no come no puede estudiar, y un preso que es maltratado tampoco puede estudiar”, recalcó.

Crisis penitenciaria

El encargado del área de Formación y acción pedagógica del Gesec se mostró preocupado por la situación actual de las cárceles del país. “A un preso que vive en condiciones de hacinamiento, de sobrepoblación, en condiciones que no son dignas, no podemos pedirle rendimiento académico”, sostuvo.

Según Scarfó, no recibir educación de calidad en las cárceles “es un agravamiento a las condiciones de detención” y “una manera de degradar la dignidad de las personas”.

El magíster reconoció que la gestión penitenciaria actual realiza esfuerzos por mejorar las condiciones de enseñanza. “Hay encargados de educación, bibliotecas y escuelas”, dijo. No obstante, afirmó que las condiciones siguen siendo desfavorables.

El contexto carcelario

La Ley Nacional de Educación, con la incorporación de la modalidad educativa en contextos de privación de la libertad (modificación realizada en 2006) y la ley de estímulo, generaron un vuelco de 360 grados.

Scarfó explicó que antes de dicha ley, en Buenos Aires, América y en todo el país primaba un concepto de educación pensado “como una acción terapéutica, o bien, ‘una acción más’ del establecimiento penitenciario”.

Con el cambio de paradigma, se reforzó la idea de educación como derecho humano, hecho que le atribuyó más responsabilidades a los Ministerios de Educación y Justicia. “Nosotros en Gesec fuimos referentes en las reuniones previas que se hicieron para conformar ambas leyes. Dimos avances en lo normativo y en lo formativo”, añadió.

“Dentro de las cárceles notamos que hay una mayor disposición por parte de la gestión penitenciaria para lo educativo. Ya no se trata de algo marginal. Ahora hay más responsables, incluso las cárceles cuentan con un coordinador educativo”, remarcó Scarfó.

La cantidad de internos en las prisiones es un condicionante en todo sentido, incluso a nivel educativo. Por ejemplo, en la provincia de Buenos Aires aumentó hasta un 213 por ciento la cantidad de detenidos.

“Es una tendencia. Las cárceles están con más gente de las que pueden recibir. Eso condiciona. Ocurre lo mismo cuando vas a una universidad y no encontrás banco y tenés que sentarte en el piso. Algo vas a escuchar de la clase, algo vas a aprender, pero no en las mejores condiciones”, destacaron desde Gesec.

Sin embargo, las condiciones “poco” favorables de las penitenciarias no son el único problema. También existen otras circunstancias que imposibilitan  el pleno desarrollo de la educación en dichos contextos.

Scarfó reconoció que en los diferentes establecimientos “aún existen situaciones de maltrato, tortura, mala alimentación, situaciones de no acceso a la justicia y problemas con la inseguridad en requisas”.

Gesec

El Grupo de Estudios sobre Educación en las Cárceles estuvo conformado en sus inicios por maestros y profesores. Luego se incorporaron estudiantes y profesionales de distintas disciplinas. El objetivo del grupo radica en promover el derecho de las personas privadas de la libertad.

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