Qué es la dismorfia corporal

Se trata de una alteración seria en el modo de percibir la propia imagen. Se asocia con fobias, ideas perfeccionistas y desórdenes de la alimentación. Quienes lo sufren suelen demandar innumerables cirugías estéticas.

 El trastorno dismórfico corporal o dismorfofobia consiste en una preocupación anormal por algún defecto físico, real o imaginado. Si dicho defecto existe, la preocupación y ansiedad experimentada por estas personas es excesiva, ya que lo perciben de un modo exagerado.

Este cuadro psicopatológico fue descripto por primera vez en 1891 por el italiano Enrico Morselli (1852-1929), quien acuñó el término en 1886. Freud también escribió sobre un paciente con este desorden, preocupado por su nariz. El cantante Michael Jackson -para citar a alguien famoso- se sometió a unas cuarenta operaciones para cambiar, entre otras partes del cuerpo, el color de su piel.

Las personas con dismorfofobia poseen una imagen distorsionada del propio cuerpo, son extremadamente críticas de su aspecto físico, a pesar de no tener un defecto o deformación que lo justifique. Frecuentemente evitan el contacto social e incluso mirarse en el espejo por miedo a ser rechazados por su supuesta fealdad. O bien hacen lo contrario: mirarse excesivamente en el espejo y criticar sus defectos.

Las principales obsesiones se refieren a la piel, cara, genitales, arrugas, dientes, pechos, nalgas, cicatrices, asimetría facial, vello facial, labios, nariz. Los hombres se preocupan generalmente de los genitales, mientras que las mujeres suelen centrarse más en su cara, pelo y pechos.

Este trastorno genera un deterioro significativo en la vida cotidiana, en el trabajo, estudio y relaciones, entre otras áreas de la vida. A veces se evita ir a reuniones, a trabajar, o se sale de casa sólo de noche para no ser vistos. El extremo es no salir en absoluto, llegando al aislamiento social, e intentos de suicidio. Es común que estas personas pierdan el empleo o tengan desventajas en el trabajo.

Los síntomas más frecuentes

 

* Obsesión por la apariencia física. Se suelen pasar horas observándose detenidamente frente al espejo.

* Disconformidad con alguna parte del cuerpo como nariz, orejas, cuello, pechos, hombros, espalda.

* Comparación con otras personas.

* Precupación excesiva por arreglarse y cubrirse aquella parte del cuerpo que le disgusta.

Algunos rasgos de personalidad asociados son inseguridad, sensibilidad extrema, rasgos obsesivos, ansiosos, narcisistas o hipocondríacos. Puede acompañarse con depresión, fobia social o trastorno obsesivo compulsivo (TOC).

El tratamiento implica ayudar a los pacientes a desarrollar una comprensión psicológica de los factores que mantienen su trastorno. La terapia cognitivo-conductual permite trabajar la autoestima y resolver conflictos pendientes. Los pacientes encuentran mucha ayuda al concurrir a grupos de apoyo específicos. Un profesional idóneo puede utilizar farmacoterapia cuando ello resulte necesario.

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