Chi kung, un pasaporte a la vitalidad

Esta disciplina de origen chino unifica el trabajo con la mente, la respiración y el movimiento para estimular la energía.

¿Qué es?

Literalmente significa «ejercicio de respiración». Es una disciplina tradicional china que trabaja con la mente, la respiración y el movimiento a fin de equilibrar y aumentar la vitalidad. Otorga un estímulo a la energía que parece contribuir a reforzar las defensas de la persona frente a las enfermedades.

¿Quién lo creó?

Si bien las raíces del chi kung poseen larga data en China, el nombre fue acuñado recién en 1955. En ese año, Liu Guizhen, un funcionario del gobierno, escribió un libro en el que detallaba esta técnica, la cual había aprendido de un campesino para curarse de una grave enfermedad.

¿Para qué sirve?

El chi kung puede resultar efectivo como acompañamiento en las enfermedades crónicas. También es indicado en casos de úlceras, estreñimiento, presión sanguínea elevada, trastornos nerviosos. Contribuye a recobrar la vitalidad y así­ desarrollar resistencia a las enfermedades, a alcanzar tranquilidad fácilmente, a conservar la energía.

¿Cómo se practica?

Los ejercicios de chi kung se aprenden con la ayuda de un instructor o de un texto calificado, y pueden practicarse en casa además de hacerlos durante las clases. En general, se realizan al comienzo de una clase de tai chi chuan como una forma de energizarse para esa práctica, pero también es positiva su práctica en otros momentos. Respirar en forma completa y armónica es uno de los principios del chi kung, para lo cual es muy importante no forzar la respiración sino relajar la mente y el cuerpo e ir logrando poco a poco la forma correcta de respirar.

Un ejercicio de fortalecimiento

 

* Sentarse en una silla con los ojos cerrados, la columna erguida, los pies apoyados en el piso, las piernas formando un ángulo recto, las rodillas separadas y las palmas sobre ellas. La punta de la lengua debe apoyarse en el paladar.

* Respirar normalmente por la nariz, pensando en la palabra «calma» al inspirar y en la palabra «relajación» al exhalar. Relajar una parte del cuerpo en cada respiración, desde la cabeza hacia abajo, incluidos los vasos sanguíneos y los órganos internos.

* Sin forzar, hinchar el abdomen al inhalar y vaciarlo al exhalar, sin pausa, y profundizar gradualmente esta respiración.

* Centrar la atención en el abdomen, en un punto situado unos cinco centímetros debajo del ombligo. Dejar que todos los pensamientos pasen y se retiren, sin detenerse en ninguno de ellos.

* Abrir lentamente los ojos, frotarse la cara con las palmas de las manos, levantarse y estirarse.

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