Entrenamiento y Deporte en la Altura.

Leyes físicas de los gases

Ley de Henry: El volumen de un gas disuelto en una solución líquida varía con la presión del gas en el cual éste está en equilibrio. Si el gas y el líquido están en contacto, el grado de disolución dentro de la solución líquida es proporcional a la presión del gas (*).

(*) Esta ley es importante en buzos y clavadistas por un lado, y en aviadores por el otro. Cuando la presión barométrica cambia rápido, los gases pueden ser absorbidos (a > presión), o liberados (a < presión) rápidamente.

Ley de Boyle: A temperatura constante el volumen de gas es inversamente proporcional a la presión. O sea, que a mayor altura, menor presión barométrica y por ende mayor volumen. Lo inverso es que en sumersión, hay mayor presión barométrica, y en consecuencia menor volumen de un gas.

Ley de Charles: A presión constante, el volumen de un gas es directamente proporcional a la temperatura del mismo.

Ley de las presiones parciales: En una mezcla de gases la presión ejercida por cada gas es independiente, y la presión total de la mezcla de gases es igual a la sumatoria de las presiones parciales de los gases que componen la muestra.

Condiciones Fisiológicas en la Altura

La altura presenta un ambiente hipobárico, y a partir de los 1.500 m. tiene un impacto fisiológico notable en el organismo.

Aunque los porcentajes de gases en el aire inspirado son iguales al nivel del mar, las presiones  parciales de cada gas varían sustancialmente con la caída de la presión barométrica ambiente.

La temperatura del aire cae en forma lineal con el aumento de la altura. El aire frío contiene menos agua, por lo que el aire en la altura es más seco. Ello favorece disturbios en la salud más frecuentes relacionados con el aire frío y predispone a la deshidratación ya que la hiperventilación genera más pérdida de agua en forma de vapor (pérdida insensible).

Efectos Fisiológicos del Ejercicio en la Altura

La condición hipobárica genera una  dramática caída del consumo de O2.  Por ello, disminuye la capacidad oxidativa, a razón del 1.3 %  cada 100 m. por sobre los 1.000 m.

Ello genera hiperventilación, que conduce a una excreción excesiva de CO2 y una alcalosis respiratoria. El riñón, en compensación, excreta más bicarbonato reduciendo la  capacidad “buffer” ante el  ácido láctico elevado.

El transporte de O2 en la sangre está reducido por la reducción del    % de saturación de la Hemoglobina.

El intercambio gaseoso a nivel celular está reducido,  por el menor tenor de O2, lo que se compensa en el tiempo por el incremento de   los glóbulos rojos y de la Hemoglobina      (efecto >> a los 25-30 días).

El  volumen minuto y la frecuencia cardí­aca aumentan a trabajos sub-máximos,  pero son menores a trabajos máximos.

La remoción y el transporte de lactato están muy reducidos.

Síntomas del Mal del Altura

Cefaleas intensas que no ceden con diversos tratamientos.

Insomnio.

Taquicardia.

Irritabilidad.

Debilidad general.

Vómitos.

Hiperventilación.

Deshidratación por pérdida insensible.

Efectos de Aclimatización a la Altura

Decrece el volumen plasmático, aumenta el número de glóbulos rojos y el nivel de Hemoglobina porque la hipoxia estimula la producción de eritropoyetina renal.

Disminuye la excreción renal de bicarbonato.

Disminuye la frecuencia cardí­aca y el volumen minuto elevados en los  primeros días.

Disminuye la hiperventilación lo que reduce la alcalosis respiratoria, causal fundamental del mal de altura.

Se incrementa la vascularización y perfusión pulmonar, aumentando  la difusión gaseosa.

Aumenta el número de mitocondrias y la capacidad oxidativa del músculo.

Aumenta la vascularización capilar muscular y el nivel de mioglobina intracelular.

Controles y medidas terapéuticas previas a un período de adaptación a la altura

Control fisiológico global, con medición del VO2 máximo y niveles de Lactato en trabajos de resistencia aeróbica.

Dieta rica en Hidratos de Carbono (llegar a la altura con la mejor reserva glucogénica posible).

Realizar control bioquímico con Hemograma Completo, Ferritina, Transferrina, y controles de Calcemia y Fosfatemia.

Ingerir 500 mg/dí­a de Acetazolamida en dos tomas diarias (compr. de 250 mg), dos o tres días previos a la llegada a la altura.

Llegar con un excelente estado de hidratación previo.

De ser posible, realizar algún tipo de período de adaptación pasiva o activa en cámara hipobárica. Los entrenamientos “hipóxicos” no han mostrado ningún beneficio a la adaptación.

Cuidados y medidas terapéuticas en los primeros días de un período de adaptación a la altura

Continuar con la ingesta de Acetazolamida por 2-3 días más.

Dieta rica en Hidratos de Carbono, ya que con la hipoxia se magnifica la utilización de glucógeno y glucosa a igual     esfuerzo relativo, con respecto al nivel del mar.

Comidas livianas fácilmente digeribles, sobre todo en los primeros días, para evitar trastornos digestivos muy    frecuentes en el período de adaptación (vómitos y diarreas).

Hidratar exagerado: no olvidar que la hiperventilación   produce mucha más pérdida de aire por vapor, y que la Acetazolamida  es un diurético.

Por igual razón, ingerir alimentos ricos en Potasio y buen     nivel de Sodio en la dieta.

Ante cefaleas intensas, usar O2 y analgésicos vasoconstrictores.

Pautas a tener en cuenta en un plan de entrenamiento en un período de adaptación a la altura

Los primeros días comenzar con caminatas y ejercicios de elongación. El trote debe ser realmente a bajísima intensidad y media duración (no olvidar que tenemos un individuo que, probablemente, esté mal dormido, con debilidad muscular, con menor nivel de alerta, con algo de cefaleas, en ligera acidosis metabólica compensatoria de la alcalosis metabólica de la altura, con trastornos electrolí­ticos leves por el uso del diurético, y con una caída real del 25-30% del VO2 Max.).

Después de 3-4 días, comenzar con trabajos aeróbicos (hasta superaeróbico) calculando una intensidad al 25-30 % menor de   la ejecutada en el llano para el mismo nivel de fatiga metabólica.

Recién a los 10 días se puede comenzar con trabajos aeróbicos-anaeróbicos intermitentes, que generen fatiga lactácida. No olvidar que el mecanismo de remoción está muy disminuido.

Los trabajos de velocidad aláctica pura, como los de velocidad ligeramente prolongada, pueden ser hechos luego de 3-4 días, pero alargando los períodos de micro y macro-pausas.

Los trabajos de fuerza y potencia, tanto en gimnasio como en el campo, no son aconsejables hasta los 10 días; también deben tener pausas mucho más prolongadas.

En los casos de deportes de conjunto, recordar que todo el primer período de adaptación se puede hacer con la pelota u objeto competitivo. Tener presente que la condición de una atmósfera hipobárica altera los desplazamientos de objetos o pelotas que son manipulados en el aire.

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