Cuando se callan las palabras

Cuando se callan las palabras, cuando la verdad no puede gritarse, cuando libertad no es sinónimo de Democracia, cuando el camino es un final sin retorno,  cada uno de nosotros tiene el derecho y el deber  de transformar el silencio en acciones. Y el derecho es porque la Justicia, la Libertad, la Igualdad ya se ganaron incluso con la sangre de nuestros antepasados, el deber es solamente porque debemos como habitantes, como sociedad y como país, no permitir que nada mas quede impune. Levantarnos y seguir transitando el camino que nos lleve a terminar con la corrupción, la impunidad y la mentira. Tenemos que tener memoria ante este hecho que suma otra victima a las 85 de la AMIA. Una mas que no debe olvidarse, que tenemos la obligación de refrescar día a  día, en un plano político turbio, oscuro, lleno de dudas, plagado de amenazas encubiertas y de acusaciones cruzadas. Lo único real de este panorama es  la muerte del fiscal Nisman. Debemos exigir que se preserven las pruebas y que se muestren públicamente. Debemos exigir que la Justicia sea totalmente imparcial. Debemos exigir que todo quede perfectamente aclarado. Y la palabra exigir es nuestro derecho inalienable, el derecho  que nos da la Libertad de elegir a nuestros representantes y de pedir cuentas cuantas veces sea necesario. Es no sentir miedo, sino el convencimiento real que tenemos un papel importante en esto de escribir nuestra historia. Debemos hacer oir nuestra voz, nuestro reclamo y nuestro pedido para que cuando miremos para atrás, podamos sentir el orgullo de decir que obramos según nos dictaba nuestra conciencia y poder mirar al cielo y decir: SE HIZO JUSTICIA!

GRACIELA BISOTTO

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