Oscar Ledesma, héroe de Malvinas, contó su historia en «Animales Sueltos»

En conmemoración al 30º Aniversario de la Gesta de Malvinas y tras haberse cumplido un   aniversario del desembarco de tropas Argentinas en Malvinas, el   «ANIMALES SUELTOS», conducido por Alejandro Fantino por el canal América, tuvo como invitados, el lunes a partir de las 23:00 horas, a varios HÉROES DE MALVINAS. El programa contó con la presencia del ex combatiente y carlotense, Oscar Ledesma..

Ledesma se mostró seguro y emocionado cuando contó su historia. Desempeñó, el lunes por la noche, un papel muy importante en el programa de América, ya que, refirió numerosos detalles, relató interesantes anécdotas y, por momentos, sólo se oía su voz… Un protagonista indiscutido en esta historia…

Oscar Ledesma tenía 19 años cuando peleó y abatió al coronel Herbet Jones durante el sangriento combate en Pradera del Ganso.

En su tono de voz se notan las cicatrices de una herida que aún no cierra. Oscar Ledesma, fue uno de los héroes argentinos que luchó en Malvinas, aunque él no se reconoce así. Con sólo 18 años y una escasa preparación militar participó en la batalla de Pradera del Ganso, en el Puerto de Darwin.

En ese combate abatió al militar inglés de mayor rango en las islas, el teniente coronel Herbert Jones, jefe de los paracaidistas y toda una leyenda dentro de las tropas británicas. Ledesma hoy tiene 48 años y vive en La Carlota, al sur de la provincia de Córdoba.

Al conmemorarse el 30 aniversario del inicio de la guerra contó su historia y admitió: “Los únicos que reconocieron nuestro valor fueron los soldados ingleses”. “En Malvinas nuestra misión era defender el istmo de Darwin, un punto estratégico de la isla Soledad. El que tomara esa posición podría avanzar hacia cualquier lugar. Los ingleses sabían esto y por eso lanzaron un ataque devastador que se libró en la Pradera del Ganso o Goose Green según el bando y esa fue la primera lucha terrestre en Malvinas” narra.

“El combate fue muy duro, ellos nos superaban en todos los aspectos y lanzaron una ofensiva sorpresa. El primer ataque duró entre 4 y 6 horas, pero para mí fue eterno, siento que aún estoy ahí y veo a mis compañeros muriendo alrededor mío” grafica. Contado por Ledesma el relato suena estremecedor. Yo estaba a cargo de la única ametralladora Mag que estaba en funcionamiento ya que las otras no servían. En pleno combate se me trabó el arma y con el fuego enemigo zumbándonos los oídos tuvimos que repararlo, fue terrible. Pensé que era el fin, pero pudimos arreglarla a pesar de la balacera y volvimos a defendernos” agrega.

“El coronel Jones fue uno de los que comandó el ataque, aún no entiendo porque estaba al frente de ese avance, supongo que nos creyó muertos. Cuando lo vi venir le disparé una ráfaga de disparos que alcanzaron a herirlo. Aún así intentó tomar una granada pero con una segunda ráfaga de disparos acabé con su vida”, cuenta emocionado.

El teniente coronel Herbert Jones, tenía entonces 29 años, había nacido en una familia de la aristocracia británica y a fuerza de coraje fue escalando posiciones en el ejército británico hasta alcanzar el grado de Teniente coronel. Llegó a Malvinas como un héroe y estuvo a cargo del Segundo batallón de Paracaidistas. Una vez terminada la guerra le otorgaron la Cruz Victoria, la máxima condecoración al valor otorgada por el ejército británico.

“Tengo la deuda de decirle a la viuda de Jones, que su marido murió como un héroe, combatiendo hasta el último suspiro. Tuvo una audacia sobrenatural. Nunca fue para mí un trofeo y siento que nunca lo odié a él ni a ningún soldado inglés. Era una guerra que no era nuestra” reconoce. Cuando se le consulta si él se considera un héroe, Ledesma lo niega terminantemente. “Héroe es el padre de familia que se levanta a las 5 de la mañana y sale a trabajar para buscar el pan para su casa y vuelve a las 9 de la noche. Yo sólo hice lo que tenía que hacer para salvar mi vida, fue sólo supervivencia”.

Los tiempos posteriores a la guerra no fueron fáciles. “La sociedad nos ignoró por un tiempo. El mayor reconocimiento nos lo dieron los soldados ingleses. Ellos admiraron y alabaron nuestro valor. Una vez finalizada la guerra se sorprendían con la poca gente con que le hacíamos frente y la forma en que deteníamos sus ataques. Creo que suplimos las falencias en preparación y armamento, con coraje y valentía”, finalizó.

 

La   del soldado carlotense, Oscar Ledesma que mató al jefe de paracaidistas inglés 

Ocurrió en Pradera del Ganso, cuando tropas inglesas recuperaron Puerto Darwin. Allí el teniente coronel Jones cayó ametrallado por un conscripto. En el combate murieron 47  y 17 ingleses.

Las guerras pueden durar meses o años, pero es un segundo el que decide el destino de los soldados. El combate de Pradera del Ganso o Goose Green, a las puertas del Puerto Darwin, es recordado como uno de los cruciales y más violentos. También porque allí cayó el militar inglés de mayor rango, el teniente coronel Herbert Jones, jefe de los paracaidistas británicos y toda una leyenda de la guerra.
Esa batalla, entre la noche del 28 de mayo y la madrugada siguiente, comprobó la supremacía británica, pero también la testarudez de los soldados argentinos. Quizá fue el exceso de confianza lo que acabó con el oficial Jones, uno de los 15 combatientes ingleses enterrados en Malvinas.

Los argentinos llevaban semanas aguardando la llegada de las tropas inglesas a la colina de Darwin, en Goose Green, uno de los puntos estratégicos de la Isla Soledad. Y los ingleses llevaban días planeando el ataque, aunque tuvieron que apurarlo 24 horas porque la BBC se enteró y lo difundió por la televisión. Así lo reveló el año pasado el investigador Lawrence Freedman, en la versión oficial inglesa del conflicto.

La primera línea de la defensa argentina era ocupada por el Regimiento de Infantería 12, en su mayoría soldados correntinos sin preparación y con pocas armas —»pero valientes», destaca Freedman—, que aguardaban dentro de pozos trinchera. Previendo un ataque, la noche anterior se había enviado a un grupo de apoyo de Córdoba, al mando del teniente Roberto Estévez, quien no viviría para contarlo. Sí lo haría Oscar Ledesma, un conscripto de 19 años que había sido elegido para manejar una de las tres ametralladoras del pelotón.

El ataque inglés fue brutal. Un escuadrón de 300 hombres tomó la playa por la noche y rápidamente avanzó tierra adentro, mientras una tremenda artillería sacudía desde un buque inglés la resistencia argentina, en ese momento de no más de 200 soldados. Las bombas arremetieron con sus esquirlas e incendiaron pastizales. Los argentinos resistieron por horas, pero dos de la tres ametralladoras argentinas quedaron fuera de uso en pocas horas y sobre las seis de la mañana los pozos empezaron a llenarse de cadáveres.
Fue entonces cuando los atacantes sintieron que era el momento de saltar la línea. Tomaron los primeros pozos y tomaron los primeros prisioneros. Pero el oficial Jones estaba «ansioso», «exultante» y «apurado», según las definiciones de Freedman. E hizo algo que probablemente no debía, lo que los ingleses llamaron un rapto de «devastador coraje». Se puso al frente de un pelotón de 15 hombres y encaró decidido contra una trinchera argentina. No vio que a unos 20 metros de distancia, detrás de una lomita que lo hacía invisible, un soldado cordobés sostenía la última ametralladora. Y Ledesma disparó. Vio venir al inglés y disparó una ráfaga, sin saber que era el jefe de los atacantes. El hombre dio una vuelta en al aire y quedó boca arriba. Todavía vivo, Jones acercó una mano a su cintura buscando una granada. Pero otra ráfaga lo sacudió. Eran las 6.30 de la mañana.

Los disparos de Ledesma fueron de los últimos que se escucharon en Goose Green. Minutos después las tropas argentinas se rendían y se convertían en los primeros prisioneros de la guerra. En la batalla habían muerto 47 soldados argentinos y 17 ingleses. A los prisioneros le siguieron días de encierro en un galpón de Darwin y semanas en un barco inglés y, consumada la rendición, el abandono en Montevideo. La batalla había sido la antesala del final. Fue, según los ingleses, «el muro moral» de Malvinas y su camino hacia Puerto Argentino.

Historiadores británicos sugirieron por años que Jones había sido matado a traición luego de la rendición argentina. Pero la versión oficial de Freedman lo desmiente. Como también el relato que hicieron los sobrevivientes a Oscar Téves, autor del libro «La pradera del Ganso», donde se reconstruye la batalla. Veinticinco años después, un monolito recuerda el lugar exacto donde cayó el oficial inglés y la línea de tiro del soldadito cordobés. Muy lejos de los Galtieri y los Thatcher, eran hombres solos.

 

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